La corrupción en los países es el germen de muchos males que acarrean violencia, pobreza, desesperanza. Es tarea de todos darle un decidido freno, y para ello tenemos que comenzar en nuestro propio entorno.
En el contexto político y social en el que se encuentra Chile, donde se han visto claras situaciones de corrupción, y que además han sido reconocidas por las máximas autoridades del país y la región, es bueno que cada uno de nosotros nos hagamos un test para ver cómo estamos.
No vaya a ser cosa que como dice el Evangelio, por estar mirando tanto la paja en el ojo ajeno, no nos demos cuenta la viga que tenemos en el propio. Este test lo saqué del libro de H.B Loosdrept, Prevenir los riesgos éticos en la empresa, Paris 2008, pero vale también para todos los estamentos de la sociedad.
Preocúpese si usted ha dicho lo siguiente:
- Esto lo hago ahora y nunca más
- Esto que voy a hacer no se lo cuentes a nadie
- Lo que importa son los resultados y no tanto cómo se llega a ellos
- Pero si todo el mundo lo hace; además siempre lo hemos hecho así
- No estamos obligados a decir cómo logramos esto
- Hagamos la vista gorda
- Pero si no es tan grave
- Mira, si tuviéramos que respetar todas las reglas no haríamos nunca nada
Esté muy tranquilo si usted se hace estas preguntas:
- Lo que estoy haciendo, ¿es legal, es ético, es conforme a las normas de conducta que yo quisiera par la sociedad en que vivo?
- ¿Es honesto lo que estoy haciendo?
- ¿Me siento conforme con lo que estoy haciendo; le haría lo mismo a la persona que quiero?
- Si me lo hicieran a mí, ¿qué pensaría?
- ¿Quisiera que mi familia se enterara de lo que estoy haciendo?
- ¿Si todas las personas actuaran como yo estoy actuando, qué mundo construiríamos?
La corrupción en los países es el germen de muchos males que acarrean violencia, pobreza, desesperanza. Es tarea de todos darle un decidido freno, y para ello tenemos que comenzar en nuestro propio entorno. La prosperidad económica, la superación de la pobreza, la seguridad en las ciudades, son absolutamente incompatibles con la corrupción. Lo que está en juego con el asunto de la corrupción es la democracia, el estado de derecho y la absoluta y necesaria confianza mutua que requerimos como lo es el convivir en paz. El momento de decirle no a la corrupción es ahora, con claridad y sin ambigüedades. De no ser así, de hechos de corrupción pasaremos a una cultura de la corrupción. Y ya será tarde.