Claudio Alvarado, director ejecutivo de IES: “La cuestión constitucional va a seguir abierta después del 4 de septiembre”

En un Estado demandado por problemas apremiantes como la crisis económica y las consecuencias de la pandemia, si gana el Apruebo se deben discutir unas 50 leyes para implementar la constitución. En caso de imponerse el Rechazo, se debe continuar con el proceso constitucional, dice el abogado que adelanta los escenarios que se darían en caso del triunfo de una u otra opción.

Cecilia Díaz R.

La cuestión constitucional es uno más de los varios desafíos que enfrenta Chile. Según el abogado Claudio Alvarado Rojas, director ejecutivo del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), el país vive una crisis de Estado que se revolverá solo si se logran pactos políticamente transversales. No haberlos alcanzado fue el gran error -en su opinión- de la convención constitucional que elaboró el texto que se plebiscitará el próximo 4 de septiembre.

Magíster en Derecho Constitucional por la Pontificia Universidad Católica de Chile, profesor universitario, columnista y panelista radial, además de autor de los libros La Ilusión Constitucional (2016) y Tensión Constituyente (2021), aborda los escenarios que se generarán tras la consulta tanto si gana el Rechazo como si triunfa el Apruebo. En cualquier caso, la situación no se avizora sencilla.

– En caso de que triunfe el Apruebo, ¿considera factible que realmente se realicen las modificaciones que sectores como el PDD han planteado?

-Lo considero muy poco factible. Ciertamente lo que ha planteado el PPD es una apuesta seria y valiosa en el sentido de que ayuda a tender puentes, pero me parece muy poco viable, muy poco factible, básicamente por dos cosas. Por un lado, los autores del proyecto de la nueva constitución que se somete a plebiscito son fundamentalmente miembros de Apruebo Dignidad, o sea, quien tendría el impulso político, quien sería el ganador en caso de ganar el Apruebo, sería aquel sector que no quiere realizar modificaciones sustanciales al texto de la convención. Y hay un segundo problema, vinculado con el anterior, que es que, si gana el Apruebo, va a venir una presión por implementar no por mejorar. 

El abogado clarifica: “vamos a tener una presión política para implementar y una presión legal, por una serie de plazos, son cerca de 50 leyes las que se establecen para implementar el texto, con plazos además dignos de una distopía, incumplibles bajo las circunstancias actuales del Estado chileno, entonces, sumando y restando, me parece muy poco factible que se realicen esas modificaciones que planteaba el PPD, sin perjuicio de que su aproximación, su planteamiento, es valioso”.

– En su opinión, ¿sería mejor que antes del plebiscito se explicitaran los cambios que se quieren realizar?

-Por supuesto que sería positivo desde el punto de vista del diálogo político, pero me parece inviable por lo mismo que decía anteriormente. Dicho de otro modo, no es sorpresivo, no es casual que haya un mundo, vinculado básicamente al PPD, que pone el énfasis en el hipotético Apruebo para reformar; tenemos otro mundo, los parlamentarios de Apruebo Dignidad, que habla de Apruebo para implementar. Tenemos en particular el Partido Comunista muy reacio a ese tipo de lógicas, es la división actual del oficialismo, son las dos almas que hoy están en pugna y que se encuentran en una situación bien paradójica: las izquierdas tuvieron la mayoría en la convención y no solo se resistieron a escuchar las sugerencias del mundo de la centro derecha, y de parte de la centro izquierda, sino que además, una vez que proponen un texto al país, se encuentran divididos de cara al futuro; yo creo que es muy sintomático de la situación actual de la coalición gobernante.

Difícil implementación

En el supuesto de que gane el Apruebo es necesario dictar una serie de leyes en plazos especificados por la misma propuesta.

– ¿Considera que están las condiciones para que se cumplan los plazos estipulados para la implementación de la constitución?

-No, no están las condiciones, creo que uno no exagera al decir que son plazos dignos de una distopía, hoy el Estado chileno tiene problemas muy acuciantes, y sobre eso vendría una presión que es, la verdad, inabordable, inabarcable, irrealizable. 

Preocupaciones

– ¿Qué aspecto es el que más le preocupa del proyecto? 

