
Con más de 1.200 viviendas arrasadas y cientos de hectáreas quemadas, las medidas también consideran acciones en suelo, caminos, vegetación y fauna.
Por Érico Soto M.
Los incendios forestales causaron una gran tragedia en buena parte del país. Con foco principal en las regiones del Biobío y la Araucanía, y daños también en Maule y Ñuble, dejaron decenas de víctimas fatales y miles de hectáreas consumidas por el fuego.
Aunque el despliegue de las unidades especializadas, brigadas de Conaf y Bomberos, por ejemplo, se movilizaron arduamente para contener la emergencia, las condiciones estacionales y la presunta acción voluntaria se convirtieron en obstáculos que retrasaron la contención de la tragedia.
Conaf, en tanto, contabilizó más de 440 mil hectáreas quemadas en la temporada 2022/23, un 225% más alto que el año pasado y un 571% más que el promedio del último quinquenio. El catastro agrícola del Ministerio de Agricultura, en tanto, registró más de 6.500 agricultores afectados.
El Ministerio de Hacienda determinó que el costo económico de los incendios ascendió a US$ 880 millones, de los cuales aproximadamente US$ 140 millones se relacionan con gastos del Estado. Se están asignando otros US$ 340 millones adicionales para la reconstrucción, mientras que el sector productivo perdió US$ 256 millones, monto que castiga principalmente en el sector forestal.
Un impacto que pega a las víctimas directas, damnificados de la tragedia y pérdidas en dinero, pero que también deja consecuencias en el contexto de los incendios: suelo, agua, caminos, vegetación y fauna.

Damnificados
Los incendios forestales arrasaron con más de 1.200 viviendas solo en la Región. Para afrontar la emergencia, se dispuso la construcción de casas de emergencia para dar abrigo a los afectados, pero con una brecha importante por la llegada del frío y la misión de concluirlas durante la primera semana de mayo.
El gobierno puso en marcha el Fondo Nacional para la Reconstrucción, una iniciativa que agrupa en una primera etapa a 57 proyectos para que reciban donaciones de personas y empresas. Los ítems de los proyectos se dividen en educación, vivienda, salud, agricultura, desarrollo social, cultura, y patrimonio.
En la región del Biobío, el gobierno impulsó el plan “Biobío se Levanta”, con un presupuesto de 50 mil millones para acelerar la reconstrucción social, habitacional, laboral y económico de zonas afectadas y apoyar la reposición de infraestructura dañada por los siniestros.
El encargado del plan para la reconstrucción, Julián Corbett, señaló que “el programa ha sido estructurado y avanzado en cada una de las nueve líneas (…) Esto significa que en algunas acciones ya se está adquiriendo maquinaria, como en otras se están haciendo transferencias directas a los municipios”. Será entregada maquinaria a 13 comunas afectadas, y se financiará iniciativas de apoyo a Conaf y a Bomberos.
Conaf contabilizó más de 440 mil hectáreas quemadas en la temporada 2022/23, un 225% más alto que el año pasado y un 571% más que el promedio del último quinquenio. El catastro agrícola del Ministerio de Agricultura, en tanto, registró más de 6.500 agricultores afectados.
Impacto natural
Además de las personas, los incendios forestales afectaron a animales nativos y mascotas, víctimas del humo y del fuego, y que debieron cambiar su hogar repentinamente luego de las miles de hectáreas siniestradas. La directora del Hospital Clínico Veterinario UNAB sede Concepción, Paloma Moreno, señaló las preocupantes consecuencias de la quema del hábitat natural para muchas especies de fauna nativa.
“Es un daño bastante profundo, ya que produce una disminución en las poblaciones de animales vertebrados e invertebrados, por lo tanto produce un desequilibro ecológico, rupturas en la cadena ecológica, en la cadena de alimentación y, sobre todo, porque Chile tiene aproximadamente un cuarto de las especies afectadas son endémicas, eso significa que solo existen en nuestro país”, indicó la especialista.
Asimismo, genera preocupación la condición de los suelos después de los incendios, por lo que ya se trabaja en las medidas necesarias para evitar eventuales remociones en masa u otros fenómenos de alta complicación. Para esto se constituyó una mesa técnica constituida por representantes de instituciones del estado y de la academia.
El Dr. Robert King, también académico de la UCSC y miembro del Observatorio de Gestión de Desastres de la misma casa de estudios, considera que apoya en la generación de una evaluación, análisis y posibles medidas de mitigación en las zonas más afectadas, en un trabajo que considera establecer puntos críticos cercanos a viviendas, rutas o donde exista infraestructura de servicios básicos.
“Tenemos que definir cuáles son los puntos calientes y qué es posible para minimizar los daños en los próximos meses”, comentó King, otorgándole valor a medidas como reforestación o poner capas de nylon para cubrir la superficie y mitigar el efecto ‘presión de poro’, que se traduce en la infiltración del agua, pudiendo provocar el deslizamiento fácilmente: “Esto no soluciona el problema a largo tiempo, pero sirve como medida de mitigación para sobrevivir el próximo invierno, teniendo la esperanza que la naturaleza hará lo suyo y tomará control con el crecimiento de nuevos árboles”.
“Los incendios generaron un desequilibro ecológico, rupturas en la cadena ecológica, en la cadena de alimentación y, sobre todo, porque Chile tiene aproximadamente un cuarto de las especies afectadas son endémicas, eso significa que solo existen en nuestro país”
Paloma Moreno, directora del Hospital Clínico Veterinario UNAB.
Recuadro
Siniestros asegurados
Carolina Bardisa, académica de Derecho en la Universidad de Las Américas Sede Concepción, entrega un aporte jurídico para damnificados, especialmente agricultores, ganaderos, pequeños y medianos propietarios forestales, usuarios de INDAP, que cuentan con seguros que tienen cobertura de incendio (POL120130161 y CAD120130517), y que pueden ser indemnizados frente a un incendio, lo que permite disminuir en algo los altos costos y pérdidas materiales.
“En primer lugar, se debe dar aviso del siniestro; esto se hace realizando una denuncia o constancia policial y notificando a la compañía de seguros. En esta denuncia se debe entregar la siguiente información: el nombre y rut del afectado, idealmente el número de póliza, el cultivo afectado, causa y fecha del incendio, nombre del predio, potrero que sufrió el daño y teléfono de contacto. Este aviso debe realizarse lo antes posible, porque los seguros tienen un número de días de plazo para llevar a cabo la notificación.“¿Dónde hacer el denuncio? Se puede realizar telefónicamente o mediante formularios online en las compañías de seguros, también con corredores de seguros y en Indap, que cuenta con oficina virtual”.