Misiones de invierno: Jóvenes que transforman sus vacaciones en solidaridad  

Impulsados por su deseo de servir, estudiantes de la UCSC y voluntarios de Trabajo País dedicaron sus vacaciones de invierno a misionar en distintas comunidades rurales de la Región del Biobío.


Por Priscila Torres R.

Durante las frías vacaciones de invierno, mientras la mayoría de los estudiantes optaban por refugiarse en la calidez de sus hogares, más de 100 jóvenes universitarios de la zona optaron por tomar un rumbo distinto. Impulsados por su vocación de servicio, se trasladaron hasta las comunas de Cabrero, Coelemu, Rafael, San José de Colico y Santa Juana para participar en las misiones y trabajos comunitarios de invierno organizadas por la Pastoral de la Universidad Católica de la Santísima Concepción y el voluntariado Trabajo País.

Acompañar a personas mayores, realizar talleres para los vecinos del sector y llevar a cabo distintos trabajos de construcción fueron algunas de las actividades en las que los jóvenes invirtieron su tiempo y dedicación. Estas acciones resultaron ser una experiencia transformadora tanto para los voluntarios como para las comunidades que los recibieron.

Además, cada jornada estuvo impregnada de espiritualidad, con momentos de oración, visitas puerta a puerta y bendiciones a los hogares, todo con el propósito de fortalecer lazos y apoyar la misión evangelizadora de la Iglesia.

Francisco Burgos, coordinador de la Pastoral UCSC, explicó que las misiones de invierno tienen un propósito fundamental: propiciar un encuentro con Jesucristo, tanto para los misioneros como para las comunidades a las que sirven.

La selección de las localidades donde se realizan estos servicios sigue criterios alineados con la misión de la Iglesia, enfocándose especialmente en áreas rurales que enfrentan dificultades para reunirse como comunidad. “En este sentido, respondemos a la Iglesia arquidiocesana, que a través de conversaciones con el director de la Pastoral nos solicita misionar en estas zonas”, explicó.

Un encuentro con la fe

Ignacio Alfaro, estudiante de Ingeniería Civil Industrial, Ignacio, fue uno de los jóvenes que participó como misionero en la localidad de Colicheo, Cabrero. Su decisión de unirse a estas misiones fue impulsada por su fe y el deseo de vivir de primera mano la identidad católica de la UCSC. Su experiencia previa en el voluntariado Santa Rosa, donde compartió con personas en situaciones de vulnerabilidad, le dejó una huella profunda que lo motivó a seguir en este camino de servicio.

“La experiencia fue muy enriquecedora, especialmente al acercarme más a Dios. Hubo muchos momentos de reflexión y espiritualidad que nos unieron como comunidad”, comenta Ignacio. Uno de los momentos que más lo impactó fue el “puerta a puerta”, donde los voluntarios visitaron a los habitantes, compartiendo y escuchando sus historias. “Me conmovió cómo la gente se abría a nosotros con calidez y sinceridad. Recuerdo especialmente a una señora que, tras perder a su marido hace cuatro años, lleva sus cenizas a todas partes, cumpliendo su última voluntad. El amor con el que hablaba de él era admirable”, relató Ignacio.

La experiencia no solo lo acercó más a Dios, sino que también cambió su perspectiva sobre la vida y la fe. “Ahora valoro más las pequeñas cosas. Me di cuenta de que el puerta a puerta, aunque pueda parecer algo simple, es muy valioso para la gente. El hecho de acompañar y apoyar en algo por muy pequeño que parezca es súper significativo y debemos valorarlo”, reflexionó.

Un camino hacia la fe

Kamila González, estudiante de Pedagogía en Educación Básica, también decidió unirse a las misiones de invierno, motivada por la presencia de su mejor amiga, quien es coordinadora de la Pastoral UCSC. Esta fue su primera experiencia como misionera, y para ella resultó ser mucho más significativa de lo que había imaginado.

Durante su estancia en Colicheo, pudo conocer las historias de vida de los habitantes y compartir con ellos. “Impacta mucho conocer las realidades que tienen otras personas”, afirmó.

