Psicólogo Felipe Lecannelier: “En Chile al niño no se le permite expresar lo que siente”

Experto se refiere a los estilos de crianza que no dan espacio para que los niños expresen lo que sienten, sus miedos, necesidades y sueños. Esta forma de vivir la infancia provoca problemas en la adolescencia y edad adulta incluso a nivel físico. 

Cecilia Díaz R. 

Ante la menor provocación, niños reaccionan a golpes. Peleas en los recreos, padres que llevan su furia a los colegios y amenazas de todo tipo generan preocupación por un panorama que, se percibe, se está saliendo de control. Una realidad que los especialistas en salud mental adelantaron a principios de la pandemia, pero cuyo origen es un fenómeno previo al Covid 19. 

Según el psicólogo Felipe Lecannelier Acevedo, la crisis de violencia que hoy observamos no es provocada por la pandemia, sino que ha sido intensificada por ésta. Las causas hay que buscarlas en las formas de crianza de las familias chilenas.

Académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la U. de Santiago y director de la Sociedad de Complejidad y Sufrimiento, es experto en desarrollo infantil y apego. En su último libro, Volver a Mirar, expone que los niños chilenos tienen la peor salud mental entre 24 países estudiados. En sus páginas aborda el síndrome psicoafectivo que explica los niveles de estrés, ansiedad, depresión, problemas relacionales y emocionales. Se trata del síndrome internalizante.  

– ¿Qué es el síndrome internalizante?

– En el tema de lo internalizante, hay miles de estudios, lo que traté de hacer en el libro es complementar con otras teorías. Es una tendencia o un patrón de experimentar las emociones y el estrés que implica guardarte, controlar o dejar tus emociones para ti mismo sin expresarlas, es decir, controlarte, no llorar, no molestar. Cuando uno tiene esa tendencia a guardarse las emociones, sus necesidades, a no expresar lo que uno quiere, siente u opina, eso tiene consecuencias en la salud mental y en la salud física, a veces bastante desastrosas. 

Explica que “mientras más tú te guardas lo que piensas, lo que sientes, lo que quieres, lo que sueñas, más aumenta el nivel de estrés en el cuerpo, aumenta la hormona del estrés, el cortisol. Cuando empieza en etapas tempranas y dura durante años empieza a inflamar y a enfermar a casi todos los órganos, hasta que uno de ellos colapsa”.

– ¿Esto es transversal en niños y adultos?

– En general los adultos que tienen esta tendencia internalizante es porque fueron así desde los primeros años de vida, lo que he encontrado en varios estudios y, lo muestro en el libro, es que en Chile hay un patrón internalizante muy potente. En el estudio de niños entre los 12 y 20 meses encontramos que entre el 40 y 50% ya presenta este patrón internalizante y niveles altos de la hormona del estrés.

– ¿Qué factores influyen en que la población tenga tendencia a desarrollar este patrón?

– En las edades tempranas tiene que ver con un tipo de crianza o de cuidados. También hallamos en estudios internacionales que en Chile hay un patrón de que al niño no se le permite expresar lo que siente, los niños no pueden llorar, no pueden hacer pataleta, no se pueden mover, no pueden tener frustración, entonces, o los retan, les ponen mala cara o les hacen comentarios negativos. Lo que encontré es que casi desde el nacimiento hasta la edad adolescente, tenemos un sistema de crianza en que al niño siempre se le da el mensaje de que no tienes que llorar, no tienes que moverte, tienes que ser maduro, adecuado, controlado, y el niño, como depende de sus cuidadores para vivir, aprende que no tiene que llorar, no tiene que patalear, y eso se va gestando desde los dos primeros años de vida.

Una forma de vivir

Guardarse las emociones se aprende desde los primeros años y con el tiempo genera consecuencias. “En la etapa adolescente y adulta se vuelve un patrón general donde la idea es no expresar lo que tú sientes, sea positivo o negativo, está la idea de que las cosas se viven solo, los típicos dichos de que los trapitos sucios se lavan en casa.  El síndrome internalizante es una forma de vivir, donde tú te vas guardando, aguantas y aguantas, pero lo que muestran los estudios es que tanto en la adolescencia como en la edad adulta hay como unos estallidos del síndrome internalizante”. 

