Actual decana de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la Universidad San Sebastián enfatiza en la necesidad de adaptarnos a una realidad que incluye incendios forestales, sequías e inundaciones. La clave es contar con información fidedigna que permita adelantarse a los eventos críticos.
Por Cecilia Díaz R.
El número de incendios forestales no varía demasiado de una temporada a otra. La diferencia está en la cantidad de hectáreas afectadas y el número de víctimas fatales. Ante esa situación, la clave es prever su ocurrencia y prepararse para abordar a tiempo y evacuar cuando sea necesario. Para lograrlo resulta fundamental contar con información y el aporte de todos. “Acá no importan las ideologías, ni hay slogan que sirva”, dice la ex ministra de Agricultura María Emilia Undurraga Marimón.
Actual decana de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la Universidad San Sebastián expuso en el seminario “Incendios forestales: cambio climático, ¿la única explicación”, que se desarrolló en el campus Las Tres Pascualas. En la oportunidad, fue presentado el Observatorio Climático USS, plataforma enfocada en monitorear las condiciones climáticas.
El objetivo es adelantarse a la ocurrencia de eventos críticos para prevenir mayores desastres. Cubre el territorio entre las regiones de Valparaíso y Los Ríos, y semanalmente emite un informe de riesgo de incendios. Sobre este relevante tema, la decana, ingeniera agrónoma de la PUC y máster en Políticas Internacionales de Desarrollo de la U. de Duke, Estados Unidos, conversó con Diálogo.
– ¿Cuáles son los factores que han incidido en el aumento de los incendios forestales en los últimos años en Chile?
– Tenemos principalmente dos ámbitos de causas. El primero es el cambio climático, cómo las condiciones climáticas se han ido empeorando, cómo han ido aumentando las temperaturas, disminuyendo la humedad, los vientos y eso genera condiciones climáticas que hacen que ciertas localidades y ciertos días tengan un alto riesgo de incendios.
Y, por otra parte, en Chile siguen existiendo los incendios producidos por las personas. El 99% de los incendios son producidos por las personas. Un porcentaje accidental y un porcentaje importante es intencionado. Y por eso tenemos que trabajar en dos líneas.
Explica que se deben abordar ambas áreas. Por una parte, tener información sobre los momentos de mayor vulnerabilidad para tomar precauciones y, por otra, educar a la población para hacer conciencia sobre el gran desastre que produce un incendio.
“Un incendio tiene repercusiones económicas, sociales y ambientales, que además perduran en el tiempo. Veíamos hoy, durante el seminario, que las hectáreas que hace 10 años se quemaron todavía no se recuperan y eso produce degradación y muchos efectos tanto en la población local como en el entorno más global”.
“El cambio climático no es solo incendios, o no es solo sequía, no es solo inundación, es la combinación de todo. Por eso es tan importante que involucremos las obras públicas necesarias para poder hacer resiliente nuestro territorio”.
-En cuanto a los incendios por causas humanas, ¿qué porcentaje son intencionales y qué porcentaje son accidentales?
– El promedio de los últimos 20 años, el 34% es intencional. Eso, cuando uno lo analiza a nivel de región, sube mucho. El 80% de todos los intencionales están entre Biobío y La Araucanía. Esta es una región donde se concentra la intencionalidad. Ese es un tema que tenemos que trabajar con fuerza, porque como sociedad nos tenemos que hacer cargo de este problema. Este no es un problema del gobierno de turno o de una repartición específica. Este es un problema de todos, que requiere el compromiso de las autoridades nacionales, regionales y locales, pero también el compromiso de cada uno, porque el número de incendios es bastante estable entre un año y otro. Lo que cambia es que ese incendio llegue a ser un incendio de gran magnitud.
Comenta: “Por eso, la diferencia no es tanto que evitemos que ocurra un incendio. Más importante que eso es que, si ocurre, lleguemos pronto. Por eso, no solamente no debemos tener acciones que sean riesgosas para provocar el incendio, que es una prevención importante, pero, por otra parte, si vemos un humo, que seamos capaces de decir de mí depende que esa contención llegue pronto. Ahí está la diferencia”.
Comportamientos riesgosos
-En los incendios por causa humana accidental, ¿qué actitudes tiene la gente que pueden generar un incendio?
-Muchos de ellos son en construcciones, las galleteras que están cerca de un pastizal, o distintos tipos de corte de pasto cuando el pasto está muy caliente. Un asado mal apagado. Incluso en el verano hemos visto quema de basura que se descontrola y que pasa a mayores proporciones. También tenemos incendios en parcelas de personas que han vivido siempre en la ciudad, se van a vivir a un entorno rural, pero no tienen la cultura de la gente que lleva mucho tiempo en el campo. O sea, cuando esta nueva población llega a estas parcelas, no tiene los manejos ni las precauciones que se requieren para poder disminuir esos riesgos.
