
El pasado 9 de noviembre, la Iglesia de Concepción se despidió de quien fuera su arzobispo por 12 años. Una Catedral llena y diversa se congregó para agradecer a monseñor Fernando Chomali por su trabajo pastoral en la zona, un trabajo que buscó unir voluntades para darle dignidad a quienes la sociedad muchas veces los margina y excluye.
Por Carolina Astudillo M.
“Conocí una iglesia con mucha alma y ese es un regalo para la ciudad que tenemos que cuidar”, expresó Monseñor Fernando Chomali, en la misa en que se despidió de la Arquidiócesis de Concepción, para asumir como nuevo Arzobispo de Santiago. Esa nueva tarea pastoral fue informada por el Papa Francisco el 25 de octubre, y la noticia hizo inevitable mirar la profunda huella que dejaba el arzobispo tras 12 años a la cabeza de la Iglesia en Concepción.
Esa Iglesia como mucha alma lo vio llegar el 28 de mayo de 2011, a un año del terremoto, que dañó o simplemente derribó, muchos templos en la zona. Eran más de 50 espacios destruidos, pero Monseñor Fernando Chomali, identificó en las comunidades, las ganas por reconstruirlos. “Ahí me di cuenta de una Iglesia muy viva que ama sus templos. La comunidad en Concepción es muy madura y quiere mucho sus templos pero sobre todo a sus sacerdotes. El trabajo que hicieron para conseguir recursos fue titánico”.
Esta primera tarea demostró en los fieles que el nuevo pastor tenía un sello especial: su vocación de pastor, cercano. Desde que llegó a Concepción, inició reuniones como personas de distintos sectores, y visitó distintos lugares de la arquidiócesis. Rápidamente, Monseñor Chomali era una persona que muchos ya conocían, a quien ya habían estrechado su mano, y quien ya había escuchado de primera fuente la realidad de trabajadores, empresarios, pobres, religiosos y religiosas, y especialmente de quienes eran los más necesitados y marginados.
Si alguien no le hubiera conocido en la zona, haber visto la misa de despedida en Catedral de Concepción le habría dado claras señales de su legado. Como indica el Obispo Auxiliar, Bernardo Álvarez, la trascendencia de la llegada de Monseñor Chomali como Arzobispo de Concepción, se reflejó “en una Iglesia Catedral llena como no se daba hace mucho tiempo”, indicó. “Pienso que el legado en la reconstrucción en muchos templos de nuestra arquidiócesis, también es un signo de lo que él ha ido trabajando durante estos 12 años”.
No obstante, Monseñor Álvarez puntualiza que esta reconstrucción no solo ha sido material, sino también espiritual, en medio de un periodo de crisis. Durante estos 12 años se crearon la Vicaría de la zona de Arauco, la Vicaría para la Juventud, la Vicaría para la Educación y la Vicaría para la Niñez. “Pienso en la vivencia de la crisis del secularismo, la crisis eclesial que hemos vivido. De algún modo también se manifiesta en el trabajo de estos 12 años de reconstruir. Trabajar juntos, poder hacer Iglesia, ha sido un don de Dios”, recalcó el Obispo Auxiliar, indicando que las obras que han marcado estos 12 años, que se han coronado con una misa copada de asistentes de distintos sectores, reflejan esta misión de fortalecer la Iglesia de Concepción, junto a los fieles: personas del mundo de la inclusión, pobres, mujeres en la cárcel que son parte de un proyecto, “y tantas otras iniciativas que han visto la luz gracias al gran trabajo, el empeño, el ahínco pastoral que él ha tenido. Estamos felices por eso, y Dios mediante, lo que él ha sembrado como obra de Dios, pedimos al Señor que siga trascendiendo en el tiempo, con nosotros y el futuro pastor que viene hacia nuestra Iglesia de Concepción”.

Crisis vocacional
La arquidiócesis de Concepción cuenta con un presbiterio de gran vocación y entrega. Como expresó Monseñor Fernando Chomali en su reflexión sobre estos 12 años, los sacerdotes “viven día a día de manera alegre y abnegada el sacerdocio y no exento de dificultades. He sido testigo cuánto los quieren. La alegría que produjo que dos obispos auxiliares salieran del clero diocesano fue inmensa. Estoy muy agradecidos de ellos, de los diáconos y religiosas que de manera generosa y silenciosa muestran el rostro de Cristo y su mensaje” expresó.
