Diálogo

Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia

Aunque mejor conocida como la Catedral de Barcelona, es la iglesia más importante de la ciudad, puesto que es la sede oficial del Arzobispo. Su nombre rinde homenaje a la copatrona de Barcelona, Eulalia, joven torturada y asesinada a los 13 años por no querer renunciar a su cristianismo. 


Por Antonia Durán


Su construcción fue iniciada bajo las órdenes del rey Jaime II el Justo en el año 1298, quien decidió edificarla en el mismo lugar donde antes existió un templo romano y anteriormente una catedral paleocristiana. Su claustro se finalizó en 1448, pero no fue hasta finales del siglo XIX que se sufragan los gastos para terminar su fachada, finiquitada por un frontal neogótico con dos pináculos laterales y el cimborro de 70 metros de altura, a cargo de los arquitectos Josep Oriol Mestres y Augusto Font Carreras respectivamente. 

Su creación está dedicada a la Cruz del Salvador, es por ello que en la cúspide de su cimborro se encuentra una escultura de Santa Elena, madre del emperador Constantino el Grande, quien encontró milagrosamente la Veracruz de Jesucristo en el Gólgota de Jerusalén en el siglo IV.  

Conocida por su sorprendente arquitectura gótica, cumple con una estructura característica del estilo Catalano: en forma de cruz con tres naves, un ábside y una girola. También cuenta con tal extensión que alberga alrededor de 40 capillas, 215 claves de bóveda y 200 gárgolas, entre las cuales se incluye un elefante, un toro y un unicornio. Además, tiene exactamente 21 campanas, de las cuales la más antigua, llamada L’Esquella de Prima, data del año 1321. 

Uno de los elementos más relevantes que acoge esta catedral en su interior es el Santo Cristo de Lepanto, la imagen más venerada de Barcelona. Este crucifijo mítico, restaurado en 2023, custodia la capilla desde 1651 y nace como reflejo de la devoción popular hacia el santo Cristo. Según dice la tradición, esta figura estuvo en la nave capitana de la decisiva Batalla de Lepanto de 1571 e impidió el avance del Imperio otomano hacia Europa. Además, dicen que su forma inclinada se debe a que, en aquella oportunidad el Santo Cristo esquivó una bala de cañón turca.