Diálogo

Luis Bates Hidalgo, ex ministro de Justicia:“Se cree que dictando la ley se resuelve el problema” 

Director del Centro de Educación Ciudadana de la Universidad San Sebastián, se refiere al extremo legalismo que caracteriza a la sociedad chilena donde los conflictos llegan a los tribunales, sin considerar soluciones alternativas. También aborda el debilitamiento de la democracia.  Cecilia Díaz R. El profesor Luis Bates Hidalgo comenta que el escritor Mario Vargas Llosa […]


Director del Centro de Educación Ciudadana de la Universidad San Sebastián, se refiere al extremo legalismo que caracteriza a la sociedad chilena donde los conflictos llegan a los tribunales, sin considerar soluciones alternativas. También aborda el debilitamiento de la democracia. 


Cecilia Díaz R.

El profesor Luis Bates Hidalgo comenta que el escritor Mario Vargas Llosa dijo en una oportunidad que países de América Latina se caracterizan por su extremo legalismo. En su opinión, eso sucede en Chile, donde se asume que muchos de los problemas se solucionarán gracias a la dictación de leyes, sin preocuparse de su implementación ni aplicación. El resultado es que la población se frustra, plantea quien fuera presidente del Consejo de Defensa del Estado y ministro de Justicia.

El abogado Luis Bates, doctorado en Derecho y con una vasta trayectoria pública, hace diez años dirige el Centro de Educación Ciudadana de la USS, que tiene entre sus objetivos acercar el Derecho y la Justicia a la ciudadanía. Con la finalidad de ofrecer una conferencia sobre bullying y responsabilidad penal adolescente, entre otras actividades, estuvo en Concepción.

– ¿Qué factores han incidido para llegar a la situación de inseguridad que estamos viviendo? 

– Un problema como la seguridad, al igual que otros problemas generales de la comunidad como podría ser la corrupción u otros similares, yo diría que son de siempre, no son nuevos. Lo nuevo que puede haber hoy es que hay modalidades de delitos que son organizadas. Son organizaciones que han funcionado en el extranjero, por ejemplo, en Colombia y se han venido desplazando hacia el sur, son modalidades relativamente nuevas para el país, yo creo que esta característica encontró al país poco preparado para abordar modalidades más complejas de delincuencia. A través de los distintos gobiernos, los enfoques han sido muy limitados y esto se está percibiendo hoy. 

Plantea que han fallado los mecanismos preventivos. Y en esa línea, sostiene que es relevante que la población no sólo conozca las leyes, sino también los valores que cada una de ellas tiene implícitos. 

“Todas las leyes tienen un valor, pero ese valor es más bien implícito, voy a poner un ejemplo, demasiado simple, el homicidio, el que mate a otro, el valor es la vida; todas las leyes tienen algún valor que no aparece muy nítido para la ciudadanía y, en consecuencia, en la medida que las leyes se difundan, que es lo que hemos hecho por diez años en el Centro de Educación Ciudadana de la USS, que se difundan las leyes y sus valores en lenguaje claro y comprensible, la ciudadanía podría adherir más a esas leyes, cosa que hoy no ocurre”.

“Así como hay un exceso de legalismo, porque se cree que dictando la ley se resuelve el problema, también hay una cultura de que si no hay cárcel no hay sanción, esa es una creencia más o menos generalizada”.

– Estamos acostumbrados que, ante cualquier problema, se establece una ley que muchas veces es finalmente letra muerta, por ejemplo, la cantidad de leyes que se discuten en la agenda de seguridad…

– Usted ha tocado un punto que es esencial, el extremo legalismo que caracteriza a la sociedad chilena. El escritor peruano Mario Vargas Llosa dijo una vez, y a mi juicio de manera muy cierta, que hay países en América Latina que tienen un extremo legalismo, todos los problemas tienen que estar en la ley, qué pasa después con la ley, qué pasa con los procesos de aplicación, de implementación que llevan la ley a la ciudadanía… Eso hace que la ciudadanía se frustre, eso nos pasa a nosotros con las leyes, con la constitución también. Se escriben frases, conceptos muy bonitos, pero ¿qué ocurre después?

El académico, que fue ministro de Justicia del Gobierno de Ricardo Lagos Escobar, ejemplifica: “La constitución actual en su artículo primero dice que el Estado está al servicio de la persona humana, o sea los funcionarios del Estado deben estar al servicio de la persona humana. ¿Quién podría oponerse a eso? Pero en la práctica no pasa nada, al contrario, entonces el ciudadano se frustra, porque la relación del funcionario público con los ciudadanos comunes en general es muy deficiente. En consecuencia, ese principio tan bonito de la constitución, como hay muchos otros en las leyes, no tiene aplicación práctica, y eso provoca frustración en la ciudadanía”.

