Chile, según la categorización de la Cepal, es hoy un país de envejecimiento avanzado. La población mayor es vulnerable y requiere de cuidados, y entrar en esta categoría empieza a exponer una nueva realidad: viejos cuidando a otros viejos.
Por Carolina Astudillo M.
No es casualidad que actualmente, las personas mayores sean parte de la discusión social sobre las pensiones, o incluso protagonicen películas de cine como “Agente Topo”. Han dejado de ser una minoría: los censos y las encuestas demuestran que Chile es un país de envejecimiento avanzado. Esto no solo implica tener que avanzar en políticas públicas, sino también en cambios de comportamientos, trato y discursos sociales, y hoy ya puede observarse una situación que vendrá en aumento: personas mayores cuidando a otras personas mayores.
Persona mayor
La Coordinadora regional del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) Janine Albarrán, detalla que la evolución de la proporción de adultos mayores en la población en Chile y la Región del Biobío, se puede analizar a partir de los datos de las encuestas CASEN 2020 y 2022, y la proyección, estima que al año 2050, la población mayor en nuestro país, superará el 32% y al menos 26.000 personas, tendrán sobre 100 años de edad. La proporción respecto del total de habitantes en la región del Biobío no difiere mucho de la media nacional, alcanzando un 19,6%. Respecto a la esperanza de vida, las mujeres están viviendo en promedio 4 años más que los hombres, (79 hombres y 83 mujeres), y se estima que esta brecha se irá incrementando”.
Los especialistas hoy ya hablan de “persona mayor”, más que de adulto mayor, y se llega a esa categoría cuando cumplimos 60 años. “Desde 2022 Chile se convirtió en un país envejecido. Según la categorización de la Cepal, es un país de envejecimiento avanzado. Esto significa que la proporción de los menores de 15 años, es menor que los mayores de 60 años, por lo tanto, es una realidad, no es un futuro” detalla la Dra. en Antropología Carola Salazar, académica de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, especialista en estudios de este segmento etáreo.
Esta transformación, indica la Dra. Carola Salazar, también ha llevado a tener mayor conciencia de la inclusión y del debate de temas que afectan a este segmento, pues al aumentar las expectativas de vida, el periodo de jubilación es más extenso que hace unas décadas, y las personas son cada vez más autovalentes en esta etapa de vida.
“Es muy importante cuidar la espiritualidad de las personas, hay evidencia científica de que la espiritualidad contribuye mucho a la salud de las personas”.
Dra. Carola Salazar, académica UCSC.
En este sentido, las cifras demuestran que los prejuicios por edadismo están lejos de la realidad. Se cree que la vulnerabilidad de las personas mayores es sinónimo de fragilidad y dependencia, no obstante, Janine Albarrán argumenta con cifras que “un 77,8% de la población es completamente autovalente, sólo un 8% tiene dependencia severa y el 13% requiere algún grado de asistencia. (…) en nuestra región el porcentaje de personas mayores autovalentes, equivalen al 84,5%, superando la media nacional”.
No obstante, como explica la académica Carola Salazar, siempre llegará el momento en que una persona requerirá cuidados, a diferencia de otras etapas de la vida, como la niñez, en que el paso del tiempo significará mayor independencia. “Y aún es tabú o existe un prejuicio, en necesitar ayuda. Mucho se ha escuchado en las personas que no quieren llegar a ser una carga, pero hay que asumir que todos llegaremos a un momento en que necesitaremos cuidados”.
Es momento de cuidar-se
Esta evolución en los segmentos etarios está comenzando a develar la realidad de personas mayores que cuiden a otros. Con una mayor esperanza de vida, la disminución de la tasa de natalidad y los avances médicos, las personas mayores con necesidades de cuidados van rápidamente en camino a superar en número a las personas disponibles para cuidarlos. “Esto es conocido como ‘la crisis de los cuidados’ y es una problemática no sólo en Chile, sino a nivel mundial, que comienza a afectar a un número cada vez mayor en la población” declara Angélica Vaccaro, Directora del Hogar de Persona Mayor “San Vicente de Paul” de San Pedro de la Paz. “Lo constatamos en nuestra fundación, donde recibimos muchos requerimientos de personas que ya son mayores y llegan a postular a sus padres, tíos o hermanos porque ya no tienen la capacidad de seguir cuidándolos”.
