
A pesar de que este trastorno del ánimo se puede presentar en cualquier edad, expertos llaman a poner atención cuando se manifiesta en niños y adolescentes, etapa marcada por cambios relevantes y donde resulta importante el apoyo del círculo más cercano.
Por Érico Soto M.
La salud mental en Chile, como en todo el mundo, ha ido concentrando mayor preocupación por parte de políticas públicas y acciones para apoyarla desde distintas etapas. Una situación que, después de la pandemia, ha incentivado la necesidad de fortalecer medidas de modo de dar respuesta a trastornos como la depresión, alteración patológica del estado de ánimo, caracterizada por un descenso del humor que termina en tristeza, acompañado de diversos síntomas y signos que persisten por a lo menos dos semanas
Los especialistas la consideran un trastorno del ánimo que se puede presentar en cualquier momento de la vida de una persona, pero que en niñas, niños y adolescente (NNA) puede moldear el período evolutivo de la persona. Un cuadro depresivo se puede manifestar y expresarse en diferentes conductas que llamarán la atención muchas veces a las personas adultas que interactúan con los menores en forma habitual, como son sus padres u otros familiares y/o cuidadores cercanos.
El médico Wladimir Hermosilla, académico y Jefe del programa de Especialidad Médica en Psiquiatría del Niño y el Adolescente de la Facultad de Medicina UCSC, sostiene que como en la mayoría de los cuadros psiquiátricos, no existe una causa única que genere la enfermedad, habiéndose identificado varios factores de riesgo para la depresión.
“Se ha observado que las depresiones de ‘inicio temprano’ antes de los 15 años, se asocian más a factores estresores externos de las NNA, como problemas familiares serios, como por ejemplo, patología psiquiátrica en uno o ambos progenitores, o situaciones de violencia intrafamiliar, como también situaciones de acoso y/o matonaje escolar, entre otras. A su vez, las depresiones de inicio más tardío se asocian más a factores genéticos y de la neurofisiología cerebral, que se asocia con los efectos del estrés prolongado en las personas. Por lo anterior, siempre es relevante conocer antecedentes familiares de depresión”, dice Hermosilla.
Sobre las manifestaciones clínicas de un episodio depresivo, apunta a cuatro dimensiones: alteración del humor (ánimo bajo y/o irritabilidad), disminución del nivel de energía y de los impulsos, aislamiento social e incomunicación, y alteraciones de ritmos biológicos (apetito, sueño, etc.)
“Se ha observado que las depresiones de ‘inicio temprano’ se asocian más a factores estresores externos de niñas, niños y adolescentes, como problemas familiares serios”. Wladimir Hermosilla, médico psiquiatra UCSC.
“Es frecuente observar la presencia de ideas de muerte recurrentes, que evolucionan hacia ideas suicidas y/o planificación, intentos suicidas y suicidios consumados lamentablemente en los casos más severos. Otros síntomas de depresiones graves son la presencia de ideas delirantes (de ruina, menoscabo, perjuicio), fenómenos alucinatorios (mayormente auditivos), lo que se denomina depresión grave con síntomas psicóticos. En población de jóvenes se puede dar la comorbilidad de cuadros depresivos asociado al consumo perjudicial o nocivo de sustancias psicoactivas, como son el alcohol, marihuana, drogas estimulantes, entre otras. Lo que, en general, empeora el pronóstico de la enfermedad y dificulta el tratamiento”, agrega el facultativo.
Tratamiento
La “Guía Clínica para la Depresión en personas de 15 años y más” del Ministerio de Salud considera a esta afección como una alteración patológica del estado de ánimo, caracterizada por un descenso del humor que termina en tristeza, acompañado de diversos síntomas y signos que persisten por a lo menos dos semanas. Es importante tener en consideración que la depresión se puede manifestar en cualquier etapa del ciclo vital, presentándose más frecuentemente entre los 20 y 30 años, aunque la edad de inicio se ha ido adelantando progresivamente.
