Dr. Gonzalo Ríos, traumatólogo y sobrino de Pepo: “Siempre hay que creerle al paciente”

Sobrino del creador de Condorito, René Ríos Boettiger, Pepo, ha conciliado su profesión, una vocación que heredó de su padre y de su abuelo, con múltiples pasatiempos. Dueño de varias colecciones, dedica sus momentos de ocio a la mueblería y sobre todo al buceo, que ha practicado en mares de Chile y el extranjero.


Por Cecilia Díaz R.

– Al evocar su infancia, ¿cuál es la primera imagen que viene a sus recuerdos?

– Andando en bote en la Laguna Grande, en San Pedro. Antes no había nadie por acá, entonces, uno jugaba solo, era andar en bote en la laguna, salir a pescar. Había solo laguna, bosques y cerros.

– ¿A qué edad y cómo conoció a Condorito?

– No sé a qué edad, pero chico, tendría unos seis años. De cada volumen que sacaba, mi tío nos mandaba una revista que venía dedicada a alguno de nosotros.

– ¿Qué heredó de la personalidad de Pepo?

– No sé, nada… aunque dicen que me parezco bastante a él. Venía a veranear donde mi papá, nos contaba unas historias muy simpáticas. La característica que yo destaco en él, más que la creación de Condorito, es que era un experto caricaturista.

– ¿Qué significa para usted tener entre sus ancestros a un Presidente de la República?

– Nunca me he vanagloriado de eso, para nada jajaja… Lo único que sé es que la familia Ríos proviene de Santa Juana, en mi familia contaban que cuando eligieron Presidente a Juan Antonio Ríos, todos pensaban que esa zona iba a prosperar, pero no pasó nada.

De un colegio a otro

– En su época de colegio, ¿fue un buen estudiante, desordenado, líder o un alumno del montón?

– Depende, en los primeros años estudié en la Alianza Francesa y ahí como estudiante era más o menos nomás, porque nunca fui muy bueno para los idiomas. Sí tenía buen estado físico, era maceteado, así que era líder en los deportes, ahí la llevaba. Pero como estudiante era del montón. Cuando nos fuimos al Colegio Concepción, me cambió el paradigma, porque dentro de los estudiantes, saqué muy buenas notas, pero en la parte física, era el último. Ahí estuve dos años y después, por las dificultades de traslado, me cambiaron al Liceo San Pedro, donde hice la enseñanza media.

– ¿En qué se nota la veta artística de su familia?

– Un hermano del tío Pepo fue arquitecto, muy aventajado para su época. Tengo una tía que es Premio Nacional de Arte, Anita Cortés, familiar de mi mamá. Mi hermana, Pilar Ríos, es una pintora espectacular y yo, cuando empecé a debutar, lo primero que hice fue un ajedrez, lo hice con dientes de cachalote, que yo mismo sacaba en el sector de Chome. Practico buceo… Después empecé con las maderas, con maderas desechables, hago no solo muebles, sino también figuras artísticas.

La clave del buen médico

– ¿Por qué estudió Medicina?

– Porque mi viejo y mi abuelo eran médicos, siempre quise ser médico. Siempre tuve la convicción de ser médico, además admiraba a mi padre.

– ¿Cuál es la característica esencial de un buen médico?

– Empatía, saber escuchar y siempre creerle al paciente, a veces algunos colegas no le creen al paciente que esté enfermo. No porque uno no pueda objetivar una enfermedad, el paciente no la va a sentir. Si se siente mal y dice que le duele algo, hay que creerle, aunque no tenga nada físico que uno pueda pesquisar.

– ¿Por qué optó por la Traumatología?

– Por varias cosas, una es que la mayoría de las veces el paciente es una persona sana que sufre un evento, por ejemplo, se quiebra un tobillo, una muñeca, uno lo opera y después está bien.

Colecciones y mucho más

– De todos sus pasatiempos, ¿cuál es su favorito?

-Tengo muchos pasatiempos… el más importante es el buceo, tanto el buceo contemplativo, en aguas tropicales, en los cenotes en México y aquí en la zona, hay lugares muy bonitos. Lo que más me gusta es la pesca submarina.

– ¿Tiene alguna colección?

– Tengo una colección de insectos, de fósiles. También tengo colecciones de puntas de flecha, pipas, cántaros. Tengo una colección de ánforas, que me he conseguido con amigos pescadores.

– Ha vivido siempre en San Pedro de la Paz. ¿Qué le gusta de esta comuna?

– A los dos años llegué a vivir acá, a mi papá lo tildaron de loco, porque se había venido para acá, porque no había nada de nada, era puro campo. La laguna en ese tiempo era más hermosa que ahora, porque tenía mucha vegetación autóctona por toda la orilla y eso se ha ido destruyendo con la civilización. Lo que más me gusta son las lagunas, son hermosas, aún hay en el fondo de la laguna unas quebradas con pura vegetación nativa.

– ¿Sus vacaciones perfectas son viajando por el mundo o descansando en su casa?

– Yo prefiero irme de vacaciones por Chile, conocer más de este país maravilloso. Y llegar a lugares no turísticos, por ejemplo, a la zona de Futaleufú, Cochamó, hay tantos lugares espectaculares en Chile, desconocidos, que no vale la pena salir a buscar lugares similares a otros países, teniéndolos aquí. Yo prefiero la naturaleza que ir a conocer ciudades.

Música y sueños

– ¿Qué tipo de música prefiere?

– Un montón de música, no solo un estilo, me gusta la música clásica, el blues, el jazz, el rock pesado, me gusta de todo un poco. Lo que tengo claro es que no me gusta el reggaetón, esa es una aberración de la música.

– ¿Algún placer culpable que quiera confesar?

– Me gustan los chocolates, los postres, soy dulcero, soy goloso.

– ¿Tiene algún sueño pendiente?

– No, creo que he logrado cumplir la mayoría de mis sueños, tampoco han sido sueños inalcanzables, la felicidad son pequeñas cosas, pequeños logros. Si corres toda la vida tratando de alcanzar algo, eso te hace infeliz. Lo que me ha dado la vida y lo que he logrado me han hecho muy feliz.

– ¿Con qué cree que nos encontraremos después de la muerte?

– Con nada, como dijo alguien, la comedia es finita y se cierran las cortinas nomás.