“Tenemos esta idea de que el buen niño, el que uno admira, es el que no llora, no molesta, es independiente, camina a temprana edad, habla a temprana edad; hay una serie de creencias sin evidencia, de que el buen niño es el bien comportado”.

Para respaldar sus apreciaciones recuerda que Chile tiene las tasas más altas en el mundo de suicidio en adolescentes y las más altas de consumo de drogas y alcohol en Latinoamérica en esta población. “El adolescente estalla por su manera de ser, pero no puede estallar de una manera sana, diciendo lo que quiere, lo que siente, sino que estalla de estas formas más enfermas a través del intento de suicidio, del consumo de alcohol, de drogas, a través de la violencia, porque nunca se le enseñó a expresar de manera directa, sana y natural lo que siente”.

– Muchos cuidadores tampoco tienen las herramientas para expresar lo que sienten, difícilmente le podrían enseñar al niño a expresarlo.

– Lo que nosotros encontramos es que en Chile hay un acervo cultural de que el niño adecuado es el niño internalizante, tenemos esta idea de que el buen niño, el que uno admira, es el que no llora, no molesta, es independiente, camina a temprana edad, habla a temprana edad, hay una serie de creencias, sin evidencia, que lo que hacen es mantener este síndrome por esta idea de que el buen niño es el bien comportado.

Fenómeno en aumento

– ¿Ha podido comparar si el fenómeno ha ido aumentando a través de los años?

Sí, yo hice un estudio hace 10 años y encontramos un 15 a 20% en niños chiquititos, diez años después hicimos otro estudio más grande y encontramos 40 o 50% de niños internalizantes. 

“En los cuatro estudios que hemos hecho, Chile muestra una tendencia muy potente a la internalización, hacia niños que viven una afectividad basada en la tristeza, en el miedo, la sensación de no estar contento con la vida, y con una crianza basada en la prohibición y el control”.

Comenta que en un estudio de 2019 que incluyó 14 países, “encontramos que Chile es uno de los más internalizantes y es el que más tiene este estilo de crianza de querer controlar al niño, que es un estilo basado en la prohibición, en el reto, en el castigo, en el mandarlo a la pieza. De los 14 países Chile fue el que tuvo un patrón más alto en eso y a su vez, es el país donde los adultos menos juegan, menos conversan y menos les piden la opinión a los niños”. 

– ¿Qué factores influyen en que este fenómeno haya aumentado? ¿Tiene relación con que los niños asistan a una edad cada vez más temprana a establecimientos educacionales?

– Lo que nosotros hemos encontrado es que el factor tiempo es fundamental, tenemos una paradoja y es que tenemos hijos para tenerlos siempre lejos, en salas cunas, en jardines, en colegios, en la universidad… nosotros no pasamos más del 5 o 6% de nuestra vida con nuestros hijos, lo que es super paradójico. 

– ¿A qué se debe?

– Chile es un país cada vez más centrado en la productividad, en el trabajo excesivo y en el cumplimiento de metas, estas políticas públicas muy economicistas, pulsan para que se trabaje más y en la medida que más se trabaja, menos tiempo se tiene para estar con los niños. En promedio, un adulto que trabaja jornada completa no pasa más de dos horas al día con sus hijos, si tienes dos horas al día con tu hijo y hace una pataleta, no tienes tiempo para conversar, lo retas, lo mandas a la pieza y se resuelve el problema en diez minutos, la falta de tiempo es un factor decisivo. 

– Aparte de dedicar más tiempo a los niños, ¿qué recomendaciones daría a las familias?

– Lo que hemos hallado, y que es un efecto súper potente del libro, es que los adultos cuando lo leen se ven primero a sí mismos, recuerdan su infancia y dicen a mí me criaron así, ven su vida laboral y dicen soy un animal de trabajo y no paso mucho tiempo con mis hijos, suelo retar, castigar, prohibir, no juego, no le ando pidiendo la opinión, tengo esta idea de que un niño bien comportado es un niño sano. Lo primero es que el adulto se mire a sí mismo y vea que eso que le hace a su hijo lo más probable es que se lo hicieron a él. 