Alejandra Jerez, psicóloga y académica del la Facultad de Medicina UCSC, señala que la juventud, como etapa del ciclo vital, implica el tránsito desde la adolescencia a la adultez, una etapa marcada por cambios relevantes en la vida de los jóvenes, que requerirá de una adecuada capacidad de adaptación, y es que los jóvenes avanzan hacia la progresiva independencia de su familia de origen, consolidación de su identidad personal, establecer vínculos afectivos firmes y duraderos, búsqueda de un sentido vital o proyecto de vida, buscando encontrar su lugar en el mundo como adulto.
“Esta vivencia, no es sencilla para todos los jóvenes, y es que detrás de cada ser humano existe un camino recorrido que los ha traído a este momento, un cúmulo de experiencias, con aciertos y desaciertos, fortalezas y debilidades, y desde la multiplicidad de factores también está la posibilidad de enfermar, de que llegue a sus vidas la depresión”, subraya.
“A pesar de lo difícil que puede ser afrontar sus síntomas, la cara más preocupante de la depresión estacionaria (y de la depresión en general), la constituye la ideación o conducta suicida”. Juan Pablo Ogueda, profesor de Psicología Udla.
Asimismo, destaca la importancia de la consulta temprana para un diagnóstico y tratamiento oportuno, ya que se disminuye los riesgos de que la enfermedad se presente en un curso prolongado de tiempo o con recaídas más frecuentes: “El tratamiento de la depresión dependerá de la intensidad de los síntomas, lo que se traduce en su clasificación según gravedad, entre leve, moderada y grave, incorporando apoyo psicosocial a través de un proceso psicoterapéutico y el apoyo farmacológico, con antidepresivos, esencialmente. La adherencia terapéutica es un factor crucial, en el proceso de recuperación, remisión completa de síntomas y regreso a un nivel previo de funcionamiento, o, dicho en otras palabras, recuperar la vida y encaminarla hacia aquellos aspectos valiosos que dan sentido pleno a la experiencia humana”.
Depresión estacionaria
El verano y las esperadas vacaciones, sobre todo de los más jóvenes, son un periodo del año esperado con ansias. Sin embargo, no todos ven con buenos ojos esa posibilidad de realizar actividades al aire libre, a reunirse y disfrutar del buen tiempo o de festividades como Navidad, Año Nuevo o vacaciones. Están quienes sufren un tipo de la depresión denominada “estacionaria”.
Juan Pablo Ogueda, profesor de Psicología de la Universidad de Las Américas Sede Concepción, afirma que se trata de un trastorno afectivo que se caracteriza por aparecer en algunas épocas de año y, si bien es más común en otoño e invierno, también puede iniciarse en primavera y continuar durante el verano. Sus síntomas son similares a los de la depresión tradicional: animo decaído, pérdida de la capacidad de disfrutar actividades, alteraciones del sueño y de la alimentación, agitación o ansiedad, culpa, pensamientos negativos o de minusvalía. En niños, también puede venir con altos niveles de irritabilidad.
“Si existe alguno de los síntomas, lo mejor es consultar con un profesional de la salud mental. También, puede ayudar adquirir hábitos saludables para combatir estos malestares, por ejemplo, mejorar la higiene del sueño y alimentación, realizar ejercicio físico regularmente, practicar meditación o mindfulness y buscar apoyo en seres queridos. A pesar de lo difícil que puede ser afrontar sus síntomas, la cara más preocupante de la depresión estacionaria (y de la depresión en general), la constituye la ideación o conducta suicida”, indica Ogueda.
Riesgo suicida
La Fundación Senderos entrega una serie de consejos para advertir eventuales riesgos suicidas, o señales de alerta que apuran la posibilidad de ayuda a quien pueda necesitarlo. Entre ellas se cuentan:
-Preguntar cómo se siente: Más allá de un “¿cómo estás?” cotidiano, invita a la persona a tomarse un tiempo para contarte cómo se ha sentido en el último tiempo, pidiendo que sea sincera.
-Preguntar si ha pensado en el suicidio, para saber cuál es el riesgo de que la persona lo haga y dará la oportunidad de actuar a tiempo.
-Tomar en serio cualquier idea suicida.
-Recurrir a la atención en salud mental. Ayudar a tomar una hora con un especialista, psiquiatra o psicólogo lo antes posible, o llamar al fono Salud Responde 600 360 77 77 para obtener orientación.
-Acompañar
-Demostrarle que es valioso/a para ti.