Los riesgos
El grupo de las personas mayores es bastante heterogéneo. Algunas son totalmente activas y cognitivamente se encuentran muy bien y otras necesitan asistencia en todas las actividades básicas de la vida diaria como vestirse, alimentarse o ir al baño. Por lo tanto, “ser una persona mayor cuidadora es particularmente complejo, porque no siempre están los medios económicos y el estado de salud necesarios para cumplir una tarea que implica atención 24 horas, todos los días” indica Patricio Encina, coordinador de Operaciones de Hogares Fundación San Vicente de Paul.
En el aspecto físico, una persona cuidadora debe atender a otra persona enferma, y es posible que deba tener cuidados similares consigo mismo. “Lo más importante que debemos prevenir son las caídas, que pueden tener consecuencias graves, además de las descompensaciones de sus enfermedades de base, para lo que es importante mantener al día los controles médicos y entrega de medicamentos”, indica Angélica Vaccaro.
Por otra parte, la antropóloga Carola Salazar agrega que la salud mental es uno de los aspectos más relevantes en los cuidadores mayores. “Uno de los riesgos que se ven es el burnout, pues no solo es la carga física sino también la carga emocional. Para una persona mayor, que está en una situación de dependencia, el cuidado se hace cada vez mayor, no como sucede con un niño, hay más necesidades de ser cuidado. Una persona mayor cuidadora también está sufriendo cambios. Hay que tener consideraciones de las políticas públicas, para facilitar los cuidados, pero también de formación de expertos en esos temas, especialmente técnicos -además de profesionales de geriatría-, en enfermería y cuidados de salud mental de los cuidadores” indica la académica, agregando que al burnout se pueden sumar cuadros de depresión o ansiedad, muy comunes en personas mayores ante la incertidumbre de un tema que es aun tabú: hablar de la muerte.
“La preocupación es quién cuida al cuidador. Además de cuadros ansiosos, por las responsabilidades del cuidado de otra persona mayor, está la incertidumbre de una situación que es tabú: hablar de la muerte, o la cercanía a esa etapa. Es muy importante cuidar la espiritualidad de las personas, hay evidencia científica de que la espiritualidad contribuye mucho a la salud de las personas, y la muerte es un tema que hay que tratar y hablar”.
Avances en políticas públicas
La sociedad ha avanzado exponencialmente en materias de adulto mayor, como lo constatan las especialistas. “Se ha visto un cambio grande en cuanto a las políticas orientadas a personas mayores, no obstante, se está al debe aún en el área de pensiones, y también hay que estar atentos a los cuidados, hay que fortalecer la formación técnica especializada en personas mayores” declara la Dra. Carola Salazar.
Patricio Encina indica que se requiere mayor conciencia de que “la protección de las personas mayores es y debe ser una responsabilidad compartida entre la familia de la persona, el Estado, el sector privado y la comunidad. No podemos esperar que sólo uno de estos actores asuma toda la labor. (…) Son muy importantes también todas las políticas que invitan a llevar una vida más saludable para así tener posibilidad de una mejor calidad de vida en la tercera o cuarta edad y a incentivar todo lo relativo a participación social y comunitaria”.
“La protección de las personas mayores es y debe ser una responsabilidad compartida entre la familia de la persona, el Estado, el sector privado y la comunidad. No podemos esperar que sólo uno de estos actores asuma toda la labor”.
Patricio Encina, coordinador de Operaciones de Hogares Fundación San Vicente de Paul.
Las políticas hoy incluyen al sector de cuidadores, pero no hay aún registro de cuántos de ellos son también mayores. Sin embargo, como indica Janine Albarrán de Senama, “en los casos de personas mayores cuidadoras de otras, este ha sido un criterio permanente de nuestro servicio y se les prioriza. La detección, se realiza a través de la red interinstitucional con la que trabaja Senama en la región”. Asimismo, hay diversos programas que se han instalado para el apoyo a los cuidadores en general, más que en específicos a los que son mayores.
“Como política, el sistema nacional de cuidados ‘Chile Cuida’, permite ir aumentando dispositivos de cuidados, centros diurnos comunitarios de personas mayores, condominios de viviendas tuteladas, programas de cuidados domiciliarios, como también el aumento de cobertura para subsidiar y mejorar el servicio de los establecimientos de larga estadía, sólo en Senama. (…) “¿Qué falta? creo que falta mayor concientización de que el envejecimiento es un proceso de la vida y que todos, con suerte, llegaremos a ser personas mayores y que no por ir más lento, perdemos nuestros derechos”, concluye Janine Albarrán.