En el marco del mes de la solidaridad, que se celebra cada agosto en Chile en memoria de San Alberto Hurtado, analizamos el significado de ese concepto desde diversos ámbitos, y que ponen en relieve el altruismo desinteresado versus iniciativas que podría estar más cerca del marketing.
Por Érico Soto M.
En agosto de cada año, Chile celebra el mes de la solidaridad. Una costumbre que ya cumple 30 años, respondiendo a la fiesta de san Alberto Hurtado, jesuita chileno declarado santo en 2005 y que con motivo de su beatificación, se instauró el 18 de agosto como “Día de la Solidaridad”. Instancia en que diferentes agrupaciones e instituciones aprovechan para promover la acción social y sensibilizar ante situaciones que afectan a los que más lo necesitan
Pero más allá del aporte que podría emerger de agrupaciones sociales, voluntariados o campañas de ayuda, la fecha plantea una interrogante: ¿Es Chile un país solidario? Una pregunta que es analizada desde diversos ámbitos, y que ponen en relieve el altruismo desinteresado versus iniciativas que podría estar más cerca del marketing.
Francisco Fuentes, sociólogo y académico de la Facultad de Comunicación, Historia y Ciencias Sociales de la UCSC, sostiene que la solidaridad nace de la necesidad de interconexión y ayuda con los demás integrantes de una sociedad: “Es un elemento fundamental de la cohesión social, lo que, a su vez, permite la consecución de las metas socialmente establecidas. Ser solidario nos va a significar entender que hay otros con los cuales vivo, comparto un espacio geográfico y social, que no están logrando alcanzar las metas establecidas por diversas razones, y van a requerir de nuestra ayuda para poder alcanzarlas. Estas metas pueden, ser por ejemplo alcanzar las condiciones mínimas de existencia, las que cubren nuestras necesidades básicas, y que mantienen a ciertos grupos de personas en condición de exclusión social y vulneración”.
Asimismo, Fuentes señala que más que preocuparnos qué fundamenta las acciones solidarias, es necesario centrarnos en si en nuestras sociedades dichas acciones existen o no, ya que su no existencia nos llevaría a problemas.
“El vivir en sociedad requiere grados de solidaridad mínimos para una convivencia exitosa. Cuando las personas no sienten esta necesidad (o más bien no entienden la importancia) de ser solidarios y altruistas en sus acciones, se daña el tejido social que nos da pertenencia y sentido de comunidad, comenzamos a vivir vidas más individualistas que nos alejan del sentido de lo humano”.
“Los incendios, terremotos, etc. son ejemplos de la generosidad que nos caracteriza; sin embargo, cuando se habla de una solidaridad permanente, el tema se complica”
Felipe Vergara, académico Facultad de Economía y Negocios Unab
“Dar hasta que duela”
El Hogar de Cristo, obra fundada por san Alberto Hurtado, mantiene hasta hoy un compromiso con la sociedad chilena de promover justicia social. Juan Claudio Acuña, coordinador territorial Zona Sur, destaca esa búsqueda y sentido de responsabilidad en cada ciudadano: “que haya mirada inclusiva, miradas desde el respeto y sentido de dignidad hacia quienes viven en situación de pobreza. Buscamos recuperar espacios para sanar, reparar, hacer llegar oportunidades de forma justa, sin distinción, sin prejuicios y sin discriminación. Es lo que hacemos con grandes y valiosos equipos de trabajo, servicio profesional con enfoque de derechos y poniendo en el centro a las personas. Lo hacemos con voluntarios y con personas de la comunidad involucradas en temas y causas sociales”.
Sobre el concepto solidaridad, señala que “es simplemente dar”. Y en ese sentido: “dar lo que el otro no tiene o carece. Dar desde lo que está a mi alcance, que puede ser desde lo material a lo más valioso que tenemos: tiempo; tiempo para acompañar, para escuchar, para comprender. En fin, para estar. Dar lo que somos y tenemos, y que Dios también nos ha dado, nos ha regalado. Alberto Hurtado lo tenía tan claro y sabía el valor recíproco, pues llegó a decir “Dar hasta que caigan los brazos de cansancio”. “Hay más alegría en Dar que en recibir”.