Sin embargo, al igual que todas las diócesis de Chile,Europa, y varias de América Latina está viviendo una crisis vocacional de proporciones. “Dejo el seminario con un solo seminarista y con menos sacerdotes. Algunos han fallecido, otros han dejado el ministerio y algunos han sido expulsados del sacerdocio por ser hallados culpables de abuso. Es un tema muy doloroso dado que los feligreses perciben la carencia de sacerdotes. Con las comunidades religiosas pasa lo mismo. Son cada vez menos y han tenido que reducir el número de sacerdotes en la arquidiócesis. Esto nos debe hacer reflexionar mucho acerca del porqué los jóvenes no ingresan a los seminarios y algunos sacerdotes jóvenes dejan el ministerio. Los abusos influyeron, sin duda, pero el asunto es mucho más profundo. A los jóvenes no les dice mucho la Iglesia como respuesta a sus preguntas, por un lado, y por otra, muchos creen que se bastan a sí mismo y se sienten cómodos con los que les ofrece el mundo en término de logros humanos”, enfatizó Monseñor Chomali, quien continuamente recuerda a los laicos la importancia de que la Iglesia y el mensaje de Cristo sea fuente de sentido para las personas, que muchas veces están perdidas bajo los serios problemas de la sociedad.
“Lo que él (Mons. Chomali) ha sembrado como obra de Dios, pedimos al Señor que siga trascendiendo en el tiempo, con nosotros y el futuro pastor que viene hacia nuestra Iglesia de Concepción”
Mons. Bernardo Álvarez, obispo auxiliar de Concepción.
El año 2013 Monseñor dio inicio a un sínodo arquidiocesano que implicó consultas y diálogo con representantes de distintos sectores. Allí identificaron las fortalezas y las debilidades de la acción pastoral que redunda en menos interés de participar en la Iglesia y sobre todo de parte de los jóvenes. “Nos propusimos firmemente crecer en mayor profundidad espiritual, en fraternidad y solidaridad. Además, vimos la necesidad de reforzar la presencia arquidiocesana en los medios digitales y generar mayores plataformas de contacto con las personas”. Esta idea se concretó en no solo estar presente en todas las redes sociales –Monseñor Chomali ha sido un permanente escritor de columnas de opinión, y ha amplificado sus mensajes en plataformas como Twitter, Instagram y Tik tok-, sino también en reunir apoyos y mantener a lo largo de los años el periódico y el programa de entrevistas de televisión “Diálogo”. A ello se sumaron muestras fotográficas, arte, una obra de teatro y un documental con familiares de detenidos desaparecidos, exhibido recientemente en Concepción y que compartió con el Papa Francisco en su última visita a Roma.
La mujer en la Iglesia
“En Concepción se nota una Iglesia donde se respeta y se quiere mucho a sus sacerdotes, pero que avanza en terminar con el clericalismo que tanto mal nos ha hecho” expresa Monseñor Chomali al revisar su trabajo pastoral en Concepción. Bajo su liderazgo, las vicarías fueron organizadas dejando la responsabilidad en delegadas episcopales mujeres y un matrimonio. “Hemos hecho un esfuerzo grande para que la mujer tenga una participación real en la vida de la Iglesia. De hecho, participan del Consejo de Gobierno con voz y voto. Lo mismo hemos hecho en la Universidad Católica de la Santísima Concepción con una prorrectora, vicerrectora y varias decanas. En nuestros colegios pasa la mismo. Esto ha sido un factor que ha enriquecido la vida de la Iglesia de Concepción y nos ha permitido a los obispos y sacerdotes centrarnos más en nuestra labor de santificación y de enseñanza de la Palabra de Dios”.

Obras sociales
La arquidiócesis de Concepción es reconocida por su magnífica presencia en medio de las personas más pobres y vulnerables. Así se ha mejorado con fuerza el servicio que presta la Fundación Ciudad del Niño que atiende a más de 1500 niños que llegan de los tribunales de familia, así como la presencia de la Pastoral Social en todas las parroquias. “En la Arquidiócesis de Concepción no hay una parroquia que no tenga una acción social con los más necesitados, sean personas vulnerables, migrantes, adultos mayores. Creo que esa es la mayor riqueza de la Iglesia y la reconocen creyentes y no creyentes. A ello le hemos ido sumando estos años una residencia para jóvenes universitarios de la provincia de Arauco, una lavandería (Lavandería 21) una cafetería (Cafetería 440) y un invernadero donde trabajan personas con síndrome de down, una residencia para familiares del hospital regional que vienen de fuera de Concepción, una fábrica de ornamentos litúrgicos que da trabajo a mujeres con serios problemas sociales, y durante tres años tuvimos el albergue móvil en la Catedral de Concepción dando alojamiento, comida, baños y afectos a personas en situación de calle” detalló el Arzobispo.
Ese trabajo de inclusión laboral ha tenido diversos reconocimientos, y se transformó en un referente nacional. 30 jóvenes con síndrome de down estén completamente insertados en el mundo laboral, con un salario digno.
Maite Otondo, Presidenta de la Fundación Lavandería 21, indicó que la labor impulsada por Monseñor Chomali en la inclusión laboral de las personas en situación de discapacidad ha sido fantástica y precursora, “primero porque se parte con esta obra antes de la Ley de Inclusión Laboral, y se parte de una manera muy intuitiva, con mucho corazón, como siempre, yendo al encuentro de las personas con mayor necesidad en nuestra sociedad. Por tanto, esta es una obra que es una expresión del carisma de Monseñor Fernando Chomali, que es un gran Pastor, que va al encuentro y hace en el encuentro con los más necesitados”.
