Nicolás Asiain, abogado, músico y acuarelista: “Con tantos años de circo, la dirección coral ya no me es compleja”

Perteneciente a una familia de cinco hermanos, uno de ellos ya fallecido, por diversos motivos estudió en varios colegios para luego cursar Derecho en la U. de Concepción, sin dejar nunca de lado su pasión por la música. Hoy dirige el coro de la U. Católica de la Santísima Concepción y cultiva la pintura, además de ejercer su profesión.

Cecilia Díaz R.

– ¿Se define como un músico que ejerce la abogacía o un abogado al que le gusta la música?

– Yo diría que como un músico que ejerce el derecho.

– ¿Cuál es su primer recuerdo relacionado con la música?

– Los discos de música clásica que escuchaba mi papá y los de música popular que escuchaba mi mamá.

– ¿Qué positivo le dejó su paso por cuatro colegios?

– Conocer realidades distintas y valorarlas.

– De niño, ¿fue introvertido?

– Creo que la introspección se comenzó a desarrollar con los años. 

Ganarse la vida

– ¿Optó por Derecho en vez de estudiar música por presión familiar o por vocación?

– Lo hice para tener una profesión que me permitiera ganarme la vida sin mayores sobresaltos, pero de haber vivido en Europa o Estados Unidos, creo que habría estudiado música.

– ¿Alguna vez se ha arrepentido de haber entrado a la Escuela de Leyes?

– A veces pienso que podría haber estudiado medicina. Es una profesión con la que se puede ayudar más a la gente, sobre todo a los más pobres.

– ¿Sus habilidades musicales le sirvieron de algo en su etapa universitaria?

– Sí, porque con ellas pude financiar parte de mis estudios. 

– ¿Cómo cree que le recuerdan sus compañeros de carrera?

– Espero que como una buena persona.

– ¿Qué satisfacciones le ha dejado trabajar como abogado en el servicio público?

– Haber contribuido a mejorar la vida de mucha gente.

Quijote releído

– ¿Cuál ha sido el momento más difícil de su vida?

– He tenido algunos momentos duros que prefiero reservar.

– ¿Es muy autoexigente?

– Sí, mucho.

– ¿Qué libro vuelve a releer con frecuencia?

– Releí el Quijote hace un tiempo, y un libro que se llama “Leyendas Negras de la Iglesia”.

– ¿Cuál es su peor defecto? ¿La mayor virtud?

– Mis defectos no cabrían en este espacio. Sobre las virtudes, creo que la paciencia.

– ¿Qué es lo más complejo en la dirección coral?

– Con tantos años de circo la dirección coral ya no me es compleja. Tal vez el estudio de una obra nueva que sea difícil.   

– ¿Sus dos hijos heredaron su gusto por la música?

– El mayor toca un poco de piano y el menor saxofón.

– ¿Qué significó para usted el nacimiento de sus dos nietos?

– Comprobar que es verdad eso de que uno necesita varios baberos.

– ¿Cuál es la clave para el éxito del matrimonio entre un abogado-músico y una bioquímica?

– Tenemos valores comunes. En todo caso, el crédito se debe a la infinita paciencia de mi mujer.

– ¿Por qué es relevante para usted continuar, después de tantos años, siendo el organista de la Iglesia La Pompeya?

– Porque en agosto cumplo 43 años tocando y cantando en ella, es decir, más de la mitad de mi vida y me gustaría hacerlo hasta que Dios lo disponga.

Desafíos

– ¿Cuál ha sido el desafío profesional más relevante que ha debido asumir?

– Asumir como abogado regional de la Corfo, luego, como abogado de la intendencia regional. En lo musical haber participado con el coro del Colegio Médico en las Semanas Musicales de Frutillar, y con el coro de la UCSC haber estrenado en Chile la Misa Jazz de Bob Chilcott.

– ¿Quién es su compositor preferido?

– Desde mi punto de vista, el músico más grande la historia es J.S. Bach. Sin embargo, en cuanto a estilo musical el que más me conmueve es Francis Poulenc.

– ¿Escucha música popular? ¿Qué estilo?

– Sí, por supuesto. Me gusta todo tipo de música que sea de calidad.

– Ha cultivado la acuarela, ¿qué quiere transmitir a través de sus cuadros?

– Sinceramente, no busco transmitir algo específico. Veo un paisaje o motivo bonito y trato de reproducirlo interpretándolo a mi manera. 

– ¿Tiene algún sueño pendiente?

– En realidad no. Sólo quiero pasar el resto de mi vida en paz y tranquilo haciendo lo que me gusta.

– ¿Con qué nos encontraremos después de la muerte?

– Aunque ya no se habla de ello en la Iglesia, nos vamos a encontrar ante Dios para ser juzgados por lo que hayamos hecho en esta vida. Espero que el Señor, en su infinita misericordia, perdone mis innumerables caídas y me permita vivir la eternidad junto a Él y a mis seres queridos que ya partieron.