Proveer una opción de inclusión es sinónimo de deporte adaptado. Este concepto se traduce en una herramienta que potencia el equilibrio y brinda oportunidades a través de dos conceptos claves: de forma justa y equitativa en todas las esferas de acción a las personas con discapacidad.
El rol de los padres en este andar es fundamental, pues muchas veces son la primera línea de intervención. Si los padres comprenden los beneficios de la actividad física y el deporte adaptado, rápidamente se convertirán en facilitadores del proceso y un pilar fundamental en el desarrollo del deporte de su hijo.
Incluso, existen ocasiones en que la familia es la principal barrera, la vivencia de la discapacidad y la vinculación de malas experiencias, debido a las condiciones de salud de sus hijos, producen miedos que, si no se acompañan con un equipo multidisciplinar, fácilmente podemos perder ese deportista solo por aprensiones de sus padres y no por sus competencias deportivas.
Desde la kinesiología, que muchas veces tenemos un rol prehabilitador y rehabilitador de los deportistas, siempre intentamos hacer una evaluación previa para determinar la funcionalidad del deportista, nos basamos en la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y la Salud (CIF – OMS), pero cuando hablamos de deportistas jóvenes o que se están iniciando en el deporte, nuestra evaluación siempre irá de la mano con fomentar el gusto y la diversión por la actividad física, no creemos en las limitaciones, todos pueden practicar y disfrutar del deporte adaptado.
Hay que considerar que los avances del deporte adaptado en el último tiempo en la zona ha sido la promoción y el aumento de interés de las personas con y sin discapacidad por conocer y vincularse con esta área. También se ha incrementado la participación de agrupaciones dedicadas al deporte adaptado en toda la conurbación de Concepción. Tenemos deportistas de la zona participando en juegos paralímpicos, encuentro de deportes de escuelas especiales, mayor difusión en las universidades donde el año que recién pasó logramos aportar un granito de arena con nuestro primer simposio de deporte adaptado, entre otros.
En contraparte, el desafío aún es grande, se necesitan aumentar los diferentes recursos que se requieren para practicar cualquier tipo de deporte adaptado: recursos humanos, físicos (aún tenemos clubes y agrupaciones que no cuentan con espacios seguros o de acceso universal para entrenar, o el transporte necesario para poder llegar a los centros de entrenamiento), económicos (aún el principal ingreso son las rifas y bingos para poder costear los materiales necesarios para entrenar, creo que ese desafío desde las políticas públicas y privadas es de suma importancia) y agregar el apoyo no solo al deportista sino también a la familia.
Eduardo Reinoso González
Académico Kinesiología UCSC