La experiencia no solo cambió la vida de esta joven, sino también su fe. “Yo hace muy poco he descubierto la fe en mis amigos, en mí, en mi familia, y creo que esta experiencia de misiones me llevó a poder apreciar un poquito más las cosas. A saber que no estamos solos, que tenemos mucha gente bonita a nuestro alrededor y que a veces no nos damos cuenta por estar ensimismados”, reflexionó.

Kamila lleva en su corazón una historia que la marcó profundamente. “El primer día de la misión visitamos a la señora Carmen. Ella acababa de llegar a su casa después de recibir terapias en Concepción, tras haber sufrido una parálisis facial. Vivía sola y, con los ojos llenos de lágrimas, nos confesó cuánto extrañaba a su esposo, quien había fallecido hace algunos años. Sin embargo, decía que seguía adelante porque sentía que Dios aún la quería en este mundo”, relató. Esta experiencia de valentía y fortaleza dejó una huella imborrable en ella, quien piensa en volver a Colicheo algún día para visitarla nuevamente.

El poder de la fe en la comunidad

Haber participado anteriormente de misiones en Cabrero fue la principal motivación de Tamara Salazar, recién egresada de Pedagogía en Educación Diferencial, para unirse nuevamente y estar más cercana a la comunidad de El Progreso y Colicheo.

“La experiencia fue en general muy positiva, bastante alegre, y nos ayudó a unir a la comunidad”, comentó. Uno de los momentos que más la alegró fue cuando una vecina de la comunidad la reconoció y la invitó, junto a su grupo, a acompañarla durante una tarde. “La vecina fue muy amable con todos, y hasta el día de hoy tengo contacto con ella”, afirmó.

Durante las misiones, Tamara formó parte del equipo de proyectos junto a su compañera Sofía. Juntas planificaron las actividades y talleres para los niños y adultos de la comunidad, además de participar en visitas puerta a puerta y ayudar a los vecinos con diversas tareas. La relación entre los voluntarios y la comunidad local se fortaleció rápidamente.

Para Tamara, la experiencia de participar en las misiones ha tenido un impacto profundo en su vida. “La fe se vive de la manera que uno elige, y en mi caso, ha crecido mucho porque disfruto practicarla a través de la ayuda comunitaria que podemos ofrecer a los vecinos, así como en la conversación y el acompañamiento a los demás”.

Belén Chávez: Una capilla para la comunidad

Estudiante de Pedagogía en Educación Media en Inglés, fue parte del grupo de voluntarios de Trabajo País en el sector de Millahue, Rafael. Integró el equipo de proyectos y contribuyó a la construcción de una capilla para la comunidad local.

La experiencia para ella fue increíble, pues no solo aprendió cosas nuevas, sino que también se enfrentó a desafíos inesperados. “Iba con cero experiencia en construir nada, y usar herramientas nuevas fue un reto. Sin embargo, los chicos que sabían ocuparlas siempre tuvieron la buena disposición de enseñarnos. La gente fue muy amable”, comentó.

Para Belén, la relación entre los voluntarios y la comunidad local fue de conexión profunda. Aunque al principio no vieron a muchas personas porque era día de semana y muchos estaban en sus trabajos, con el paso de los días, más vecinos se fueron sumando para ayudar en la construcción de la capilla. “Yo siento que a medida que pasó la semana, los vecinos se comenzaron a motivar. Un día, tuvimos más de siete personas ayudándonos. Queremos volver a visitarlos y seguir en contacto con la comunidad”, afirmó Belén con entusiasmo.

La espiritualidad y el servicio

Víctor Jaramillo, estudiante de Licenciatura en Derecho, también participó de las misiones en Colicheo. Para él, la motivación principal fue reencontrarse con la comunidad a la que ya había servido anteriormente.

En la localidad, Víctor fue parte del staff de eventos, además, participó en actividades como el puerta a puerta, la virgen peregrina, y compartió momentos en comunidad con los vecinos del sector.

Uno de los momentos más importantes que Víctor percibió fue el retorno de las personas de Colicheo y El Progreso a las misas. “Cada misión para mí es un aprendizaje, y estas lograron reafirmar mi fe”, reflexionó.

Víctor tiene planes de seguir participando en actividades de voluntariado y en futuras misiones. “Para el verano pretendo asistir a Misión País, además de las misiones de la Universidad y al Encuentro Nacional de la Juventud”, comentó con determinación.