
El académico de la U. de Chile y destacado economista abordó la actual situación del país, las proyecciones, la reforma tributaria y los reparos que, desde su disciplina, le merece la nueva constitución.
Cecilia Díaz R.
El profesor Joseph Ramos Quiñones, dueño de una vasta trayectoria, confiesa que se hizo economista casi por razones religiosas. Tras estudiar Ingeniería, a comienzos de los 60, descubrió que gracias a la tecnología por primera vez en la historia de la humanidad era posible derrotar la pobreza. ¿Quiénes trabajaban en eso? Los economistas. “Puesto en clave cristiana, me pareció que una manera privilegiada de amar al prójimo, en el siglo XX, era trabajar en favor del desarrollo económico. Da mucho sentido a la vida”.
A eso ha dedicado su existencia. Pero recientemente, y en una faceta distinta, se abocó a estudiar, con la rigurosidad académica que lo caracteriza, la existencia de Dios. Fruto de esa labor, publicó el libro “Creer o no creer: el misterio de Dios a la luz de la razón”. Sobre ese texto y los temas de la contingencia propios de su disciplina, conversó con Diálogo.
El profesor Ramos, Ph.D. en Economía por la Universidad de Columbia y profesor titular de la U. de Chile, ha colaborado en organismos como la OIT y la Cepal, es autor de siete libros y más de 50 artículos sobre empleo, distribución del ingreso, macroeconomía y desarrollo económico. Nacido en Estados Unidos, se le otorgó la nacionalidad chilena por gracia en retribución a su trabajo y, en 2020, fue elegido economista del año por sus pares.
Consultado de manera frecuente sobre temas económicos, dice que en la discusión de la reforma tributaria echa de menos que se pongan cifras a los gastos que se quieren hacer con lo recaudado y que no es deseable la meta de 4,1 puntos del PIB. Asimismo, plantea reparos a la nueva constitución que, en su opinión, en el ámbito económico no impulsará el desarrollo, sino más bien lo irá erosionando de a poco.
No envidio al ministro
– ¿Cómo ve la situación económica? ¿Está pesimista considerando los niveles de inflación y el bajo crecimiento?
– Es un tiempo difícil, no cabe duda. No envidio en absoluto al ministro de Hacienda, afortunadamente tenemos un muy buen ministro, pero tal como usted indica la inflación es ya 10,5%, se estima que va a llegar tal vez a 12,5 o 13%, para finalizar el año en torno a 11%, lo cual es una tasa bien elevada.
Puntualiza: “El Banco Central ha actuado con cierta rapidez, tratando de bajar la inflación subiendo la tasa de interés, tratando de desalentar que la gente gaste, se espera que a fines de septiembre ya la inflación empiece a caer paulatinamente y continuar cayendo en el transcurso del año que viene… No alcanzaremos la meta del Banco Central, que es un máximo de 4%, pero vamos a estar en la pendiente hacia abajo”.
– Y ¿respecto del crecimiento económico?
– Ha tocado más o menos techo y de aquí hasta finales del año que viene se estima que el crecimiento sea nulo o levemente negativo. Y ese es un hecho de la causa, es la proyección de la mayor parte de los analistas y del Banco Central. Eso significa que la situación de empleo, así como de los salarios, va a estar débil en los próximos 15 o 18 meses.
-Y en este contexto, ¿era recomendable plantear la reforma tributaria?
– La reforma tributaria implica que va a haber gente que no va a gastar plata, se la va a pasar al fisco, pero no es que el fisco la vaya a guardar en el chanchito. Toda esa plata es para gastar, entonces, el gasto total en la economía se va a mantener. Lo que va a suceder es que en vez de ser gasto privado va a ser gasto público. Esos puntos en que aumente la carga tributaria van a ser gastados en previsión, salud, educación, etc. En mi opinión, no es en sí un freno significativo al crecimiento, más bien hay que analizar la reforma tributaria en sus méritos, si los gastos que se quieren hacer ameritan ese aumento en la carga tributaria. Yo creo que hay gastos que sí se justifican y otros que no se justifican, o no se justifican tanto. Entonces, creo que el gobierno va a tener que priorizar, no hablar de queremos 4 puntos del PIB, sino que en la previsión qué nivel de pensiones queremos, y para eso cuánto gasto requiero. En la salud, algo similar. Yo creo que esa sería la manera de proceder.
Aclara el punto: “algunos gastos van a terminar siendo postergados o dejados de lado, como el tren a Valparaíso, no creo que sea una primera necesidad, en comparación con la previsión. Creo que la condonación de toda la deuda universitaria tampoco lo es, tal vez condonar los intereses”.
– ¿Considera que no es factible lograr la meta de 4 puntos del PIB?
– Creo que no es deseable, porque no se necesita tanto…
– ¿La idea es priorizar?
– Usted ha escuchado a alguien decir cuál es el nivel de pensiones que queremos en relación con los salarios. Eso es lo que tendríamos que decir, lo que queremos es que la pensión sea el 70% del último sueldo, y ahí ver cuánto se requiere. En salud algo similar, queremos reducir las listas de espera a tres meses, a seis meses… obviamente que quisiéramos que no hubiera listas de espera, pero hasta en los países desarrollados las hay. ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por eso? Y así sucesivamente, reforma tras reforma.
– ¿A qué le daría prioridad?
