Hacer frente a nuevas enfermedades

Al cáncer, la obesidad y los problemas de salud mental, ya ampliamente diseminados, se sumarán el incremento en patologías crónicas, producto del envejecimiento de la población, y los efectos de nuevas pandemias y catástrofes, resultado del cambio climático. Todos, desafíos sanitarios difíciles de afrontar y que ya encienden algunas alarmas.

Por Tania Merino M.

El hecho de que en los dos últimos años se haya incrementado en un 89% el consumo de antidepresivos, ansiolíticos y antipsicóticos, según cifras del Ministerio de Salud, no es una buena noticia. Es la evidencia de que estamos en problemas. Por primera vez, los fármacos para el tratamiento de enfermedades o trastornos mentales son los de segundo mayor consumo en el país.

Parte de este incremento se puede atribuir a la pandemia, sin embargo, los expertos coinciden en que la salud mental será uno de los grandes desafíos que tendrá que enfrentar el sistema sanitario en las próximas décadas. El envejecimiento de la población impondrá también nuevas dificultades que sortear en esta materia. De hecho, se calcula que se triplicarán las demencias, sumando así una arista aún pendiente de abordar. 

Abriendo el espectro a otro tipo de enfermedades, la situación es igualmente preocupante. Las estadísticas muestran cómo se ha modificado la salud de los chilenos. Por ejemplo, si antes las enfermedades cardiovasculares eran la principal causa de muerte en nuestro país, desde hace un par de años disputan esta posición muy de cerca con los tumores. En 2019 por primera vez los distintos tipos de cáncer dominaron la tabla de mortalidad. La postergación de las atenciones oncológicas por la pandemia, factores ambientales y la mayor edad favorecieron este cambio.

Por si esto fuera poco, tenemos cifras de sobrepeso y obesidad desbordantes (ver entrevista pág. 4-5), que se entremezclan con todo lo anterior, trastornos en la salud mental, cáncer, problemas cardiovasculares y otras enfermedades crónicas como la diabetes. Lo que viene no es fácil.

Chile envejece

Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, INE, el porcentaje de personas de 60 años y más pasó de 9,5% del total de habitantes del país en 1992 a 18,1% en 2022. Se espera que al 2050 las personas mayores sean el 32,1% de la población. 

El Dr. Carlos Celis, es director del Consorcio Nacional de Investigación en Estilos de Vida y Salud, ELHOC Chile. Por su función, monitorea atentamente estos cambios demográficos y sus implicancias. “Para el 2050 -dice- la población chilena será una de las más longevas de Latinoamérica. Si bien este cambio se debe en parte a los avances en medicina y mejor acceso a salud y tratamiento de enfermedades crónicas, también significará que otras enfermedades que están estrechamente vinculadas al envejecimiento aumentarán su prevalencia. Se estima que nuestra población octogenaria en Chile se cuadruplicará para el 2100, aumentando de 0,5 millones a 2,03 millones”, anticipa. 

En comparación a 2010, año en que había 155 mil casos de demencia en Chile, este número se triplicará al 2050, alcanzando los 533 mil casos a nivel nacional”, Dr. Carlos Celis, director ELHOC – Chile.

El académico del Centro de Investigación en Enfermedades Cardiovasculares y Salud Metabólica de la Universidad de Glasgow, en Reino Unido, estima, además, que habrá mayor número de enfermedades crónicas no transmisibles, en especial, aquellas que ocurren en un período más tardío del curso de vida.

Estilos de vida

Para Celis, la baja adherencia a estilos de vida saludable por parte de la población chilena no favorece las proyecciones en relación con la obesidad, envejecimiento y problemas de salud mental de la población, que son parte de los grandes desafíos que enfrentará el sector.

“El panorama futuro no es óptimo, como tampoco lo son las medidas implementadas a nivel gubernamental para disminuir la prevalencia de problemas de salud mental y obesidad.  Lamentablemente, el envejecimiento es un proceso que no se puede revertir, sin embargo, sí se puede influir en la calidad del envejecimiento, donde los estilos de vida y políticas públicas adecuadas podría contribuir a que la población envejezca de forma digna y saludable”.

De hecho, en temas de obesidad, la nutricionista y académica del Departamento de Salud Pública UCSC, Mari Alarcón, advierte que ya en la actualidad, “niños y niñas y adultos jóvenes están dentro de los grupos más afectados. Lo que se proyecta en un aumento en la Carga de Enfermedad del país, tendrá que enfrentar el gasto que significa la obesidad y sus co-morbilidades, especialmente la hipertensión y diabetes, que, junto con la obesidad, son las principales causas de hospitalización y consulta médica en el país”.

