Estrés, violencia y acoso laboral: los grandes dolores de un profesor

La docencia debe ser una de las carreras más relevante de una sociedad, pero al mismo tiempo una de las que más conflictos tiene con su entorno. La Ley de Convivencia Escolar, que se tramita actualmente en el Congreso, busca mejorar una serie de falencia que no sólo apuntan a la violencia, sino también a terminar con uno de los problemas más grandes de nuestra era, la salud mental.


Por Angel Rogel A.

Durante el mediodía del miércoles 7 de agosto, después de mucho tiempo, el Colegio de Profesores y Profesoras del Biobío marchó junto a representantes de la Confederación Nacional Funcionarios de Educación Municipal (CONFUSEM) y la Federación Nacional Asistentes de la Educación (AEFEN). Esa es quizás la mejor demostración de una realidad que afrontan día a día quienes son parte del sistema educativo en Chile: violencia, malos tratos y problemas de salud mental.

Es cierto, no se trata de una situación generalizada en todos y cada uno de los establecimientos educacionales del país, no obstante, cada cierto tiempo se produce un hecho que nos hace reflexionar y posicionar la mirada en quienes enseñan. En efecto, no es difícil encontrar informaciones de violencia y agobio laboral en los colegios al realizar una breve búsqueda en Google. Cifras de denuncias en Los Ríos, en Ñuble, incidentes en Lota o en Antofagasta, donde en marzo de este año, la profesora Katherine Yoma tomó la drástica decisión de quitarse la vida, agobiada por amenazas y agresiones que recibía de parte de una estudiante y su padre, son parte de lo manifestado. Y sí, tal como leyó, la docente que tenía 31 años no soportó más el acoso de quienes también eran parte de su comunidad escolar.

Entonces, no parece extraño preguntarse qué implica ser profesor o profesora hoy, y cómo se vislumbra una profesión que, siendo una de las más valiosas de cualquier sociedad, es también de la más difíciles de sobrellevar, particularmente, en nuestro país. Lo anterior, ha generados incertidumbre en torno al futuro. El presidente del Colegio de Profesores del Biobío, Jorge Barriga, comentó que existen proyecciones que apuntan a que en un par de años habrá problemas por la escasez de profesores en algunas asignaturas. Durante años el magisterio ha manifestado diferencias con los gobiernos de turno, particularmente por temas económicos y la denominada deuda histórica, y si a ellos ahora le sumas los episodios de violencia y de agobio laboral, “no es un incentivo para nadie, por más que te guste enseñar”, lamentó Barriga.

Salud mental

Especialistas en educación coinciden en lo difícil que hoy resulta enseñar y las dificultades son variadas, y van desde la constante capacitación en materia tecnológica, hasta problemas de salud mental que se vieron incrementados tras la pandemia por Covid.

“Son muchas las dificultades que deben afrontar los profesores hoy”, señala Jorge Varela, director del laboratorio de Convivencia del Instituto de Bienestar Socioemocional (IBEM) de la Universidad del Desarrollo (UDD), y luego enumera la falta de legitimidad, el escaso apoyo en la familia, el desafío “a la autoridad” por parte los alumnos y un enemigo presente pero invisible para quienes están alrededor, los problemas salud mental.

“Post pandemia se evidencia un aumento de problemas de salud mental. No siempre se cuentan con las herramientas para enfrentarlos, identificarlos y manejarlos. Claro, los profesores no tendrían por qué manejarlos, porque están en un colegio no es un hospital. Entonces, esa línea que hay que trazar, hace que el docente quede en una especie de limbo, donde se espera que el docente se haga cargo de estos temas, pero para los cuáles no está preparado, pues no estudió para eso, y muchas veces se confunden sus roles. Y eso, en un contexto global, genera que muchas menos personas quieran ser profesores”, sostuvo Varela. 

La rápida evolución de la tecnología, la creciente diversidad dentro del aula y, por cierto, la salud mental, no sólo en profesores y profesoras, sino también en estudiantes, son algunos de los desafíos que afronta ámbito educativo actual, sostuvo Romina Irribarra Vivanco, doctora en lingüística especializada en enseñanza de la pragmática de una segunda lengua.

