
Tres jóvenes universitarios comparten su testimonio de estudiar o trabajar en el extranjero. Cumplir sueños, convivir con personas de otras culturas y enriquecer el aprendizaje son parte de sus motivadoras experiencias.
Por Carolina Astudillo M.
Los convenios internacionales y las redes universitarias, han ampliado y enriquecido el quehacer universitario en todas sus áreas: investigación, docencia, estudios y proyectos conjuntos. El intercambio estudiantil ha sido una de las grandes ventajas y oportunidades para miles de jóvenes de la educación superior, que pueden complementar y enriquecer su formación profesional y su desarrollo personal, al vincularse con académicos, estudiantes y profesionales de otras culturas. Tres alumnos locales relatan sus experiencias y motivan a otros a no perder las diversas alternativas que tienen a la mano en sus universidades.
Abriendo puertas para el futuro
El restaurante Castel de Tres Girard, en Borgoña, Francia, es el lugar donde hoy se encuentra Liseth Sáez, Estudiante de Técnico Universitario en Gastronomía Intercultural de la UCSC realizando su práctica de Gastronomía Intercultural, gracias al convenio en la UCSC y Culinaire France. La gran motivación para ella era estar en el país donde nace la gastronomía. “Es algo súper diferente. Creo que eso es lo que me va a abrir las puertas para un futuro. Yo vivo en Quidico, que está en una zona de conflicto, por lo que se ha hecho todo muy difícil”.
Para poder acceder a este intercambio, Liseth contó con el apoyo de familia, amigos, hijos, profesores y la Universidad en general. También ha contado con las personas del lugar en que trabaja. Si bien el idioma le ha costado, la experiencia vale la pena. “En la cocina se habla súper rápido, así que hay que practicar”.
Para tomar esta decisión, indica Liseth, “hay que ser fuerte. Estar lejos de la familia es algo que se me ha hecho demasiado difícil. Tengo dos hijos, uno tiene 10 años que me llama llorando, diciéndome ‘mamá quiero estar contigo’. Mi hija tiene 4 años, y también llora y me dice que me extraña. Yo les explico que después todo esto va a tener una recompensa, pero para ellos es difícil de entender que lo estoy haciendo por ellos y para ellos, para un mejor futuro. Soy mamá soltera, así que sé que esto va tener grandes frutos”.
Para quienes quieren hacer esto, Liseth es enfática: “¡que lo hagan! Es una gran oportunidad el conocer Europa, y es algo maravilloso está acá, y conocer a nuevas personas es muy diferente. Se aprende mucho, es todo muy diferente: su cultura, la manera de trabajar, cómo se relacionan. Estar acá va a ser para obtener frutos. Cuando vuelva a Chile, quiero ponerme a trabajar. Tengo un local de comida rápida donde vivo, y con eso quiero juntar plata para irme de nuevo a otro lugar y trabajar, para tener mi propio restaurante y mostrar todo lo que he aprendido. Acá estoy con mucho ánimo, me queda un mes y medio –muy poco-, pero me iré llena de aprendizajes, conocimientos nuevos y feliz de esta experiencia”.
No hay que pensarlo dos veces
Desde el colegio, Camila Morales siempre tuvo como sueño salir del país en intercambio. Fue un episodio del programa “Carnaval” que vio en televisión, en el que una joven estaba en York, Inglaterra, relatando su experiencia, lo que la inspiró. Al ingresar a Artes a la UdeC, investigó que se podía hacer, e hizo los trámites en pandemia. Así fue como en febrero de este año viajó a Málaga, España, para participar en el programa de movilidad internacional de pregrado, y tomó ramos de segundo y tercero de bellas artes en la Universidad de Málaga.
“Cuando estaba en artes, fue “bacán” la experiencia de conocer otras culturas, hay muchos estudiantes extranjeros, y la forma de enseñar es distinta. Viví con personas de Turquía, con costumbres muy diferentes. Como la carrera es distinta, allá son muy libres en crear. Con formas de ver el mundo distinto. No quería volver”.
Camila comenta que en esa ciudad hay empresas que hacen tours para estudiantes extranjeros, lo que le permitió conocer Irlanda, Inglaterra, Escocia, Marruecos, Portugal y Francia.
Si bien cuando postuló no existían becas, comenta que un gran apoyo es el convenio que tiene la Universidad con el banco Santander lo que le permitió ganar la Beca Santander, para cubrir el viaje, arriendo y alimentación. “Mis papás me apoyaron también con cosas como las maletas o material de universidad, porque allá no se escatima en solicitud de materiales que pueden ser muy costosos a diferencia de aquí que podemos tener alternativas”, y ella misma juntó ahorros vendiendo cuadros a pedido.
“Hay que tener mucha perseverancia, el proceso es largo. Solo una persona salió antes de la carrera, por lo que no hay una forma de proceder, pero el jefe de carrera y la dirección de relaciones internacionales me ayudaron mucho. Una vez en el extranjero, hay que tener fuerza de voluntad porque se extraña, al estar tan lejos, pero es muy entretenido. Si hay posibilidades, no hay que pensarlo dos veces, es una experiencia inolvidable, hay que buscar. Hay que buscar los convenios, contactarse con las universidades de interés, y luego se establece el contacto entre las universidades”.
Idiomas que moldean culturas
Es un futuro ingeniero civil industrial de la UdeC, pero también tiene un especial interés por la comunicación. Para Nicolás Netz, “es muy interesante comunicarse en otro idioma y observar cómo funciona la gramática, cómo varían tanto las expresiones entre un idioma y otro”.
Fue la motivación por conocer otras culturas y desarrollar el idioma lo que le llevó a postular a intercambio. “Cuando estaba en primero de la universidad, fui a una charla y me empecé a preparar desde entonces”, explica Nicolás, para enfatizar que es importante ser organizado: “no es tan importante lo que uno tiene, sino lo que se está dispuesto a hacer. Hay que hacer trámites, hay que tener ganas, organizarse, preparase con tiempo. No hay que tener miedo. Creía que lo que estaba haciendo podía hacer una locura, pero cuando llegué al lugar de intercambio hay muchas personas haciendo lo mismo”.
Nicolás pudo obtener la Beca Baden Württemberg Stipendium, que le permitió estar entre septiembre de 2021 y abril de 2022, en el Karlsruher Institut für Technologie (KIT) de Alemania, donde tomó asignaturas en investigación de operaciones, machine learning, emprendimiento e idioma alemán. Por las fechas, le tocó pasar el invierno en ese país, que es muy crudo, por ello recomienda hacer el intercambio en el semestre de verano.
A juicio de Nicolás, la diferencia idiomática también moldea la forma de ser de las personas. Como en alemán “hay muchas frases donde el verbo va al final, lo que es muy diferente al español y eso refleja mucho como las personas son. Allá las personas tienen que esperar que el otro termine de hablar para saber lo que va a decir”.