Diálogo

Andrea Repetto, Presidenta de la Fundación Superación de la Pobreza:“Debemos trabajar nuestro sentido de comunidad”

La destacada economista fue invitada a dictar la master class de la Facultad de Comunicación, Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, titulada “Desafíos y oportunidades para la erradicación de la pobreza”.


Por Carolina Astudillo M.


La llegada Andrea Repetto a la Fundación Superación de la Pobreza en 2018 es reflejo de un tema que ha movido a esta economista a lo largo de su trayectoria. Desde su línea profesional -es ingeniera comercial, magíster en economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile, y doctora en economía por el Instituto Tecnológico de Massachusetts-, ha centrado su formación, sus investigaciones y su carrera en las políticas fiscales y sociales.

La actual presidenta de la Fundación fue invitada a dictar la master class de la Facultad de Comunicación, Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, titulada “Desafíos y oportunidades para la erradicación de la pobreza”, espacio en que Repetto recalcó que avanzar en la disminución de este fenómeno no solo tiene relación con el incremento de ingresos, sino también con un cambio en la forma de relacionarse de las personas. 

¿Qué define a la realidad de la pobreza cuando se busca su erradicación, no ya desde el asistencialismo sino como una tarea importante para el desarrollo humano?  

“Hoy tenemos esa mirada que es más amplia respecto de lo que significa experimentar de la pobreza. Nos preocupa que las personas no puedan desplegar todas sus capacidades, o que tengan carencias en ámbitos que sean tan centrales en la vida,  que no les permiten desplegarse: que tengan un acceso limitado o poco oportuno a la salud, que no tengan una educación de calidad, o no puedan vivir en un barrio seguro, no tener redes con quienes compartir, o que puedan ayudar cuando tengas un problema, no contar con un trabajo que sea digno, un sueldo suficiente, o no tener una cierta protección social,. Todas ellas son desventajas que se van acumulando en estas personas, y que en su conjunto entendemos como pobreza, más allá de los ingresos, que era el concepto que veíamos en el pasado”.

¿Cómo afectan las crisis económicas a los sectores que sufren pobreza?

Todo esto va de la mano. Tener pocos ingresos muchas veces va con esas otras cosas. La falta de empleo y la falta de ingreso son una dificultad que no solo tiene impacto en el presente de las personas que las viven, sino que también tienen implicancias que perduran en ámbitos como por ejemplo la salud de las propias personas -se presentan enfermedades crónicas-, problemas intrafamiliares, más dificultades en la escolaridad de los niños, entre otros efectos persistentes. 

Es muy importante evitar las crisis económicas por su efecto en la vida de las personas y en lo que va a suceder en las generaciones futuras. hay que evitar que las personas caigan en esta situación, y es un deber de quienes están a cargo -de las economías, los ministerios de Hacienda, o los bancos centrales-, de que la economía sea lo más estable posible, porque es grave lo que sucede en una crisis.

Hay países desarrollados con niveles de pobreza altos, pero también otras sociedades que tienen mejores niveles de equidad y que registran una disminución de la pobreza. ¿Cuáles crees tú que son los factores claves para avanzar en el desafío de la superación de la pobreza? 

Los lugares donde la gente está más protegida ante estos riesgos de caer en la pobreza son, en general, economías desarrolladas que tienen Estados más capaces de responder ante las crisis o de evitarlas. Al mismo tiempo, dan oportunidades más igualitarias. Por ejemplo, el cómo les va a los niños en las escuelas, no tiene tanta relación con los ingresos de familia, con la educación de los padres, o con el lugar donde viven. Y eso se construye sobre la base de ciertos ámbitos de lo público, que son comunes. La educación es uno de ellos, como también la salud y la vivienda. Creo que esos deben ser los tres más importantes: donde las personas tienen seguridad en esos ámbitos, que te permiten desplegarte en todo lo demás.

¿Cómo estamos en Chile en cuanto a políticas públicas? ¿Somos capaces de elaborar buenas políticas y a su vez, de implementarlas?

Si uno toma una perspectiva más larga en Chile, y mira las cifras, podemos observar que hemos avanzado mucho, y eso es innegable. El porcentaje de personas que experimenta la pobreza en esos términos se ha reducido enormemente en los últimos 30 años -y este es uno de los grandes avances de Chile-. Se ha reducido el número de personas que sufren de la pobreza multidimensional, que tiene distintos rezagos como en educación, salud, o trabajo. Han mejorado los índices de desigualdad – aunque muchas veces nos cuesta verlo-, pero eso no significa que no tengamos desafíos, en parte porque lo que se entiende por pobreza hoy, es distinto.

Hoy estamos más conscientes de la relevancia de los aspectos relacionales, del trato,

de la parte subjetiva sobre cómo se percibe el trato entre nosotros, el trato que nos da

el Estado, y ahí aparecen cosas que son difíciles de resolver.

¿Cuáles son los mayores obstáculos, y que no son solo un desafío social sino también un desafío personal, para contribuir a la disminución de la pobreza?

Un primer camino que debemos trabajar es nuestro sentido de comunidad. Entender al otro como un igual, no como un “distinto”, no como una amenaza. Tenemos que construir un contrato social, en el sentido de que todos aportamos, y al que todos tenemos derecho a acceder si tenemos algún problema. Y esos son los espacios de lo común: que nos protejamos mutuamente. 

Nuestra sociedad está construida sobre algo muy individual, sobre una superación de la pobreza o un desarrollo que es muy individual o familiar, y que no alcanza a tomar una perspectiva mayor: no conocer a tus vecinos, no sabe cómo se llaman, no poder pedirles apoyo para alguna cosa. Al contrario, necesitamos confiar muchos más unos con otros, necesitamos más espacios de trabajo en común, y hay comunidades que permiten realizarlo, como las escuelas, las juntas de vecinos, las federaciones estudiantiles, o las iglesias, que son esos espacios comunitarios que todavía tenemos y que es donde podemos trabajar juntos.

Nos necesitamos mutuamente y a veces la naturaleza nos lo recuerda. hay un desastre socionatural y necesitamos del apoyo mutuo. A esto me refiero con el contrato social: que todos seamos parte, porque significa que nos vamos a proteger en caso de que lo necesitemos. Todos aportamos porque tenemos derecho a ser cuidados, y tenemos un trabajo que reparar ahí. Creo que esto se fue perdiendo en Chile, y el modo en que hacemos política social, es un reflejo de eso. El foco se pone en la vida individual, en la que cae la responsabilidad sobre los propios hombros, y no en el trabajo comunitario. La política social está diseñada con un mensaje que dice que es importante, pero que no es único, y que recalca la responsabilidad que tiene cada uno en su propio desarrollo, y eso carga el peso sobre cada uno. Es pensado como si todo fuera muy doméstico, muy local, y no como si fuera comunitario, y la superación de la pobreza es comunitaria.