Las consecuencias de la pandemia, el aislamiento social y la falta de acceso a servicios deterioran la calidad de vida de las personas mayores, factores que afectan en especial a las mujeres de este segmento etario y a los mayores de 80.
Por Cecilia Díaz R.
En pandemia la psicóloga Catherine Aravena Valero comenzó a ofrecer información útil a las personas mayores en redes sociales para ayudarlas a superar el complejo escenario. Con el tiempo, y junto a otras profesionales interesadas en el tema, formó la fundación Vejez Activa, que otorga capacitaciones y asesorías con el objetivo de promover un envejecimiento saludable. Un desafío mayúsculo en un país como el nuestro que envejece aceleradamente.
La profesional vivió el proceso de deterioro cognitivo de su abuela que padecía el mal de Alzheimer y, a través de un voluntariado del Hogar de Cristo, conoció a personas mayores en situación de calle. A esa experiencia de vida le sumó la formación profesional con un magíster en Gerontología. Hoy preside la fundación.
– ¿Cuáles son los factores más preocupantes que afectan a los adultos mayores?
– Son varios. Hablamos de factores multidimensionales, multicausales, porque sería muy simplista si solo nombrara tres. Sabemos que todos, de alguna forma, interactúan, pero lo que la literatura informa es que una de las grandes consecuencias, un factor de riesgo que aún se ve muy presente, es la pandemia. A pesar de que se supone que ya no estamos en pandemia, aún vemos sus resultados.
– ¿En qué lo notan?
– En este periodo post-pandemia vemos cómo la salud, la salud mental, el estado cognitivo, se ven muy deteriorados.
– ¿Qué otro factor mencionaría?
– La soledad, el aislamiento social, que también es uno de los factores de riesgo que acompaña a otras enfermedades, por ejemplo, enfermedades cardiovasculares, desarrollo de demencia, pérdida de funcionalidad, peor calidad de vida.
– ¿La soledad influye o es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares?
– Exacto. De hecho, cuando hablamos o empezamos a investigar sobre soledad y aislamiento social, nos damos cuenta de que en el último tiempo hay más investigaciones, no las suficientes como nos gustaría, pero hay un incremento en investigaciones con estas temáticas, porque se asociaron directamente a menos años de vida, a una mortalidad prematura. Es decir, la gente que está aislada vive menos años o tiene menos proyección de vida
– ¿Eso en comparación a las personas que están rodeadas de su familia?
– No solamente de las familias, sino que también cuentan con otras personas, con la comunidad, sobre todo con amistades, que pueden ser una red de apoyo en momentos de necesidad.
“A más edad hay una mayor presencia o riesgo de aislamiento social y una sensación de soledad, es decir, las personas que tienen 80 y más serían las que están más propensas a vivir estos factores de riesgo”.
– ¿Cuál es el tercer factor que está deteriorando la calidad de vida de las personas mayores en Chile?
– Los factores relacionados con la calidad de vida, por ejemplo, el estado de salud,
el estado de salud integral, pensando no solamente en la salud física, sino también en la salud mental, en la percepción también de acceso, por ejemplo, a servicios, que está relacionado a los factores económicos.
– ¿Hay diferencias de género? ¿Cómo le afectan estos factores a mujeres y hombres?
– Sí, cuando estudiamos y vemos los resultados de investigaciones, nos encontramos con dos hallazgos que son muy importantes. Hay una brecha en cuanto a género, es decir, hay una feminización de la soledad o del aislamiento social en la vejez, hay más mujeres que viven esta situación. Lo otro es que a más edad también hay una mayor presencia o riesgo de aislamiento social y una sensación de soledad, es decir, las personas que tienen 80 y más serían las que están más propensas a vivir estos factores de riesgo, a experimentar estos factores de riesgo. Y el otro tema no menor es la brecha que hay a nivel socioeconómico que se cruza con la educación. De hecho, a menor educación hay estudios que demuestran que hay una mayor soledad y también hay un mayor riesgo de aislamiento social.
Plantea que esos antecedentes fueron ratificados por la sexta encuesta nacional de Calidad de Vida en la Vejez, que elaboran la Universidad Católica y la Caja de Compensación Los Andes, que planteó que “la falta de educación y la mayor edad son factores de riesgo de soledad y aislamiento social”.
En el caso de las brechas de género, reconoce que influye la mayor expectativa de vida de la población femenina. “Hay una feminización de la vejez. Es decir, a partir de los 65 años, en las pirámides poblacionales, que ya no son pirámides poblacionales, sino que están más invertidas, vemos que las personas que tienen una mayor expectativa de vida son justamente las mujeres. Hoy en nuestro país tienen una expectativa de vida en promedio de 85 años, versus los hombres que tienen 78 o 79. Y vemos que cada vez también hay mayor longevidad”.