– Que en pensión tengamos la meta de alcanzar el 70% del último sueldo, no estamos tan lejos gracias a la Pensión Garantizada Universal que se aprobó a fines del gobierno de Piñera. Creo que no se necesitan los 250 mil pesos que propone el programa de Boric.
Optimizar en salud
Otra de las prioridades es mejorar la atención en salud, dice el profesor Ramos. Pero, al igual que en pensiones, aquello requiere un análisis de la real necesidad. “Yo fui presidente y ahora soy vicepresidente de la Comisión Nacional de Productividad. Hicimos un estudio en que se podían duplicar las cirugías en Chile sin ningún hospital nuevo, sino trabajando dos turnos de las 8 de la mañana a las 8 de la noche, de lunes a viernes, y eso costaría menos de mil millones de dólares”.
“Va a haber un ejército de abogados que estarán yendo a las cortes, reclamando los derechos de los individuos a la vivienda, a la pensión, a salario, lo que sea”.
Dice que le gustaría que alguien “le ponga número a cada reforma y veamos qué es lo más importante y qué uno puede sacrificar, porque subir la carga tributaria también afecta la inversión, mucha de esta plata que se va a recaudar se va a gastar, pero se va a gastar en consumo, más que en inversión y el crecimiento futuro depende de la inversión”.
Enfatiza: “Si bien una reforma tributaria no afecta el gasto de una economía, porque pasa de ser privado a público, sí afecta la inversión, entonces se saca plata de inversión para plata de consumo, este es un argumento para ir más gradual, más lento en el aumento tributario”.
Constitución
– ¿Qué aspectos de la nueva constitución le preocupan?
– En el aspecto económico hay temas que me preocupan, pero ninguno es un exocet, no es como que el buque se hunde, pero se me hace difícil ver un cambio que mejore, veo todo como erosionando de a poco. Puedo ejemplificar, el Congreso ahora va a tener iniciativa en lo que se refiere a salarios mínimos y seguridad social. En eso tenemos un muy mal precedente, que fueron los retiros, el Congreso será el buen policía que siempre está presionando para que haya más, que se suba el gasto, sin responsabilizarse por sus efectos. Ese es un problema bien serio.
– ¿Algún otro aspecto?
– Los derechos de agua, yo creo que es otro derecho bien importante. Se había aprobado un Código de Aguas por el Congreso, casi en forma unánime hace poco, después de discutirlo por casi 10 años y se hace caso omiso de eso, ya no se van a poder comercializar los derechos de agua… lo cual es una pérdida patrimonial para quienes los tienen ni son claros los criterios en los cuales van a tenerlos.
“Entre la autonomía territorial financiera, más las iniciativas parlamentarias y los derechos de agua, veo tres problemas serios para adelante, y no veo los méritos”.
En tercer lugar, indica: “Me preocupa la autonomía financiera territorial, esa palabra me asusta, porque ¿tendrán las regiones el derecho a poner un impuesto? ¿Podrá Antofagasta poner un impuesto a la minería? Cuando se construyan paneles solares en el desierto, las regiones, como Atacama, ¿podrán impuesto ahí? ¿Podrán emitir bonos? ¿Podrán endeudarse? No es tan claro que la autonomía excluya eso y, si no lo excluye, significa que el fisco, el fisco central, va a terminar siendo el responsable final, entonces, entre la autonomía territorial financiera, más las iniciativas parlamentarias y los derechos de agua, veo tres problemas serios para adelante, y no veo los méritos.
– ¿Ve algún aspecto positivo en la propuesta?
– Los derechos sociales aparentemente, mi crítica a los derechos sociales es que no tienen dientes, es diferente a las enfermedades del Auge. Cuando se creó, se dijo: si usted tiene una enfermedad Auge, tiene ciertas garantías de tratamiento, en tal plazo y si no en el sector privado. Ese es un derecho importante, garantizado, realista, no todas las enfermedades están en el Auge, por la responsabilidad fiscal. En este caso (constitución), tenemos el enunciado del derecho, pero no tenemos los dientes para lograrlo.
– ¿Podrían quedar en papel?
– Hacer poesía o, por el contrario, va a haber un ejército de abogados que estarán yendo a las cortes, reclamando los derechos de los individuos a la vivienda, a la pensión, a salario, lo que sea.
– ¿Tenemos riesgo de que se judicialicen?
– Claro, ninguna de esas dos cosas, ni que sea poesía ni la judicialización me parece bueno, entonces, se habla de que son tan importantes, yo creo que son derechos de papel que van a conducir a frustración si no se cumplen, que no se van a cumplir, o a judicialización, lo cual va a ser un lío.
Dios a la luz de la razón
El padre del profesor Ramos era agnóstico, algo que a él lo inquietó desde pequeño, porque no podía entender que alguien a quien tanto quería y admiraba no creyera. Esa inquietud, hace unos veinte años, se transformó en tema de estudio durante un período sabático y ahora se tradujo en el libro “Creer o no creer, el misterio de Dios a la luz de la razón”.
“Para mí los temas de Dios tocan los temas más existenciales, fundamentales, de la vida, cuál es el origen del cosmos, cuál es el sentido de mi vida, cuáles valores van a regir mi vida, entonces, ser indiferentes frente a eso me parece farrearse la vida. Si crees que el universo es por casualidad, si fue una ocurrencia al azar, encuentro eso muy poco esperanzador, o sea que tu vida va a la nada y el cosmos va a la nada… mucho más esperanzador es la visión de que somos parte de un drama moral y que cada uno está llamado a cumplir un rol”, enfatiza.