
Con la aprobación del proyecto de ley que reducirá la jornada de trabajo en cinco horas, se proyectan cambios que tendrán implicaciones directas en la calidad de vida de los chilenos.
Por Érico Soto M.
El martes 11 de abril, y después de una histórica votación que terminó aprobando la iniciativa, el Congreso despachó el proyecto de ley que reduce la jornada ordinaria de trabajo de 45 a 40 horas semanales, medida que tendrá implicaciones tanto en empleadores como en trabajadores.
Eso sí, la nueva ley entrará en vigencia con gradualidad, en un plazo de cinco años. En los detalle, reduce la jornada ordinaria de trabajo de 45 a 40 horas semanales, gradualmente: de 45 a 44 horas al primer año de publicada de la ley, a 42 horas al tercer año, y a 40 al quinto año.
Se trata de una norma que llevaba casi seis años siendo tramitada en el Congreso. La idea de los impulsores es que se convierta en norma el 1 de mayo, en conmemoración del Día del Trabajador, para que comience a operar en la misma fecha del 2024, terminando su implementación total en el 2029.
Flexibilidad y productividad
Andrés Acuña, economista de la Universidad del Bío-Bío, señala que la implementación del proyecto de ley generará impacto en el mercado laboral y en los indicadores asociados, aunque la jornada laboral de 40 horas no implique necesariamente reducción de la jornada de funcionamiento. Las empresas podrían mantener su horario de trabajo pagando las respectivas horas extraordinarias, o bien, compensando a los trabajadores con días adicionales de descanso.
“Ambos casos implican un mayor costo laboral para el empresariado, aún cuando la opción de compensación depende del poder negociador del trabajador y de la valoración subjetiva que este último le asigne al tiempo destinado al ocio”, afirma el académico.
Asimismo, considera que podría experimentar un incremento en el corto plazo, especialmente si se congela el crecimiento de nuevos puestos de trabajo para luego retornar a sus niveles previos: “Dada la gradualidad en la implementación de la medida y los costos laborales adicionales que impondría la aprobación de la reforma previsional impulsada por el Gobierno en su forma actual, es probable que la opción de no contratar trabajadores adicionales para mantener la jornada de funcionamiento sea la que prime en el corto plazo, especialmente entre las pymes. Por consiguiente, la reducción de la jornada laboral no mejoraría los indicadores de empleo en sectores productivos con una alta presencia de empresas de menor tamaño”.
José Antonio Santander, abogado y académico de la Facultad de Derecho de la UCSC, advierte sobre las implicancias para el derecho laboral chileno: “Por un lado, la rebaja de jornada tiene por objetivo aumentar el período de recreo personal o destinarlo a otras actividades necesarias para el crecimiento de toda persona. Pero, por otro lado, implica una mejora en los tiempos de producción, ya que se restan cinco horas semanales para realizar el mismo trabajo que antes efectuaba en una jornada superior a la acordada. Por esta razón, se consigna una aplicación gradual del proyecto contados desde la publicación de la ley”.
Sobre la gradualidad en su aplicación, el profesor de Derecho la considera como una ventaja que permite al sector productivo ir adaptando su proceso a la nueva jornada, obligando todos los años a modificar horarios: “Por último, esta modificación es automática, sin necesidad de modificación de los contratos individuales o colectivos”.
A partir de la nueva regulación de la exención de jornada ordinaria del Art. 22, Santander explica que el proyecto de ley disminuye el listado de trabajadores a los cuales el actual artículo 22 del Código del Trabajo permitía estar exento de la jornada ordinaria de trabajo, estableciendo una regla general que sería “apoderados con facultades de administración y todos aquellos que trabajen sin fiscalización superior inmediata en razón de la naturaleza de las labores desempeñadas”.
“Por otro lado, y para evitar abuso o errores de calificación de las facultades antes indicadas, el proyecto ley, le otorga facultades a la Dirección del Trabajo pueda resolver si el caso concreto se encuadra en lo indicado por la ley”, sostiene el académico de la UCSC.

Descanso y vida familiar
Ivonne Maldonado, directora de Psicología en la Universidad de Las Américas sede Concepción, coincide en que la cantidad de horas de trabajo no asegura la calidad del mismo, y plantea la interrogante si acaso es posible producir menos, entendiendo la lógica matemática de que a menor horario menor producción.
“Es muy complejo que construyamos una sociedad feliz si no hay tiempo para disfrutar en familia, conocer a tu vecino, generar instancias de organización comunitaria. Pues es ahí donde podemos tener ganancias, que contribuirán en la disminución de patologías asociadas a salud mental, así como también a la disminución de accidentes laborales. Desde esta mirada, creo necesario ampliar el foco de percepción, centrándose en que a largo plazo traerá mayores recompensas que gastos”, indicó.
“Es muy complejo que construyamos una sociedad feliz si no hay tiempo para disfrutar en familia, conocer a tu vecino, generar instancias de organización comunitaria”.
Ivonne Maldonado, directora de Psicología en la Universidad de Las Americas sede Concepción.
Empresas locales se anticiparon
Pamela Moraga, gerenta de recursos humanos de Pares y Álvarez, da cuenta de la experiencia exitosa que esta empresa inició a raíz de la pandemia, y que continuó incluso antes de la implementación de la ley de reducción de la jornada de trabajo.
“Una de las cosas que definimos en su momento fue la reducción de la jornada laboral a 40 horas. La implementamos en pandemia, la retomamos ahora que volvimos a la hibridez, pues estamos algunos días desde la casa, otros en la oficina, pero lo importante es que adecuamos nuestros procesos a poder trabajar 40 horas”, señala, agregando que “no sirve de nada si no se trabaja o enfoca en cómo mejoramos la productividad, y cómo hacemos que la gente pueda trabajar con gusto o tranquila, en un buen clima laboral en una empresa, y pueda dar lo mejor de sí, sin importar las horas que sean, en un trabajo enfocado y productivo”.
El Instituto Regional de Administración de Empresas (Irade), a su vez, se involucró activamente en la discusión del proyecto 40 horas, apuntando a la mejor calidad de vida de los trabajadores, con un proyecto que tuviera impacto también en las empresas.
“No sirve de nada si no se trabaja o enfoca en cómo mejoramos la productividad, y cómo hacemos que la gente pueda trabajar con gusto o tranquila, en un buen clima laboral en una empresa”.
Pamela Moraga, gerenta de recursos humanos Pares y Álvarez.
“Creemos que se mejoró mucho el proyecto respecto de cómo estaba planteado originalmente, y en ese sentido se valora que haya sido una política pública participativa, porque se escucharon distintas miradas, y pasamos de tener una mirada única del trabajo a tener una mirada diversa, considerando las realidades productivas de las regiones y de los distintos sectores productivos de nuestra región: siderúrgico, metalmecánico, pesquero, forestal, donde tenemos turnos 24/7”, señala Carolina Parada, gerenta de Irade.
Sobre su implementación y la gradualidad con que comenzará a operar, sostiene que el problema radica en la jornada excepcional, que es una realidad que se vive en distintos rubros y donde la industria o puede parar: “Cada empresa, de común acuerdo con sus sindicatos, podría establecer las formas en que se promediaba, para cumplir con las 40 horas, anualmente. Pero no quedó así, sino quede forma mensual. Y eso va a tener implicancia en el aumento de los costos de la administración de las empresas, lo que de alguna manera también repercute en el desarrollo económico de la región”.