“Hay muchas personas que deciden vivir solas y no por vivir solas están en aislamiento, no por eso sienten soledad, porque aquí hay que hacer una diferencia; soledad es distinto a aislamiento”.
– Desde su experiencia, ¿qué políticas públicas es necesario implementar para enfrentar de manera integral todos estos problemas?
-Yo creo que es bueno que nosotros, siempre digo nosotros, no solamente los profesionales, no solo quienes estamos en el día a día trabajando en temas de vejez y envejecimiento, sino también la comunidad y considerando el papel gubernamental, podamos dialogar e ir caminando juntos.
Menciona la necesidad de trabajar por tener una vida libre de violencia, libre de estereotipos y subsanar las problemáticas que se asocian con una peor calidad de vida, las dificultades que vemos asociadas a la soledad y al ambiente social.
Trabajo territorial
Para abordar una situación tan compleja es fundamental, en su opinión, hacer diagnósticos en los territorios.
– En concreto, ¿cuáles diría que son las medidas más urgentes de implementar?
– Para poder implementar algunas dentro de la comunidad pensamos que es necesario levantar ciertos diagnósticos que pudiesen hacer principalmente las comunas, que son los gobiernos más cercanos a la población, en donde pudiésemos primero saber efectivamente cuánta es la población que hoy está viviendo soledad y aislamiento social en nuestra comunidad. Y también conocer el porqué, porque hay una heterogeneidad, no todas las personas tienen las mismas necesidades. Es muy importante el diagnóstico, porque debemos implementar medidas centradas en las necesidades de las personas.
Plantea que, al tener el diagnóstico, se podría, por ejemplo, concluir que en algunos casos el aislamiento se debe a la brecha digital.
-Al abordar estos problemas, ¿está el riesgo de no respetar la autonomía de las personas mayores e incluso infantilizarlas? El diagnóstico debe partir también de respetar su individualidad y sus puntos de vista, porque son muchos todavía autovalentes y tienen opinión que se debe respetar.
– Exacto, o sea dentro de los principales lineamientos que tenemos no sólo nosotras como fundación, o que puedo tener yo como profesional, sino como un lineamiento mundial tiene que ver con los derechos de las personas mayores, justamente el respeto a su autonomía e independencia. De hecho, hay muchas personas que deciden vivir solas, por eso es importante hacer este diagnóstico y ver estas particularidades dentro de este fenómeno.
Plantea que se debe hacer la diferencia entre soledad y aislamiento. “Hay muchas personas que deciden vivir solas y no por vivir solas están en aislamiento, no por eso sienten soledad, porque aquí hay que hacer una diferencia; soledad es distinto a aislamiento, la soledad es una sensación subjetiva, ese termómetro personal que nosotros tenemos al preguntarnos cómo me siento”.
Comenta que hay personas mayores que viven rodeadas de sus familias y aun así se sienten solas.
Término de vida laboral
– Otro tema complejo es el término de la vida laboral. ¿Las empresas han entendido el rol que les cabe en esta situación?
– Lo que vemos es que hay una lenta preocupación por el bienestar subjetivo en torno a ese proceso; son pocas las iniciativas que se han abordado para preparar a las personas para este gran proceso. Nuestra invitación es a no sentir el miedo de explorar, el poder anticipar a las personas, porque justamente el rol social, el rol que cumple no solamente la empresa, sino que los compañeros de trabajo, es fundamental para una persona, porque para muchos las redes de apoyo, las amistades, son los compañeros de trabajo. Entonces muchos, cuando se van de su trabajo, quedan absolutamente solos.
Agrega: “Hay que atreverse a hablar de salud mental y jubilación, creemos que es sumamente necesario, porque los cambios que hay asociados a esta etapa y a todo lo que tiene que ver con la concepción del trabajo son muy importante, son un factor determinante incluso para la soledad y el aislamiento que se asocian a patologías y una muerte prematura”.
Flexibilidad laboral
Catherine Aravena comenta que pertenecen al colectivo Voces Mayores y uno de los temas que han abordado es repensar los trabajos para las personas mayores.
En la etapa previa a la jubilación, invitan a preparar al trabajador, por ejemplo, generar jornadas parciales para este segmento y darles mayor flexibilidad para acudir a sus controles médicos. “La persona llega a los 65 años y de un día para otro se queda sin trabajo, muchas tienen las ganas de seguir trabajando, para eso se requiere flexibilidad”.