La profesional, también académica de Pedagogía en Inglés en la Universidad Andrés Bello (UNAB), apuntó: “las aulas actuales son más diversas que nunca, con estudiantes que provienen de diferentes niveles culturales, socioeconómicos y tienen variadas necesidades educativas. Adaptar la enseñanza para atender a esta diversidad puede ser un reto, especialmente en contextos donde el número de alumnos por clase supera los 35, e incluso alcanza hasta 45 en algunos casos. Esta situación complica la implementación de estrategias de enseñanza individualizadas y la gestión eficaz del aula”.

Ley de Convivencia

En su convocatoria a la prensa, el Colegio de Profesore explicó que la marcha del pasado miércoles 7 de agosto se explicaba como una forma de visibilizar el “acoso, agobio, maltrato y violencia que se están viviendo en las comunidades educativas”. Lo anterior, en medio de las trabas que ha tenido que enfrentar la legislación de la Ley de Convivencia Escolar.

“Un docente puede apoyar, acompañar en la sala de clases, pero un docente no es un fiscal o un siquiatra, no es un actor que tenga que hacerse cargo de estas situaciones, y no tendría por qué hacerlo”

Jorge Varela, director del laboratorio de Convivencia del Instituto de Bienestar Socioemocional UDD.

Jorge Varela, fue invitado y expuso ante la comisión de Educación mientras se abordada el proyecto de ley. Sobre el particular, comentó que se trata de un proyecto que no necesariamente destaca cómo se “cuidará a los profesores”.

“Necesitamos tener más recursos, otra ingeniería en los colegios, en la formación inicial, que les brinde soporte a los docentes, por ejemplo, en salud mental, en conductas de riesgo del tipo antisocial. Un docente puede apoyar, acompañar en la sala de clases, pero un docente no es un fiscal o un siquiatra, no es un actor que tenga que hacerse cargo de estas situaciones, y no tendría por qué hacerlo”, sostuvo Varela.

Eliseo Lara Órdenes, director del Programa de Pedagogía en Educación Media en la UNAB, comentó que “la ley viene a fortalecer el trabajo de la convivencia en las comunidades y reforzar el bienestar docente. Ahora bien, eso no resuelve del todo el problema, pero ayuda a enfrentarlo. Ya que, claramente la principal debilidad del proyecto es que no fortalece la formación docente en convivencia, clima de aula y manejo de incidentes críticos”.

Motivación

En medio de este escenario, parece una tarea titánica poder motivar a las nuevas generaciones con seguir una carrera docente. “Hoy no existe ningún incentivo -señala Romina Irribarra-. De hecho, todo lo que rodea la profesión docente la hace cada vez menos atractiva. Nadie se enriquece siendo profesor, todos les echan la culpa a los profesores, por lo que dejan de hacer los adolescentes (…) Creo que, primero, tenemos que hacernos cargo de estos temas, para después pensar en cómo hacemos más atractiva la profesión docente”.

Irribarra agrega que “es crucial generar campañas de sensibilización que destaquen el impacto positivo de los docentes y compartir historias inspiradoras de educadores exitosos. Cambiar la narrativa social sobre el rol y la labor docente es esencial, ya que, en muchas ocasiones, esta profesión es subestimada y eso contribuye a la percepción negativa de labor docente”, comentó.

“Es crucial generar campañas de sensibilización que destaquen el impacto positivo de los docentes y compartir historias inspiradoras de educadores exitosos. Cambiar la narrativa social sobre el rol y la labor docente es esencial, ya que, en muchas ocasiones, esta profesión es subestimada”.

Romina Irribarra, profesora.

En opinión de Eliseo Lara “la docencia es la única profesión, prácticamente que todos conocemos antes de ingresar a estudiar a la universidad, ya que un estudiante que no tiene un pariente médico, abogada o ingeniero difícilmente puede saber en qué consiste realmente el trabajo diario de cada una de esas profesiones. Esto nos permite explicar en parte la desazón por la carrera (…). Sin embargo, la estabilidad laboral, el incremento que ha tenido la remuneración docente, así como otros beneficios asociados hacen que sea más atractiva la profesión. De ahí que muchos estén optando en la docencia como una segunda carrera profesional al igual que en gran parte de los países desarrollados, visualizando que ser docente posibilita muchas opciones de desarrollo profesional que otras carreras no tienen”.