-Cuando dice que hay que evitar la extensión del incendio, ¿el llamado es a quién? ¿Debería haber mayor apoyo, por ejemplo, de la empresa privada?
– Existe una coordinación muy importante entre el sector público y privado.
– ¿Debería haber mayor apoyo entre el sector público y privado?
– En Chile el presupuesto para combatir incendios es prácticamente 50% y 50%. Eso requiere no solamente compartir aeronaves o brigadas, que es lo que uno ve como una acción bien concreta, sino también cada vez más debemos ir compartiendo planes de prevención y de cómo vamos a reaccionar frente a estos incendios. Y en eso todavía nos queda mucho trabajo. Necesitamos ir educando, formando a una población resiliente a esta situación, porque esto ya no es una emergencia. Esto ya es una condición bastante constante.
– ¿Nos tenemos que acostumbrar a vivir con incendios?
– Tenemos que adaptarnos y tenemos que hacer cosas distintas. Más que acostumbrarnos, porque, por cierto, va a haber, parte de la conversación del seminario fue en esta línea, cómo nos proyectamos de aquí a 20, 30 o 50 años, sabemos que habrá condiciones más complejas y tenemos que adaptarnos a ello. La clave aquí es hablar de adaptación.
“Necesitamos ir educando, formando a una población resiliente a esta situación, porque esto ya no es una emergencia. Esto ya es una condición bastante constante”.
-¿Hay diferencias cuando se trata de un bosque nativo o de un bosque de pinos?
– Esos son mitos. Lo que tenemos que entender es que el paisaje es un continuo, que las plantaciones tienen un rol importante en el desarrollo económico y social, incluso ambiental, porque se han hecho cargo, en muchos casos, de suelos que están degradados, y necesitamos integrar estas plantaciones, el bosque nativo, la agricultura, la ganadería, en un paisaje que sea capaz de responder de forma más adecuada a este riesgo. Y eso quiere decir que vamos a tener que hacer cosas distintas. No es solamente hacer cortafuegos, no es solamente limitar una especie u otra, es pensar el territorio protegiendo sus cuencas, por ejemplo, porque además recordemos que ahí está toda la fuente del agua. Es una gran variedad de acciones que nos van a permitir no solamente prepararnos mejor para los incendios, para la sequía, prepararnos mejor para que, cuando llueva de forma concentrada, no tengamos inundaciones o repercusiones de otro tipo.
La decana insiste: “El cambio climático no es solo incendios, o no es solo sequía, no es solo inundación, es la combinación de todo. Por eso es tan importante que involucremos las obras públicas necesarias para poder hacer resiliente nuestro territorio”.
Agrega que “pasamos 10 o 15 años de sequía, y empezamos a tomarnos los cauces del río, hasta que llega una crecida y nos damos cuenta de que ese era un terreno inundable. Entonces, el poder planificar con inteligencia y también entender la complejidad del desafío. Este no es un desafío solo ambiental, ni solo social, ni solo económico. Es un desafío de desarrollo sostenible”.
-¿Hay una mirada integral en el país o, más bien, hay estrategias aisladas?
– Creo que todavía nos falta avanzar en una mirada integral que vaya más allá del sector, y que entendamos el aporte del sector al desarrollo sostenible. Y eso es lo que estamos tratando de hacer.
Los slogans no sirven
“Aquí las ideologías y los slogans nos sirven, porque tenemos que ir más allá. No hay ningún slogan que resuelva un problema complejo. Los problemas son complejos, hay que verlos de distintos puntos de vista y para eso necesitamos información y conocimiento”, recalca.
En ese contexto, fue presentado el Observatorio Climático de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza USS. “Permite a los distintos actores, comunales, regionales y nacionales, disponer no de información de lo que pasó, sino de información de lo que va a pasar, de proyección a seis días de las condiciones, en este caso, por ejemplo, de riesgo de incendio”.
-Y la última pregunta, ¿cómo prevé la situación de los incendios forestales para este verano?
– Se viene una temporada compleja, y eso lo sabemos. En general, la situación del hemisferio norte es bastante predictivo de lo que pasa en el hemisferio sur y ha sido una temporada compleja en el hemisferio norte. Lo importante no va a ser la cantidad de incendios, que sabemos que es bastante constante, sino que es cómo llegamos de forma oportuna a esos incendios. Así que el desafío es de todos. El desafío es que sintamos que somos parte de una estrategia nacional, regional o local, y no solamente prepararnos para prevenir, sino que también, y lo ven en esta región de forma muy dramática, en cómo nos preparamos para evacuar cuando sea necesario. El año pasado tuvimos 27 personas fallecidas, y eso requiere que hagamos una reflexión más profunda de cómo estamos preparándonos para la respuesta cuando esto ocurra.