Mejorar coordinación

Ante los problemas de inseguridad pública que afectan al país, asevera: “hay programas, proyectos que vemos todos los días, que se anuncian en la televisión, pero qué pasa después con la implementación y aplicación de esos programas efectivamente. En la práctica es muy poco lo que ocurre después y eso es lo que ocasiona la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones y su alejamiento, ahí hay un gran tema aplicable tanto a la constitución como a las leyes. Hay un descuido evidente con lo que ocurre después. Las normas se aprueban, pero luego en su implementación y aplicación hay una deficiencia muy grande”. 

– ¿Qué se debe hacer en concreto para enfrentar los problemas de inseguridad?

– Una primera idea es una coordinación de las instituciones que tienen que ver con la seguridad o con la delincuencia, el estatuto administrativo, por ejemplo, tiene una norma específica que dice que las instituciones del Estado deben coordinarse, todos estamos de acuerdo con eso, pero ¿qué pasa en la práctica? 

– ¿Qué otra medida?

– Otra cosa es lo que estamos haciendo en el Centro de Educación Ciudadana, uno de los objetivos es que las normas sean informadas a los ciudadanos; las normas y sus valores para que los ciudadanos adhieran a esas normas y en lo posible a esos valores. Eso es lo que hace legítimos al derecho y las normas, que pasen a formar parte de la vida cotidiana de las personas, a eso le han llamado la democracia del diario vivir. 

– Respecto de los niveles de corrupción, ¿cree que hay un alza?

– Yo fui presidente del Capítulo Chileno de Transparency International, que es una organización que tiene su sede en Berlín, fui presidente del Capítulo Chileno durante 5 años, y en los rankings internacionales que se han hecho sistemáticamente, Chile aparecía como un país razonablemente ubicado. En América Latina, los primeros países eran Costa Rica y Uruguay, Chile aparecía como tercero o cuarto. Esa situación ha variado, en parte, por el mayor conocimiento que hay de la información pública, por el acceso a la información pública, se han dictado leyes. Hoy, con el mayor acceso que hay a la información pública, hemos conocido situaciones que antes aparecían como ocultas o toleradas si usted quiere.

– Si le entiendo bien, en su opinión, ¿no es que haya aumentado el nivel de corrupción, sino que se ha conocido más?

– Se ha conocido más… y hay algunas modalidades que eran desconocidas en otras épocas, pero en general, el acceso a la información pública ha permitido muchas cosas, sobre todo en la relación de la política con los negocios, ahí se han conocido situaciones que hacen noticia cada cierto tiempo.

“Así como hay un exceso de legalismo, porque se cree que dictando la ley se resuelve el problema, también hay una cultura de que si no hay cárcel no hay sanción, esa es una creencia más o menos generalizada”.

– En otro tema, tenemos un alza de la población carcelaria, las cárceles están hacinadas, ¿cuál es su visión al respecto?

– Así como hay un exceso de legalismo, porque se cree que dictando la ley se resuelve el problema, también hay una cultura de que si no hay cárcel no hay sanción, esa es una creencia más o menos generalizada. Hay que plantearlo con mucho cuidado, porque las cárceles las determinan los jueces, de acuerdo con las circunstancias propias de cada caso, y cada caso es distinto, cada persona es un caso distinto, los hechos son diferentes, y esos los conocen solamente los jueces.  Esa cultura de que si no hay cárcel no hay delito, depende de muchos factores, es una apreciación muy voluntarista, porque hay muchas sanciones penales que no refieren cárcel.

El profesor Bates se refiere a los trabajos comunitarios. “Es otro gran tema, que tiene que ver con las soluciones alternativas de conflictos, los conflictos que se resuelven por la vía de los acuerdos, más que por la vía del derecho, imponiendo leyes, cárcel y ese es también un tema cultural, es un tema muy desarrollado en otros países, de buscar -dependiendo del conflicto, no se puede generalizar- soluciones a través de acuerdos”.

Por el contrario, agrega, “nuestra cultura es la cultura del litigio, de llevar todo automáticamente a los tribunales, abogados y ciudadanos tenemos esa cultura, en circunstancia de que muchos de los litigios se pueden resolver por la vía de la conciliación, de la mediación, de la negociación… los costos de llevar esos temas a la justicia son interminables”.

– Profesor, ¿hay algún otro tema que le inquiete?

– Leí una entrevista al embajador de Suecia en Chile, muy larga, me llamó la atención porque los embajadores no hablan mucho, él decía, en términos muy genéricos, que hay un debilitamiento de la democracia y creo que hay muchas manifestaciones de eso muy frecuentes, sino diarias.

– ¿En qué lo nota?

– En el exceso de ciertas situaciones … hay ejemplos, en otras épocas no era común que los niños se tomaran los colegios, impensable, eso hoy se ve con una frecuencia enorme, esas son situaciones en que el ejercicio del derecho se realiza fuera de los marcos pacíficos, legales, eso lo estamos viendo todos los días.