Roberto Abarzúa Pincheira, auxiliar caballerizo: “Mi sueño es tener un museo para mostrar todo lo que tenemos”

Hace poco más de doce años llegó a trabajar a Medicina Veterinaria de la Universidad San Sebastián, donde descubrió la taxidermia, un oficio que lo cautivó. Hoy, gracias a su entusiasmo y guía de académicos de la carrera, muestra con orgullo diversos trabajos que permiten la conservación y el estudio de la anatomía y fisiología de animales. 

Cecilia Díaz R.

Reconoce que no tiene estudios formales. De hecho, la enseñanza media la finalizó en modalidad nocturna mientras hacía el servicio militar. Pero nada ha limitado su gusto por aprender y perfeccionar un oficio que conoció cuando llegó, como auxiliar caballerizo, a trabajar a la carrera de Medicina Veterinaria de la USS.

Proveniente de una familia de esfuerzo, vio desde niño que su padre debió trabajar en lo que pudiera para mantener a los cinco hijos. Roberto Abarzúa Pincheira tuvo nulas posibilidades de cursar estudios superiores por las carencias materiales. Después de desempeñarse en el área de abastecimiento y control de mercadería de una tienda del retail por 17 años y en Asmar durante tres, fue contratado por la casa de estudios en febrero de 2010, poco antes del terremoto. 

Su labor está en las pesebreras, pero también debe realizar labores de aseo y orden de pabellones de Anatomía, Patología, entre otros. En el primero descubrió la taxidermia, junto con la preparación de piezas anatómicas que se usan en los prácticos de las asignaturas de Anatomía Veterinaria I y II.

Relata que empezó de poco y que siempre ha contado con la ayuda y orientación profesional de los médicos veterinarios que le proporcionan libros y elementos para trabajar, en aquellos ratos en que sus labores habituales de aseo y alimentación de equinos, bovinos y ovinos, se lo permiten. Hoy ya son decenas de trabajos que resultan fundamentales para el proceso de aprendizaje de los futuros profesionales.

Una labor que enorgullece a la familia de Roberto, su esposa, Karen Rivera Silva, y sus tres hijos, Catalina, profesora de Educación Física de la USS y hoy cursando un magíster, y Joakin y Constanza, estudiantes de enseñanza media. 

Una buena vida

– ¿Qué recuerdos tiene de su niñez?

– Era desordenado en la escuela, pero tenía buenas notas en matemática, en artes manuales, me gustaba hacer cosas.

– ¿No pudo seguir estudiando?

– No, en esos años el liceo era una fábrica de obreros, uno salía de cuarto medio y había que trabajar. No como ahora que los jóvenes tienen más posibilidades.

– ¿Fue una vida difícil?

– No, tuve una buena vida, nunca nos faltó para comer y vestirnos que en esa época era lo primordial. Éramos cinco hermanos, el más grande le pasaba la ropa al más chico, antes con dos pantalones se pasaba el año completo. 

– ¿Le sirvió hacer el servicio militar?

– Lógico, me sirvió para contenerme, para ordenarme, ayuda harto, me hizo más responsable, no irme en malos pasos… El regimiento ordena a las personas, si tuviera la oportunidad de volver a hacerlo, lo haría. Me hice mucha gente amiga con la que tengo contacto hasta hoy.

Complejas aves

– ¿Cuál es su animal preferido?

– Me gustan los pudúes, los pingüinos, los lobos marinos.

– ¿Cuál es el más difícil de armar?

– Las más difíciles son las aves, los huesos son muy delgados y hay que tener cuidado que el químico no los destruya.

– También le toca trabajar con pacientes, ¿cuáles son más difíciles de manejar?

– Los quiques, el pudú, el puma…. Toda la fauna silvestre. 

– ¿Tiene algún sueño? 

– Hacer un museo para mostrar lo que la universidad tiene en taxidermia… Un espacio grande o, aunque sea pequeño… a las visitas les llama la atención y cualquier universidad querría tener lo que tenemos nosotros.

Lectura y música

– Además de trabajar, ¿qué le gusta hacer?

– Soy bueno para leer, lo que sea, que traiga algo interesante, que tenga que ver con animales… Leer algo que me llene la cabeza de más ideas, siempre ando buscando aprender.

– ¿Qué música le gusta?

– Rock antiguo, canto nuevo, el folclore… toco guitarra, tengo una guitarra eléctrica.

– ¿Y el cine le gusta?

– Me gustan las películas de vaqueros, de acción, de terror.

– ¿Profesa alguna religión?

– Soy evangélico por mis padres, mi señora es católica.

– ¿Tiene alguna mascota?

– No, no tenemos. Tuvimos un perrito, pero sufrimos mucho con su muerte, así es que preferimos no tener. Las mascotas se transforman en uno más de la casa.