Diálogo

Los desafíos del retorno a clases

Colegios y universidades comienzan en marzo un nuevo año escolar marcado por los vestigios de la pandemia: nivelación académica, priorización de contenidos, e incluso alumnos que por primera vez acudirán a establecimientos y otros que ni siquiera tuvieron la posibilidad de conectarse de manera remota. Érico Soto M. Llega marzo y el retorno a la […]


Colegios y universidades comienzan en marzo un nuevo año escolar marcado por los vestigios de la pandemia: nivelación académica, priorización de contenidos, e incluso alumnos que por primera vez acudirán a establecimientos y otros que ni siquiera tuvieron la posibilidad de conectarse de manera remota.

Érico Soto M.

Llega marzo y el retorno a la presencialidad de los estudiantes representa un gran desafío. Para la autoridad, pendiente del avance de la pandemia, y también para las propias comunidades educativas, que ven en la vuelta de las actividades habituales una forma de recuperar casi dos años de contenidos online. Casos que van desde retomar las tareas pendientes del último semestre, hasta alumnos que solo conocen a sus compañeros a través de una pantalla, y otros que no han tenido siquiera la opción de conectarse.

El ministerio de Educación (Mineduc) anunció la obligatoriedad de las clases presenciales a partir de 2022, con una serie de protocolos y medidas para un retorno seguro frente a la pandemia. El mismo ministro Raúl Figueroa, en el anuncio del regreso, señaló que la pandemia generó un “verdadero terremoto educativo”, donde los alumnos perdieron su desarrollo académico y el contacto con sus compañeros, afectando gravemente su sociabilidad.

Lo concreto es que en marzo viviremos un retorno de la mano de las medidas sanitarias vigentes en el país (uso de mascarilla obligatorio, distanciamiento físico, desinfección de manos y respetar los aforos), aunque en caso de que un establecimiento deba suspender las clases por los protocolos -de manera excepcional-, deberán continuar de forma remota.

Posvirtualidad

El presidente Regional del Colegio de Profesores, Jorge Barriga, coincide en que es necesario un retorno a las actividades normales, considerando que las clases virtuales jamás van a reemplazar a las presenciales. Sin embargo, la preocupación del gremio tiene que ver con que no todos los establecimientos cuentan con las condiciones básicas para el regreso. 

“Hay un grupo importante que no ha ido a clases presenciales al cierre del año pasado. Y segundo, hay otro grupo importante de estudiantes que no tenían acceso a la virtualidad. Me refiero que no tenían computador, celulares, tablet, etcétera. Lo que hemos tratado y dicho a nuestros sostenedores o autoridades pertinentes, es que tiene que haber una nivelación, con todos los estudiantes, tanto los que sí participaron de la virtualidad, presencialmente, y aquellos que no tuvieron la posibilidad de ir a clases”, sostuvo Barriga.

El dirigente plantea la opción de un currículo prioritario, con algunas asignaturas y no todas las unidades, en un proceso de nivelación que debería extenderse durante el primer semestre, con el objetivo de generar un trabajo en beneficio especialmente de quienes no tuvieron todas las oportunidades de aprendizaje durante el último periodo.

“Tiene que haber una nivelación, con todos los estudiantes, tanto los que sí participaron de la virtualidad, presencialmente, y aquellos que no”. Jorge Barriga, presidente regional Colegio de Profesores.

“La diferencia siempre ha existido, y ahora un poco más. Hay que entender que este retraso en contenido no es una particularidad de la región o del país: en todo el mundo ocurrió lo mismo. Van a haber vacíos de conocimiento que los chicos recibían y que no pudieron tener. Esperamos poder nivelarlo con estas medidas”, agregó.

Rendimiento

Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, manifiesta que aquellos estudiantes que solo han asistido a clases online y no han podido acceder a aspectos centrales de la experiencia educativa (convivencia entre pares, contacto cotidiano con los docentes, socialización, y en el caso de los más pequeños, experiencias de interacción claves para su desarrollo), presentarían diferentes tipos de obstáculos. 

“Hay dos capas de dificultad, la más superficial tiene que ver con lo que podríamos llamar normalización, que es volver a acostumbrar los niños a las rutinas y códigos del mundo escolar. La más profunda tiene que ver con reencantarlos con la escuela, que retomen los vínculos afectivos que permiten el aprendizaje. En cuanto al rendimiento, es clave que no se confunda priorización curricular con menor exigencia. Los niños que han sido afectados por la pandemia requerirán apoyos adicionales, pero también esfuerzos adicionales. Una vara más baja será una deuda de conocimientos –por usar una metáfora- que deberán pagar posteriormente en su formación, en la educación superior o en el mundo del trabajo”, indicó Rodríguez.

Algo similar se observa en la educación superior. La mayoría de las casas de estudio ya anunció un retorno totalmente presencial, con las medidas de protocolo y las eventuales directrices de la autoridad sanitaria.

