Diálogo

Acceso a la cultura: ¿Privilegio de unos pocos?

Es un hecho que el acceso a la cultura y las diferentes expresiones artísticas en la Región han experimentado importantes avances desde el inicio de la institucionalidad que partió junto con el retorno a la democracia, sin embargo, quienes trabajan a diario con distintas formas de expresión e investigan en torno a la materia, enfatizan […]


Es un hecho que el acceso a la cultura y las diferentes expresiones artísticas en la Región han experimentado importantes avances desde el inicio de la institucionalidad que partió junto con el retorno a la democracia, sin embargo, quienes trabajan a diario con distintas formas de expresión e investigan en torno a la materia, enfatizan en que aún existen brechas, donde las políticas públicas tienen mucho que decir.


Por Ángel Rogel Álvarez

Hace unos meses Concepción estuvo en boca de todo Chile. La primera semana de abril, las miradas se posaron en la capital regional con el retorno de Los Tres con su formación original. Cerca de 35 mil personas llegaron al Estadio Ester Roa para volver a ver a la emblemática banda penquista y millones siguieron la presentación a través de las pantallas de TVN. A fines del mismo mes, la agrupación repitió otros cuatro conciertos en el Movistar Arena de Santiago, convocando a casi 65 mil personas. Al mismo tiempo, otra banda nacida en el Biobío, hacía gala de su amplio repertorio, pero en el Estadio Nacional, el principal reducto del país. Los Bunkers, en dos extensas jornadas de cerca de tres horas, lograban congregar a 120 mil personas. Todo un récord, para la música nacional.

Así, el mito que habla de Concepción como la ciudad del rock, agregó nuevos condimentos. Y es que, más allá de la cualquier discusión, todas válidas, es un hecho que en la ciudad penquista en particular y en la Región del Biobío en general, existe una conexión especial con las expresiones artísticas y culturales. Y no es solo el rock, la trova o el jazz, si hablamos de música, también existe una rica historia en torno al teatro, la danza y la literatura. En Lebu, por ejemplo, nacieron los poemas de Gonzalo Rojas y Gabriela Mistral, maravillada por sus parajes, legó versos a la icónica comuna de Tomé. Y hablar de la historia del teatro penquista daría para un artículo aparte.

Es en este contexto que sigue siendo una gran interrogante si todos y todas tienen acceso a la cultura. ¿Sigue siendo elitista o se ha “democratizado” su acceso en la Región? ¿Cómo abordan los espacios culturales este tema? ¿Qué ocurre en las poblaciones o en las escuelas de menos recursos? ¿Tienen la posibilidad de conocer de pintura, música, teatro y arte en general? Son muchas las interrogantes en torno a una discusión, aparentemente superficial, pero que no lo es.

“La acción cultural debe ser capital. Todo el horizonte de valores que entrega la música, el cine, la literatura o la danza moderna y popular es fundamental para lo que estamos viviendo, y no solo tiene que ver con conocer, sino también con cultivar (…), con desarrollar tu mundo interior. No se trata solo de lo exterior, eso que peligrosamente nos ha hecho las redes sociales. Es importante hacer, eso que yo llamo,  ciudadanía cultural”, reflexionó el académico y periodista especializado en música, Rodrigo Pincheira.

El profesional, de larga trayectoria en los medios y que hoy está dedicado a la docencia y a la investigación, comentó que “los analistas más críticos” sostienen que todavía existe una brecha importante respecto al acceso a la cultura y ello se relaciona con aspectos económicos. No obstante, si uno compara lo que ocurría hace 30 años, cuando se dio inició a la institucionalidad cultural han existido avances y una “democratización” al acceso, “pero nunca es suficiente”.

Pincheira recalcó, además, que el elitismo existe. “No cualquiera puede entrar al Teatro Municipal de Santiago o no todos se pueden comprar un libro al mes. Las entradas a los conciertos tampoco son tan accesibles. Claro, la gente se la rebusca y existe el crédito (…) Yo creo que se ha democratizado, pero siempre en un contexto donde aún existe brechas de ricos y pobres. Hay tarea pendiente y, sobre todo la política pública, debe trabajar en acortar esa brecha que, con la digitalización, también ha aumentado”, dijo el periodista.

Iván Monsalve, director de la Revista Mocha, todo un bastión de resistencia cultural, sobre todo en las artes literarias, es más bien crítico. “La cultura sobrevive cada día en lugares más pequeños. Los espacios grandes y/o tradicionales marcan el paso, justifican sus lucas, trabajan con sus amigos, sin riesgo, sin abrir los ojos”, enfatizó.