– ¿La entrega de dispositivos a los niños, llámese Tablet, celulares, estará influyendo en este fenómeno?

– También evaluamos eso y de 14 países en niños de 12 a 50 meses, encontramos que Chile es el país en que los papás más usan dispositivos electrónicos sea para calmar al niño, sea para alejarlo y eso lo que hace es aumentar el síndrome internalizante, porque si el niño está llorando, el papá le pasa el celular, pero ¿cuál es el mensaje? Yo no te voy a calmar, te va a calmar un aparato electrónico, que es como decirle: te tienes que aprender a calmar solo.

Efecto pandemia

– ¿Cuánto ha afectado el encierro por la pandemia?

– Cuando empezó la pandemia los expertos dijeron que la verdadera ola iba a ser el efecto en la salud mental, cosa que la gente recién empieza a darse cuenta ahora, se espera que pasen cosas extremas como lo que está sucediendo en los colegios para empezar a tomar conciencia. La pandemia lo que hace es intensificar lo que ya existía, nosotros fuimos los primeros en hacer un estudio de bullying en 2002; la gente se olvida, pero Chile ya en esa época presentaba uno de los niveles más altos del mundo de bullying en los colegios, 60 o 70%, independiente de la ciudad. Evaluamos bullying en todo Chile, los niños dicen que sufren bullying psicológico, o físico de manera cotidiana, la pandemia viene a intensificar lo que existía, no es que la pandemia lo haya provocado, no se puede provocar algo que ya tiene una historia

– ¿Tanta agresividad que se ha observado en los colegios es el resultado del síndrome internalizante? ¿Influyen los niveles de estrés, la angustia?

– Hay tres factores que son fundamentales. Primero el síndrome internalizante, ocurre como una especie de regla que mientras más te controlas, más fácil te descontrolas después, ahí está el estallido social. Los países más internalizantes son aquellos que cuando estallan lo hacen de una manera mucho más descontrolada que otros.

Lo segundo es que “no hay datos claros de lo que sucedió con la familia durante la pandemia, porque la pandemia generó una crisis económica y eso significa papás estresados. Hay gente que plantea que la pandemia acercó a los papás a los niños, pero la mayor parte de la población se vio empobrecida, lo que genera estrés y el estrés se lleva a la casa, no sabemos realmente lo que ocurrió en las familias en esos dos años. Y el tercer efecto es bien interesante y tiene que ver con la adolescencia, que es un período súper especial, no problemático como dicen, es un período que está pensado para explorar, para expandir, entonces, encerrar a un adolescente es como encerrar a un tigre dos años, después lo sueltas y simplemente se desbanda, se descontrola”.

– ¿Este desbande no tiene que ver solo con violencia, también con consumo de drogas?

– Los datos antes de la pandemia mostraban que los adolescentes chilenos suelen vivir su adolescencia de manera extrema. Toda sensación de exploración, de expansión, un adolescente internalizante no la puede hacer de manera sana, porque no está acostumbrado, no sabe expresar, entonces lo hace a través de estas maneras insanas como la droga, el alcohol, la violencia, los intentos de suicido.

– ¿También está el riesgo de somatizar y enfermarse?

-Los estudios  indican que el cáncer, las enfermedades autoinmunes, enfermedades infarto cerebrales, ataques cardiacos, muestran un patrón psicológico bien identificable que es casi igual a lo que llamamos síndrome internalizante. Todos tenemos células cancerígenas, el cáncer es cuando se activan esas células y se ha encontrado un patrón súper claro que el cáncer temprano tiene que ver con un estilo muy parecido a lo que describimos en el síndrome internalizante. Un niño que desde chico aprende a guardarse, se olvida de sí mismo, se niega a sí mismo para hacer lo que otros esperan de él, y eso se ha visto que tiene relación con enfermedades autoinmunes, cáncer, enfermedad cerebro vascular y problemas cardiacos.