Apoyo psicológico

En el Centro de Acompañamiento del Estudiante (CEADE) de la UCSC, ante el escenario que aguarda a los alumnos que ingresan por primera vez después de la pandemia, el mensaje es avanzar en las dificultades, para aprender y reorganizarse.

“Es relevante que los estudiantes puedan enfrentar este retorno con optimismo, centrándose en aspectos positivos, tales como lo importante que es retomar una rutina diaria, que incluya volver a organizar nuestros horarios, salidas y contacto con pares. El estar en ambientes distintos y con personas diferentes durante el día, contribuye a nuestra salud física y mental. El poder compartir experiencias con nuestros pares, profesores y familia en distintos ambientes favorece el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y afectivas”, explica Marcela Mora, coordinadora del Área Desarrollo Personal de CEADE UCSC.

“Poder compartir experiencias con nuestros pares, profesores y familia en distintos ambientes favorece el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y afectivas”. Marcela Mora, coordinadora del Área Desarrollo Personal de CEADE UCSC.

La psicóloga considera que las posibles dificultades que podrían llegar a tener algunos estudiantes se van a ir subsanando a los largo de los días, como en todo proceso de adaptación: “Por ejemplo, hay personas que desarrollaron temor a salir a la calle durante la pandemia o sus rasgos de introversión y ansiedad se vieron acrecentados producto del aislamiento social, sin embargo, con el apoyo de los distintos sistemas que los rodean es posible retomar el ritmo de cada una las actividades que antes realizaban”.

Desde lo psicológico, la proyección del paso desde las pantallas a la presencialidad también asoma como variable a considerar, pues los estudiantes debieron cambiar sus hábitos, ciclos de sueño y vigilia, habilidades de comunicación para adaptarse a la modalidad online, entre otros aspectos. 

“En algunos surgieron nuevos temores, a otros se les facilitó la vida con el anonimato tras la cámara. Diversas personas han vivido hasta el día de hoy esta experiencia de formas muy distintas. En cuanto a variables que han influido en cómo cada joven ha vivido esta etapa, se cuentan algunas como la personalidad, el entorno inmediato y las características del contexto histórico – social que hemos estado viviendo. El impacto a nivel psicológico puede variar mucho de una persona a otra. Como mencioné anteriormente, cada uno enfrenta estos procesos de transición de forma distinta, tomando más o menos tiempo en adaptarse”, señala Marcela Mora, agregando que “es importante que no generen expectativas irreales en cuanto a lo rápido o lento que puede ser este proceso, no compararse con otros compañeros y entender que tenemos historias, familias y realidades diferentes, por lo tanto cómo respondemos a una situación como esta es absolutamente particular”. 

Transición

Paula Fuentes, directora de Pedagogía en Educación Básica en la Universidad de Las Américas, sostiene que el escenario al que se enfrentarán los estudiantes con el retorno a la presencialidad después de dos años de clases online, indudablemente será una transición que no todos sobrellevarán de la mejor manera. 

“Por ejemplo, los más pequeños deberán aprender a estar lejos de las comodidades de su casa y a convivir y socializar con personas desconocidas o que solo vieron a través de las pantallas. También se les exigirá autonomía, regulación emocional y patrones de comportamiento que posiblemente quedaron rezagadas durante estos años de confinamiento. Y si a esto se le suman problemas de aprendizaje, podrían tener dificultades para adaptarse a este nuevo escenario”. 

En lo que respecta a los y las adolescentes, la académica señala que, si bien es una etapa de importantes cambios a nivel físico, cognitivo y socioemocional, la pandemia vino a complejizarlos aún más: “Posiblemente sus rutinas se vieron afectadas a tal nivel, que su salud mental también se vio deteriorada. El confinamiento, la falta de interacción con sus pares y la poca o nula restricción del uso de aparatos móviles, posiblemente acarreó problemas de concentración, baja autoestima e incompetencia social, lo que propició el albergue de sentimientos de apatía y desmotivación frente al aprendizaje”.  

En cuanto al rendimiento de los estudiantes, la docente señala que claramente se verá afectado en esta transición de clases online a presencial. Esto porque, por una parte, las notas pueden no ajustarse a la realidad por el mayor apoyo que recibieron, sobre todo los más pequeños, en el cumplimiento de sus tareas escolares y/o deterioradas por la poca o nula comprensión de los contenidos evaluados. 

“La pandemia ha afectado negativamente a la educación en todos sus niveles y ámbitos. La falta de práctica o la explicación más individualizada de algunos contenidos acarrearon rezagos o derechamente retrasos en el desarrollo físico, cognitivo y socioemocional de los y las estudiantes. Si bien es imposible hacer una planificación por cada estudiante dentro de una sala de clases, es necesario equilibrar las exigencias académicas, sobre todo para aquellos que presentan mayores dificultades de aprendizaje”, indicó Fuentes.