Paolo Murillo es, tal vez, uno de los guitarristas más talentosos nacidos artísticamente en el Biobío durante los últimos 30 años. Un podio que comparte con Yayo Durán, Gonzalo Nova, Felipe Sandoval, Álvaro del Canto o Sebastián Larrea, solo por nombrar a algunos insignes instrumentistas de Biobío, que, hay que decirlo, son numerosos. Y, hoy divide su tiempo entre la docencia y la interpretación en vivo en bandas como Pettinellis, la misma que Álvaro Henríquez rescató en medio de los preparativos para la vuelta en grande de Los Tres.

Murillo tiene también su visión de este tema. “Creo que sí está más democratizado el acceso (a la cultura), aunque todavía queda por hacer. Falta apoyo o, quizás, información para bandas emergentes y sobre todo las que no son del círculo de la elite, en general. Pero, siento que el acceso está llegando a lugares donde antes no llegaba. En mi caso, trabajo hace bastante tiempo con la Casa de la Cultura de Chiguayante haciendo masterclass, conciertos y también sé que hay muchos proyectos culturales que están acercándose a las poblaciones y a la comunidad por parte de las municipalidades”, relató el músico.

“No cualquiera puede entrar al Teatro Municipal de Santiago o no todos se pueden comprar un libro al mes. Las entradas a los conciertos tampoco son tan accesibles. Claro, la gente se la rebusca y existe el crédito (…) Yo creo que se ha democratizado, pero siempre en un contexto donde aún existe brechas de ricos y pobres”

Rodrigo Pincheira, periodista

Descentralizar la cultura

Pero ¿cuál es la visión desde la autoridad política? La seremi de la Culturas y el Patrimonio, Paloma Zúñiga, explicó que nosotros “hablamos de ‘democracia cultural’, concepto que se basa en los principios de igualdad, diversidad, participación y diálogo intercultural. Es un enfoque que busca garantizar que la cultura sea un derecho accesible para todos y todas”.

La autoridad regional enfatizó en que el foco está en descentralizar, pues “cada territorio cuenta con un acervo cultural y patrimonial propio (…) El programa Red Cultura se despliega por toda la región para que cada una de las 33 comunas cuente con su Plan Municipal de Cultura, una hoja de ruta para relevar los valores artísticos, culturales y patrimoniales de cada territorio. Paralelamente, ahora estamos en plena instalación del Programa Puntos de Cultura, cuyo trabajo se centra en dar sostenibilidad a las organizaciones culturales comunitarias. Son agrupaciones que trabajan con o sin la ayuda del Estado. Reconocemos y valoramos esa autonomía, la autogestión, pero nosotros los apoyamos con recursos para que fortalezcan, profesionalicen y dignifiquen su quehacer comunitario. En este momento, en la región trabajamos con 10 organizaciones y la convocatoria está abierta para que sumen más, con trayectoria reconocible en el trabajo comunitaria”.

En este punto, Monsalve insistió en la necesidad de contar con políticas que generen ambientes “artísticos cotidianos y de calidad”. Enfatiza, además, respecto a lo que ocurre en la educación formal y en las poblaciones. “A la periferia llega la periferia del arte. Los colegios viven por la tómbola de los profesores que les llegan. Respecto a conocer el arte es aún más difícil, se le endosa la responsabilidad a otros jóvenes de origen tan precario como sus alumnos”, sostuvo.

“Creo que sí está más democratizado el acceso (a la cultura), aunque todavía queda por hacer. Falta apoyo o, quizás, información para bandas emergentes y sobre todo las que no son del círculo de la elite, en general. Pero, siento que el acceso está llegando a lugares donde antes no llegaba”

Paolo Murillo, artista

Trabajo silencioso

El periodista Rodrigo Pincheira contó que hay colectivos culturales en las poblaciones que hacen “un trabajo silencioso” que “no salen en las noticias o no nos enteramos” y, sobre el interés por la cultura en establecimientos educacionales, contó una experiencia personal: “hace poco fui al Liceo Enrique Molina a hablar de los orígenes del rock y noté mucho interés de los estudiantes de conocer más de nuestra historia. Claro, nunca es suficiente”.

En opinión del académico, la institucionalidad cultural debería contar con una política instalada donde artistas de renombre, y dispuestos a ello, puedan recorrer colegios del país, contando su experiencia y enseñando a las nuevas generaciones. Mencionó, entre otros, a Francisco Sazo, vocalista y fundador de Congreso, hablando de música y filosofía; o Mauricio Redoles, de poesía; u Horacio Salinas, uno de los fundadores de Inti-Illimani, de cómo es el trabajo compositivo.   

La seremi Zúñiga apuntó a otra idea. “Los municipios son esenciales para implementar las políticas públicas en los territorios. En nuestro caso, los encargados municipales de cultura son nuestros aliados estratégicos, y el Plan Municipal de Cultura (PMC) es el instrumento que garantiza la voluntad de los gobiernos locales para impulsar y poner en valor la cultura local. En este instrumento, el alcalde se compromete a invertir un 2% del presupuesto municipal en cultura, y nosotros también nos comprometemos en invertir en programación para los espacios culturales”, relató.