La frase del Padre Hurtado “Dar hasta que duela”, es una afirmación que cobra sentido en el Hogar de Cristo. Juan Claudio Acuña sostiene que el concepto tiene que ver con el desapego: “Es confiar pues, estar dispuesto a perder sabiendo que será para algo mejor… que nada te pertenece, que lo que la vida te da, en realidad, no es para ti… es para ponerlo al servicio, para buscar por sobre tu bien, el bien de los demás. No entenderlo, o vivirlo radicalmente opuesto, es perderse.
Altruismo
La solidaridad, el altruismo, o la disposición a desprenderse de algo valioso en beneficio de otro, es una práctica que sale a relucir cada cierto tiempo en el país. El mismo mes de la solidaridad, campañas por causas sociales o diferentes tipos de voluntariado, se registran junto a actos con características como el anonimato y el desinterés por mostrar dicha generosidad.
Felipe Vergara, académico Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello, distingue respecto al altruismo que hay personas que han desarrollado proyectos altruistas muy sinceros, ya sea a través de fundaciones relacionadas principalmente con educación y salud o donaciones anónimas. Otros, en tanto, promocionan su altruismo con una mirada más marketera, una especie de responsabilidad social individual.
“A nivel de empresas, además, hoy cada vez con mayor frecuencia encontramos estrategias de marketing solidario, a través del que las organizaciones vinculan su marca a la recolección de fondos para una causa social. Si bien se trata de una práctica altruista, de igual modo reporta beneficios para la marca, como la construcción de una identidad, la conexión con el público y la creación de valor”, señala.
Sobre el aporte de instituciones para hablar de solidaridad en Chile, Vergara destaca los casos de Teletón, Hogar de Cristo, antes Trabajo para un Hermano, o Chile Ayuda a Chile, que a su juicio han sido claves para potenciar nuestra generosidad.
“Cuando las personas no sienten esta necesidad de ser solidarios y altruistas en sus acciones, se daña el tejido social que nos da pertenencia y sentido de comunidad”
Francisco Fuentes, sociólogo, Facultad de Comunicación, Historia y Ciencias Sociales de la UCSC
“En todos ellos se ha mostrado el lado más humano y generoso del país, no hay duda de que Chile se caracteriza por la solidaridad frente a la desgracia; los incendios, terremotos, etc., son ejemplos de la generosidad que nos caracteriza; sin embargo, cuando se habla de una solidaridad permanente, el tema se complica, es el caso de las pensiones por ejemplo: si se habla de aportar a un pilar solidario, el apoyo ya no es transversal; un plan de salud único, también genera resquemores; o subir impuestos para desafíos sociales, poca empatía generan. Así, nuestra solidaridad tiene bemoles propios de la naturaleza humana”.
El sociólogo Francisco Fuentes coincide en que estas organizaciones han ayudado a visibilizar a personas que se encuentran en distintos estados de vulnerabilidad, ya sea por situaciones de índole físico o social, colaborando en poner en discusión el cómo la sociedad generará espacios de inclusión social y ayuda para que ellos participen y se integren de manera activa en las distintas áreas de lo social, generando lazos, pertenencia y cohesión social.
“Estas condiciones las podemos ver particularmente en el caso de la Teletón, que ayuda a unificar criterios frente a los niños y niñas con alguna condición de discapacidad, que unifica a todo un país en una gran obra al menos una vez cada año, y que además en este mismo proceso, ayuda a crear conciencia de estos grupos colaborando en el desarrollo de discusión sobre el tema y, además, de políticas públicas que permitan enfrentar dichas problemáticas”, finaliza Fuentes.