Diálogo

Tolerancia y moderación

Es lamentable la polarización que se está produciendo en nuestro país al terminar un gobierno y comenzar uno nuevo. El lenguaje soez, las descalificaciones mutuas, la incapacidad de dialogar de manera serena le están haciendo un daño a la sociedad chilena de grandes dimensiones. Conceptos como tolerancia, respeto mutuo, buena fe y confianza están ausentes. […]

Es lamentable la polarización que se está produciendo en nuestro país al terminar un gobierno y comenzar uno nuevo. El lenguaje soez, las descalificaciones mutuas, la incapacidad de dialogar de manera serena le están haciendo un daño a la sociedad chilena de grandes dimensiones. Conceptos como tolerancia, respeto mutuo, buena fe y confianza están ausentes. Las redes sociales -este fenómeno- lo multiplican sin límites y generan una sensación de pánico en la sociedad que en nada ayuda a lo que realmente importa: solucionar los problemas que viven los ciudadanos día a día.

Pareciera ser que no nos reconocemos como seres humanos y menos la dignidad que llevamos inscrita en nuestra naturaleza. Podemos tener ideas distintas del modo como organizarnos como sociedad, sin duda alguna, pero será la razón la que ha de llevarnos al mejor de los modelos propuestos.

Sin embargo, estamos lejos de eso.

Hoy se trata de imponer (de lado a lado) visiones que algunos creen que son incuestionables. Detrás de estas posturas hay intransigencias que solo harán las relaciones entre las personas más tensas y difíciles. Me temo que se están armando los cimientos de una guerra fratricida, lo que sería un fracaso de la democracia que tanto costó recuperar.

Hago un llamado a la auténtica tolerancia, a la humildad de reconocer que todos podemos hacer un aporte para lograr un país más justo y pacífico. Ello exige mucha magnanimidad y serenidad de espíritu, un profundo amor a la condición humana y gran capacidad para reconocer cuando nos hemos equivocado. No están los tiempos para discursos inflamados de ira y de posiciones extremas.

Este es el tiempo de la moderación y de pensar siempre en el bien común que implica necesariamente una especial preocupación por aquellos que no han visto aún despegar sus vidas porque la pobreza y la marginación los tienen atrapados.

Hoy más que nunca debemos apelar a la razón y a desterrar toda forma de violencia que solo genera más violencia. Creo que debemos hacer un gran esfuerzo comunitario para que triunfe todo lo que es bueno, verdadero y bello y desterrar de nuestro corazón todo aquello que lo impida. De no ser así, la paz está en peligro y las posiciones fanáticas listas para dar un paso al frente. Ello hemos de evitarlo. Mañana puede ser tarde.