
Acompañó a su esposo en su rol de cónsul honorario por más de tres décadas hasta que ella asumió la función en junio de 2009. Labor que fue reconocida en mayo de 2022, cuando el presidente de Italia Sergio Mattarella le confirió la distinción de Cavaliere del Ordine della Stella d’Italia. También integró el directorio del Teatro Biobío y, a la par de sus labores públicas, ha formado una familia de cuatro hijos y nueve nietos, un clan con origen en Liguria, donde hoy les quedan escasos parientes.
Por Cecilia Díaz R.
– ¿Qué sabores y aromas le evocan su infancia?
– El verdor de los campos, el aroma a clavelinas, petunias y rosas. El sabor delicioso de las manzanas y peras; los helados y pasteles de la pastelería Garrido. El olor a la salsa de tomates que preparaba mi mamá.
– ¿Cuál es la primera imagen de su natal Angol que viene a sus recuerdos?
– La Plaza de Armas, el Teatro Rex y mi primera casa, donde nací. Mi padre era, junto con su hermano, dueño del único cine de la ciudad, el que ellos construyeron y que en esa época era el centro social de la comunidad.
– ¿De qué manera ser hija única determinó su personalidad?
– Tratar de hacer las cosas por mí misma. Al vivir en una ciudad como Angol, tuve muy buenas amigas y amigos que reemplazaron a hermanos, eso me ayudó a no sentir la falta de éstos.
– ¿Qué tradiciones de Italia se cultivaban en su familia?
– En la familia con mis padres y después en la formada con mi esposo, Mario Boero Merello, hemos conservado la religión católica, la unión familiar, los almuerzos en familia, las comidas italianas. En la época que no había televisión, las revistas italianas constituían un nexo con la patria lejana y las cartas a los familiares cercanos que ahora ya quedan pocos.
– ¿Qué caracteriza en particular a los italianos provenientes de Liguria?
– En general son serios, trabajadores y de familias muy unidas.
Vocación social
– ¿Por qué decidió estudiar Trabajo Social?
– Quería ayudar a las personas a ayudarse a sí mismas y orientarlas para encontrar lo que requerían para tener una vida mejor. Contribuir al desarrollo de las personas que necesitaban un cambio en sus vidas y que encontraran en las instituciones la ayuda para superar sus problemas.
– ¿Se arrepiente de no haber ejercido su profesión?
– No, una profesión es una herramienta, una formación que siempre se puede utilizar, aunque no se trabaje en forma remunerada. La vocación por el servicio social y la formación que recibí me sirvieron mucho para colaborar en el consulado en las diversas actividades.
– ¿Le habría gustado radicarse en Italia?
– Amo Italia, porque es la patria de mis padres y antepasados. Pero, yo nací en Chile y amo la tierra en que nací, me siento en primer lugar chilena, porque es mi tierra natal, aquí me eduqué, formé mi familia. Admiro la cultura italiana, su civilización, es un maravilloso país, su gente, pero yo formé mi vida en Concepción.
– ¿Cómo definiría a los italianos avecindados en Concepción?
– Los italianos, los hijos de italianos y descendientes son en general alegres, trabajadores, y sienten un nexo con la patria de sus antepasados. Ello se da también en forma muy fuerte en la tercera y cuarta generación que se esfuerzan por ubicar la documentación que les permitiría solicitar la ciudadanía italiana.
– ¿Cuál es la función esencial que cumple un cónsul en una ciudad como Concepción?
– Los cónsules honorarios tienen funciones de representación, culturales, comerciales, administrativas y la de prestar ayuda y asistencia a los nacionales del Estado que los designa en el marco de las facultades que éste le otorga y de las normas establecidas en la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares del año 1963.
– ¿Qué significó para usted trabajar con su marido en el consulado?
– Cuando Mario fue cónsul durante más de treinta años, y decano del Cuerpo Consular en varios períodos, yo le acompañé en todo lo que correspondía, y la colaboración que le presté en distintas materias fue un ejercicio de mi profesión en forma honoraria.
Nonna ocupada
– ¿Les ha transmitido las tradiciones italianas a sus cuatro hijos?
– Sí, pero también las chilenas.
– ¿Qué tipo de abuela es?
– Hasta ahora una nonna muy ocupada, pero, cuando me necesitan, allí estoy.
– ¿Qué libro es un imprescindible en su vida?
– Ninguno en especial, me gusta leer, pero, ninguno guía mi vida. Por mi religión admiro la profundidad y la esencia de los Evangelios.
– ¿Le gusta viajar? ¿Cuál es su destino favorito? ¿Por qué?
– Siempre me ha gustado viajar, desde niña estaba siempre lista para partir, me gusta mucho el sur de Chile y, si se trata de salir de Chile, privilegio Italia, ya que es inagotable su oferta en arte, belleza, arquitectura y cultura. Lo dijo Gabriela Mistral “Italia, tierra amada, una vida entera no sería suficiente para conocerte toda”.
– ¿Tiene algún desafío pendiente?
– Ver crecer a mis nietos sanos y formados con buenos principios y valores.
– ¿Qué cosas la hacen feliz?
– La felicidad de las personas cercanas.
– ¿Con qué nos encontraremos después de la muerte?
– Difícil pregunta, pero, como cristiana, pienso que hay un alma que perdurará.