La también académica de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, agregó que las personas en situación de discapacidad hoy en Chile no tienen la plena participación que deberían tener, tendiendo todas las condiciones para poder participar en inclusión laboral. Hay muchas variables que influyen en ello, “por tanto, este es un trabajo que se hace de manera silenciosa, como son las obras del Arzobispado de la Santísima Concepción, de una manera muy sostenida también pero, además, inédita en Chile. Esto es un tremendo legado que deja don Fernando, y que en el fondo, estamos nosotros dispuestos y disponibles para sostenerlos en el tiempo”.
Durante la pandemia por COVID-19, el Arzobispado también atendió a quienes más lo requerían tanto material como espiritualmente. “Fuimos muy proactivos en generar una pastoral online con misas, retiros espirituales, conferencias, bendiciones, etc. La idea era no perder el contacto con los católicos y con personas de buena voluntad. Además, quedó clara la potencia de la Pastoral Social al activar en muy poco tiempo 60 comedores para personas que no tenían qué comer o perdieron sus trabajos. Fue emocionante ver como la comunidad conocían muy bien a sus vecinos y fueron a las casas a dejarle un plato de comida a las personas postradas, ancianos con poca movilidad, etc. Un ejemplo de Iglesia que echaré de menos, sin duda” detalló el Arzobispo.
“El testimonio de monseñor con la Universidad es de un Gran Canciller que estuvo muy presente, muy preocupado del desarrollo de la Universidad y de ir consolidando su proyecto educativo”
Cristhian Mellado, Rector UCSC
Mediaciones
Una larga tradición tiene la Iglesia de Concepción en materia de colaboración efectiva en la resolución de conflictos. Recién llegado Monseñor se involucró profundamente para destrabar la huelga de hambre de 4 comuneros mapuches. “Fue una experiencia muy intensa donde comprendí la urgencia de poner un énfasis mayor como sociedad a reconocer a pleno título al pueblo mapuche con su cultura y su modo de comprender el mundo. Es doloroso ver la postergación de la que han sido objeto por años. Yo creo que es el tema social no resuelto más importante que tiene Chile” expresó el Arzobispo.
La experiencia de Monseñor en estas materias, le han llevado a concluir una profunda deuda en la sociedad del país. “Recuerdo a los subcontratistas del mall del centro que se subieron a una grúa para que les pagaran lo que les debían. Y así, unos sinnúmeros de situaciones de esa índole han pasado por el Arzobispado para buscar alguna solución (ENAP, gremios varios, etc.) Todas esas cosas terminan en buenas declaraciones pero que no calan en el problema de fondo que hay en Chile: Los pobres están desprotegidos. Son ellos los que siempre pierden. He ahí una de las causas más palpables del deterioro social que estamos viviendo. Las personas ya no soportan más los abusos de cualquier tipo y buscan formas de relevarse. Es muy lamentable que la violencia sea una de esas formas, por cierto que no la comparto ni la avalo”.
Educación
El Arzobispado cuenta 9 colegios gratuitos y 1 particular, así como de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, de la cual la figura del Arzobispo es el Gran Canciller de la casa de estudios. Estas instituciones de Iglesia atienden a los alumnos de los quintiles más pobres de la región y el sur de Chile.
El Rector de la UCSC, Dr. Cristhian Mellado, trabajó junto Monseñor Chomali sobre todo en estos últimos dos años cuando fue nombrado como la máxima autoridad de la Universidad. Formado en establecimientos católicos desde su niñez, reconoce el valor del rol de la Iglesia en el ámbito de la Educación. “El testimonio de monseñor con la Universidad es de un Gran Canciller que estuvo muy presente, muy preocupado del desarrollo de la Universidad y de ir consolidando su proyecto educativo. Siempre muy preocupado de la doctrina católica y dando mucha autonomía en la gestión. Nos ha facilitado el hacer un trabajo más colaborativo con la iglesia de Concepción, y en ese sentido también nos permitió firmar convenios con la Fundación Ciudad del Niño, y sobre todo con los colegios del Arzobispado, donde estamos haciendo un trabajo mancomunado para poder aportar en la formación de los profesores y los directivos, y trabajar en conjunto en distintas áreas que permitan mostrar que el Arzobispado de Concepción tiene un proyecto educativo que es serio, sólido y de calidad, desde la enseñanza prebásica a la superior” expresó.
Como expresó monseñor en su misa de despedida, las obras durante estos 12 años han sido posibles gracias al compromiso y entusiasmo de miles de personas sin distinción, personas muy diversas que han reconocido “el valor de la fe, porque la fe unifica”, llamando a la comunidad a promover la fortaleza espiritual, la fraternidad y la solidaridad para continuar dando vida a esa Iglesia con alma que el descubrió en la zona.