– Distinguiría dos variables que están relacionadas. La primera es una preocupación de índole político. Lo que necesitábamos, lo que demanda Chile, lo que podríamos decir que era el mandato subyacente al Apruebo del plebiscito de entrada, es un pacto constitucional políticamente transversal, de vocación mayoritaria y alcance nacional, capaz de ayudar a relegitimar a nuestras instituciones, de rehabilitar el diálogo político y de contribuir a tener un sistema político más eficaz, pero siempre pensando, como primer punto, como primer ámbito de preocupación, desde el punto de vista de la transversalidad  política y del tipo de construcción, que soportara, que respaldara el texto que se propusiera al país y eso, obviamente, no existe. 

Pero más allá del ámbito político, le inquietan temas jurídicos. “Hay un segundo tipo de preocupaciones, que se puede desglosar en muchos aspectos, y que tiene que ver con los problemas jurídicos y de diseño constitucional del texto que se propone. Eso abarca muchos aspectos, la cuestión de la plurinacionalidad, por ejemplo, como se confundió una necesidad real, que es el reconocimiento a nuestros pueblos originarios, con una modificación en la forma de Estado y en la forma de entender la nación chilena con implicancias muy problemáticas, en materia de restitución de tierras, autonomías territoriales indígenas, y tantas otras cosas”.

– Un triunfo del Apruebo por escaso margen, ¿le da legitimidad a la constitución?

 -No, no asegura legitimidad en el largo plazo, pero ni siquiera en el corto y mediano. Vuelvo al punto anterior: se requería establecer un pacto constitucional de vocación mayoritaria, de alcance nacional, transversalidad política, nada de eso existe. El Rechazo está siendo más transversal que el Apruebo, ese es el motivo por el cual es un hecho cierto que, con independencia del resultado del plebiscito, la cuestión constitucional va a seguir abierta después del 4 de septiembre.

Rol del Congreso

– En caso de que triunfe el Rechazo, ¿el poder constituyente vuelve al Congreso?

– Efectivamente tiene que ser el Congreso, es inevitablemente el Congreso, el lugar donde ha de decidirse cómo va a continuar adelante el cambio constitucional, qué vías ofrecer a Chile para un nuevo texto, porque se requiere reforma constitucional, que modifique las reglas de la constitución vigente y establezca cuál va a ser el camino que vamos a seguir.

– ¿Se debe llamar a un nuevo plebiscito?

– A mí me parece que lo más sano es que el sistema político acuerde un nuevo plebiscito, una nueva consulta a la ciudadanía. Por decirlo así, si la ciudadanía rechaza, que sea la ciudadanía la que decida cuál va a ser ese camino ante las alternativas que logre acordar el sistema político. Lo que debería pasar, si gana el Rechazo, es que el sistema político, y en particular en el Congreso, mediante una reforma constitucional, se establezcan, se propongan, se delimiten dos alternativas y que esas alternativas se le propongan a la ciudadanía, cuál ha de ser el camino por el cual vamos a transitar.

– En su opinión, ¿el Congreso, una comisión de expertos o una nueva convención deben plantear un nuevo proyecto?

– Esas alternativas habría que pensarlas muy bien, se podría proponer, como una aproximación tentativa, en ese hipotético plebiscito, en esa hipotética consulta a la ciudadanía, una mesa técnica, o de expertos análoga a la que implementó el proceso constituyente en curso. La otra alternativa podría ser una nueva convención con reglas diferentes a la que ya existió, porque, dados los problemas que se tuvieron, hay que sacar las lecciones del caso.

– Cualquiera sea el resultado, ¿prevé un largo período de incertidumbre? ¿Cuál es el máximo riesgo que enfrenta el país en los próximos años?

– Sí, es claro que estamos en medio de periodo de incertidumbre, yo creo que estamos en medio de una crisis de Estado para ser precisos, o sea, la cuestión constitucional es una más de un problema mucho mayor y es que el Estado no está dando abasto, no está siendo capaz de enfrentar aquellas exigencias, aquellas responsabilidades más elementales para las cuales existe, basta pensar en los temas de seguridad y orden público, tenemos una crisis económica, las secuelas de la pandemia, me parece que hay que introducir la cuestión constitucional en ese marco mayor y lo que Chile necesita son acuerdos políticos transversales para enfrentar y para evaluar cómo se sigue adelante con la cuestión constitucional, pero más en general y más amplio para enfrentar la crisis de Estado en la cual estamos inmersos. 

Concluye: “Lo que confirma la experiencia internacional es que cuando los países enfrentan este tipo de crisis de Estado, la única manera de salir adelante es con pactos políticamente transversales, no haberlo considerado debidamente fue uno de los grandes errores de la convención”.