Diálogo

Nueva exhortación del Papa Francisco

Es una enseñanza muy fundamentada en la realidad del medio ambiente a la luz de los datos que aporta la ciencia, es cierto, pero sobre todo es un grito desesperado frente al mundo, nuestro mundo, que literalmente está en ruinas. Fernando Chomali G, Arzobispo de Concepción El Papa Francisco ha vuelto a sorprender al mundo […]


Es una enseñanza muy fundamentada en la realidad del medio ambiente a la luz de los datos que aporta la ciencia, es cierto, pero sobre todo es un grito desesperado frente al mundo, nuestro mundo, que literalmente está en ruinas.

Fernando Chomali G, Arzobispo de Concepción

El Papa Francisco ha vuelto a sorprender al mundo entero con su exhortación apostólica LAUDATE DEUM (que significa alaben a Dios). La hizo pública el 4 de octubre de este año, día de San Francisco. Es una exhortación que trata sobre la crisis climática y va dirigida las personas de buena voluntad. Vale la pena leerla. Se encuentra en las redes por doquier.

Es una enseñanza muy fundamentada en la realidad del medio ambiente a la luz de los datos que aporta la ciencia, es cierto, pero sobre todo es un grito desesperado frente al mundo, nuestro mundo, que literalmente está en ruinas.

Según el Papa el mundo que nos acoge se está desmoronado. El diagnóstico es claro y está a la vista. Pero le duele que, a pesar de la evidencia de aquello, las reacciones a la crisis climática no son suficientes. Esto es extremadamente grave porque perjudicará las vidas y las familias de muchas personas. El asunto del cambio climático es universal y se percibe como fenómenos extremos de calor inusual, sequías, grandes lluvias y aluviones. De eso en la región sabemos mucho y conocemos sus consecuencias para tantas personas. Si a ello le sumamos el acelerado crecimiento de gases de efecto invernadero, el panorama es desolador.

Detrás de esta situación que se presenta aterradora -no ya en el futuro sino que en el presente- la mano del hombre está presente y responde a la lógica del paradigma tecnocrático. El ser humano en definitiva se cree sin límites alguno en un contexto donde gracias a las tecnologías las posibilidades pueden llegar a lo infinito. El contexto de esta situación es de corte moral toda vez que responde a la lógica de concebir el mundo como objeto de aprovechamiento y de uso desenfrenado que se mueve según la lógica de una ambición ilimitada.

Sin duda que este nuevo contexto no ha encontrado una respuesta adecuada en los países y en los organismos internacionales dado que la falta de eficiencia, y de acuerdos multilaterales entre los estados son débiles. No existe, nos recuerda el Santo Padre, una autoridad que obligue en estas materias a principios irrenunciables. Todo lo que se ha intentado hacer ha sido insuficiente. Pareciera ser que la lógica de la búsqueda de intereses particulares se privilegian por sobre la búsqueda del bien común.

Urge un punto de inflexión en estos ámbitos. La transición energética es una forma de lograrlo. En nuestras casas, vecindarios, escuelas, fábricas y oficinas es mucho lo que podemos hacer. La tarea de recomponer el planeta es tarea de todos y comienza por cada uno. Es por ello que insiste mucho en que no hay cambios culturales sin cambios en las personas. Para ello talvez debemos comenzar por alabar a Dios por la maravilla de naturaleza y su inagotable riqueza que Dios nos ha regalado. Reconciliarse hoy con la creación entera es urgente. Y esa es la invitación de esta maravillosa exhortación apostólica que, de seguro, tocará muchos corazones.