Diálogo

Las Meninas, un hito del realismo en el arte

Es una de las obras más analizadas de la historia del arte, Las Meninas fue el cuadro que consolidó a Diego Velásquez como uno de los grandes maestros del arte barroco.


Por Antonia Durán


Con un colosal lienzo de 3,18 metros de alto por 2,76 de ancho, Diego Velásquez pintó, en el año 1656, una de las obras mejor logradas y analizadas del arte occidental, Las Meninas. La obra resalta por el retrato detallado de una escena cotidiana de la Corte Real Española: la infanta Margarita, hija del rey Felipe IV de España, siendo atendida por sus criadas, las meninas, y acompañada por otros personajes de la corte.

En detalle, es posible identificar a la izquierda de la infanta y sus acompañantes al mismo Diego Velásquez, pintor de cámara del rey español en ese entonces, pintando un gran lienzo que el espectador no logra divisar. Sin embargo, al fondo de la imagen se puede divisar un espejo con el reflejo de los reyes, Felipe IV y Mariana de Austria, por lo que una de las teorías de su posición es que son el objeto del cuadro que Velásquez está pintando. 

Otros personajes identificables en la obra, al lado derecho de la protagonista se encuentra Maribárbola, mujer pequeña que sufría acondroplasia (trastorno del crecimiento) que era parte de la servidumbre real; y Nicolasito Pertusato, el bufón. Más atrás, están dos guardadamas y al fondo José Nieto, jefe de tapicería de la reina. Un detalle de la obra que llama mucho la atención es que varios personajes están mirando hacia el frente, lo que da la sensación de que el objeto del cuadro del pintor es el propio espectador, lo cual lo compromete con la obra.

Esta obra de arte sirvió como una anticipación al movimiento ilusionista, ya que transmite más allá de lo parecido y logra en gran medida la representación de la vida. La complejidad de su composición se basa en un espacio concreto, el cual otorga una perspectiva aérea. Esto quiere decir que su autor logra la creación de un espacio en profundidad, otorgando al espectador la sensación de que entre las figuras de la pintura hay aire. Sin duda, una de las pinturas mejor construidas en la historia del arte. 

La celebrada obra se encuentra actualmente en el Museo Nacional del Prado, en Madrid y no deja de intrigar a los que la conocen. La innovación en la composición de este relato histórico la hacen digna de cualquiera de los reconocimientos que ha tenido a lo largo de su historia.