Diálogo

El amor frente al conflicto

En el mundo en que vivimos los sentimientos desfavorables y los pensamientos inapropiados han ocupado un lugar que está llevando a nuestras vidas por el camino de la destrucción. Los seres humanos hemos descuidado la humildad y más bien hemos dado lugar a hacer prevalecer nuestra verdad por sobre la verdad del otro. Es necesario […]

En el mundo en que vivimos los sentimientos desfavorables y los pensamientos inapropiados han ocupado un lugar que está llevando a nuestras vidas por el camino de la destrucción. Los seres humanos hemos descuidado la humildad y más bien hemos dado lugar a hacer prevalecer nuestra verdad por sobre la verdad del otro.

Es necesario revisarnos y poner en práctica el ejercicio de postergarnos por amor al otro, en un acto de caridad que va en busca de nuestra paz interior. Postergarnos, significa guardar silencio y reflexionar hasta darnos cuenta que por el camino del desamor nunca llegaremos al amor. Necesitamos reemplazar la defensa de nuestras razones, por la defensa de la humanidad, reestablecer los valores y tomar la responsabilidad que cada uno tiene en el lugar en que está respecto a la obra de amor para la que fuimos creados.


Cuando las personas entran en conflicto con otros, tienen la clara tendencia a no dejarse vencer y defender afanosamente su parecer, es decir, no renuncian al ego que es como una pared firme que corta el paso del amor.


Si queremos una felicidad plena debemos perseverar en la renuncia a nosotros mismos amando sin condiciones a quien tenemos a nuestro lado, tenga o no tenga la razón, ejercitar esta forma de amar, muchas veces en dolor, injusticia y sacrificio, nos va a dar la garantía de un éxito personal futuro, no obstante, la búsqueda de una felicidad inmediata que no demande ninguna entrega ni abnegación, trae un bienestar aparente pero no llega a la plenitud de la persona, puesto que el poder de lo negativo fue lo que gobernó su vida, por ende, eso trae consecuencias negativas.


Si queremos que nuestra vida se llene del verdadero amor, debemos dar verdadero amor, el amor con renuncia, el amor que traspasa el dolor, es decir, el amor perfecto. Para llegar a eso, es necesario comprender que todo lo que la persona pueda dar es para construir la propia felicidad. Con paciencia, perseverancia y sin límite de tiempo.


El triunfo del amor siempre llega al corazón humilde, aunque no sea esto lo moderno, es la verdad sobre la que se puede reconstruir nuestra sociedad.


Invito al lector a practicar y a aplicar esto, en el matrimonio, familia, trabajo, colegio, etc. de modo que logre ser un ejemplo para otros y un aporte positivo para la humanidad. 


Requiere decisión, cambiar la frase “no estoy dispuesto a…” por “me entrego en bien de un mundo mejor”. Auxiliar a la humanidad es auxiliarnos a nosotros mismos, no hay tiempo que perder, aporte su grano de arena.

Gabriela Salcedo Hernández

Asistente Social