Salud mental

Para Ivonne Maldonado, directora de carrera de Psicología de Universidad de Las Américas, “es importante tener presente que todas las dificultades en salud mental impactan directamente en la calidad de vida de las personas y sus familias. Existe un costo emocional y económico asociado a estos cuadros que muchas veces son invisibles frente a otras enfermedades que impactan en el ámbito físico directamente”.

Hoy día, explica la académica, las principales problemáticas son los trastornos ansiosos y la depresión. Y para el futuro, Carlos Celis agrega que “las proyecciones asociadas al número de casos de demencia tampoco son alentadoras. En comparación a 2010, año en que había 155 mil casos de demencia en Chile, este número se triplicará al 2050, alcanzando los 533 mil casos a nivel nacional”, señala.

Para la académica UDLA, es necesario aumentar los recursos dedicados al tema, ya que actualmente Chile cuenta con un presupuesto en salud mental menor al recomendado por la Organización Mundial de la Salud, “lo que sin duda refleja que como país tenemos una deuda importante en este ámbito”.

“Ahora bien, no es una novedad y es conocido por todos que, al momento de requerir atención psiquiátrica o psicológica en el sistema público, existe un periodo de espera que puede llegar a ser eterno y que cronifica y empeora el problema inicial por el que solicita ayuda… No es posible que hoy la atención en salud mental sea un lujo, solo para quienes pueden costearlo, sin ir más lejos el trastorno de ansiedad generalizada no se encuentra en plan AUGE-GES, lo que es lamentable, teniendo presente la prevalencia de este cuadro”, critica.

Nuevas enfermedades

Héctor Sánchez director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello suma a este escenario otro factor a considerar: las pandemias, que, aunque globales, impactan claramente en los indicadores país. 

A nivel Global, el aumento en el contacto entre la vida silvestre, ganado, los patógenos y las personas favorece el incremento de enfermedades. De hecho, Naciones Unidas advierte que el 70% de las enfermedades emergentes, son causadas por microbios de origen animal.

Y si bien hoy el término no resulta novedoso, es necesario admitir que antes de 2020 no lo utilizábamos con la misma frecuencia. En el futuro, lo repetiremos cada vez más. La verdad, dice Sánchez, es que la propagación mundial de una nueva enfermedad será cada vez más frecuente como consecuencia del cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

“Indudablemente muchas pandemias van a ir apareciendo a través del tiempo, con mucha más frecuencia que las que estamos acostumbrados en los últimos 20 o 30 años. Por lo tanto, esta será también una segunda área de preocupación que los sistemas de salud van a tener que enfrentar. 

A nivel Global, el aumento en el contacto entre la vida silvestre, ganado, los patógenos y las personas favorece este incremento. De hecho, Naciones Unidas advierte que el 70% de las enfermedades emergentes, son causadas por microbios de origen animal. Entre ellas el ébola, el zika o la encefalitis de Nipah. También casi todas las pandemias conocidas, como la influenza y el VIH-SIDA.

Más de cinco nuevas enfermedades surgen en las personas cada año, cualquiera de las cuales tiene el potencial de propagarse masivamente. La misma ONU detalla que existen alrededor de 1,7 millones de virus actualmente “no descubiertos” que viven en mamíferos y aves, de los cuales hasta 850.000 podrían tener la capacidad de infectar a los seres humanos.

“Cada vez más rápidamente están apareciendo nuevas enfermedades, que son transmitidas por animales. Algunas de ellas, derivadas de fauna silvestre, han aparecido principalmente por actividades humanas que avanzan hacia el hábitat normal de estas especies”, explica Paloma Moreno, directora del Hospital Clínico Veterinario de la Unab en Concepción.

Replantear el modelo

Para Sánchez todos estos factores implican desafíos en términos sanitarios y obligan a replantearse el funcionamiento de nuestras redes de salud. “Se va a requerir, por parte del Estado, políticas públicas específicas que flexibilicen los actuales modelos de atención, donde, por ejemplo, se use toda la tecnología disponible en el ámbito de la información y de las comunicaciones para la gestión de los pacientes crónicos, por un lado, pero también para la atención de sus demandas sanitarias”.

Esto, dice el ex superintendente de Salud y consultor internacional en el tema, implica que hay que acercar los sistemas de salud a los hogares, “de tal manera de que se avance hacia el autocontrol, monitoreándolos de manera remota. Hay que imaginarse que la atención primaria de salud ya no será esencialmente presencial, sino que fundamentalmente será un centro de coordinación de la atención médica de los pacientes crónicos y de tercera edad”.  

Esto porque las consecuencias de la actual pandemia fueron severas. La postergación de las atenciones generó estragos importantes. Todo esto, pensando en un futuro con una población todavía más envejecida y con mayor cantidad de enfermedades crónicas, apunta a implementar una solución que evite contagios, pero que no restrinja también la atención de otras enfermedades, como sucedió con el Covid.