Distinguida por la Municipalidad de Concepción en el Día de la Mujer, la estudiante de quinto año de Terapia Ocupacional en la Universidad San Sebastián no se ha dejado amilanar por la discapacidad visual congénita que sufre. Además de los estudios y voluntariados, practica deportes, danza y sobre todo cultiva vínculos humanos que, dice, son su mayor riqueza. En el verano viajó a las Torres del Paine, parque que ahora está asesorando en temas de accesibilidad.
Por Cecilia Díaz R.
– ¿Quién fue tu héroe o heroína de infancia?
– Sportacus, me encantaban las acrobacias que hacía, yo de chica practiqué gimnasia, me inspiraba en sus movimientos acrobáticos, las piruetas, y además siempre estaba para solucionar todo lo malo que pudiera pasar en Lazy Town.
– ¿Cuál es tu mejor recuerdo del colegio?
– Del Colegio Etchegoyen, era bien chica y tenía un grupo de amigas con las que saltábamos la cuerda, en ese tiempo estaba de moda la película Jumping.
– ¿Alguna asignatura preferida?
– De chica inglés y matemática, y más grande Filosofía.
– ¿Eras líder en tu curso?
– Siempre tuve cualidades de liderazgo, fui presidenta de curso en tercero básico, también fui tesorera, siempre estuve vinculada a las directivas o proyectos solidarios que se hacían.
– De niña, ¿qué soñabas ser?
– Mi sueño era ser doctora, siempre me gustó el ámbito de la salud y me llamaba la atención el sanar a las personas, encontraba demasiado interesante estudiar el cuerpo humano.
– ¿Sientes que te han sobreprotegido?
– Sí, me sentí sobreprotegida en la adolescencia, en el inicio de la universidad, pero después de la pandemia y, por un proceso de empoderamiento personal también, esa sobreprotección se ha ido acabando.
Mayor accesibilidad
– ¿Has sentido rabia por tu discapacidad visual?
– No he sentido rabia por la discapacidad en sí, pero cuando me sentía sobreprotegida por mi familia me daba frustración, porque yo sabía que podía. He sentido rabia por el uso de las tecnologías, porque las plataformas son tan inaccesibles, por ejemplo, para hacer transferencias o al ir a comprar siempre tengo que pedir ayuda, porque los productos no tienen textura ni códigos QR con audio.
– ¿Por qué decidiste estudiar Terapia Ocupacional?
– De casualidad, yo quería estudiar Nutrición, porque soy celíaca, no puedo comer cosas con gluten, y además soy vegetariana. Pero en una feria conocí Terapia Ocupacional, empecé a investigar y me encantó lo que hacen por la discapacidad, accesibilidad, sentí que podía hacer un aporte desde ahí.
– ¿Se te han hecho muy complejos los estudios universitarios?
– No, mi carrera estaba bien preparada para hacer las adaptaciones necesarias y la universidad tiene las herramientas que favorecen esos procesos.
– ¿Cómo llegaste a practicar danza?
– Comencé a bailar a los cuatro años, mi mamá siempre me inculcó participar en actividades con movimiento, hice también natación, en el colegio entré a ballet y me gustó mucho, luego entré a danza latinoamericana, siempre estuve vinculada a las artes, estuve en teatro también. A los 11 conocí la danza árabe, ahí me quedé y ahora estoy tomando clases online con una profe de Argentina.
– ¿Te gusta la música? ¿Qué escuchas?
– Me gusta mucho, es muy variada la música que me gusta, puedo escuchar desde reguetón hasta música andina que me encanta. Disfruto la música que es muy rica en instrumentos y que te entregue un mensaje.
– ¿A qué persona admiras?
– A mi mamá, que es una persona luchadora, creativa, multifacética, tiene demasiada energía. También admiro a Paulina Bravo, que es una mujer ciega, es abogada, es seca, igual que María Soledad Cisternas. A la Isi Guzmán, que es la fundadora de Encuentra tu Lugar.
“No he sentido rabia por la discapacidad en sí, pero cuando me sentía sobreprotegida por mi familia me daba frustración, porque yo sabía que podía. He sentido rabia por el uso de las tecnologías, porque las plataformas son tan inaccesibles, por ejemplo, para hacer transferencias o al ir a comprar siempre tengo que pedir ayuda, porque los productos no tienen textura ni códigos QR con audio”
– ¿Te arrepientes de algo que hayas hecho?
– No me arrepiento de nada, todas las decisiones que uno ha tomado han sido por algo, por alguna motivación, todo lo que uno decide es perfecto, creo mucho en el destino, lo que uno hace puede parecer difícil, pero en su momento tiene su respuesta.
– ¿Te consideras una persona competitiva?
– No, para nada, de hecho, me carga la competencia, porque creo que me he vinculado siempre al mundo artístico donde se valora lo que crea cada persona, no se busca la rivalidad.
– Viajaste a Torres del Paine sola ¿qué sentiste cuando lograste llegar a las bases?
– Fue un sentimiento muy grande, fue un momento muy hermoso, siento que todas las condiciones se dieron, desde el clima, el grupo al azar que me tocó, el guía, una autorrealización inmensa, es un trekking super duro, haberlo logrado fue genial, sabía que lo podía lograr.
– ¿Por qué fue tan importante?
– Sentir la energía del lugar es tan indescriptible. La belleza de Puerto Natales y Torres del Paine es que los paisajes son todos en alto contraste, entonces, los podía ver bien, porque los colores son muy definidos.
– A las personas en situación de discapacidad visual, ¿la sociedad les pone muchos límites?
– La sociedad te pone hartos límites, un gran límite son los prejuicios, estas barreras sociales que muchas veces son por desconocimiento, creen que hay muchas cosas que no podemos hacer.
– ¿Concepción es una sociedad inclusiva?
– Podría decir que sí desde mi burbuja, me muevo en una burbuja que es inclusiva, hay muchas personas que son inclusivas en Concepción, pero, si lo pensamos a nivel macro, aún falta harto para que haya inclusión.
– ¿Qué aspecto de tu personalidad te enorgullece?
– Soy una persona muy positiva, aunque por diferentes motivos he tenido dificultades, y no necesariamente asociadas a la discapacidad, sino que situaciones propias de la vida que le pasan a cualquier ser humano.