Artistas plásticos, académicos, expertos en comunicaciones y robótica comparten sus opiniones sobre lo que significa esta capacidad humana y cómo estimularla para que mejore y perdure en el tiempo. Además, entregan tips sobre qué hacer para entretener la mente en vacaciones y cómo usar la tecnología para aprender.
Matías Sánchez V.
La creatividad es una conducta que todos los seres humanos tenemos y que incluso puede ser cultivada a medida que crecemos. De hecho, el Foro Económico Mundial la catalogó en 2020 como una de las tres capacidades más valoradas en el mundo laboral, junto con la resolución de problemas y pensamiento crítico. Y si es tan relevante, cómo la podemos entrenar en estas vacaciones y, más importante todavía, qué es y para qué sirve.
“Es una conducta que ocurre a nivel cerebral y se puede estimular o entrenar. Sin embargo, es el medioambiente el que muchas veces impide que esta habilidad progrese. Por tanto, puede afectar su desarrollo si no se nutre”, explicó la doctora en Didáctica del Arte de la U. de Valladolid, Daniela Cobos Bustamante.
Otra definición que añadió Antonio Villarroel Bastardo, director ejecutivo de “Tapuy: Casa Mágica”, plataforma para actividades educativas y recreativas para menores de entre 4 a 11 años, es: “la capacidad para resolver problemas”. “En la medida que tú plantees un desafío a un niño y no responda de manera obvia, estamos estimulado la creatividad”, afirmó.
Estimulación de la creatividad
La creatividad nace desde la imaginación. Por tanto, es fruto de todas nuestras experiencias, vivencias y de lo que han captado nuestros sentidos: aromas, imágenes y sensaciones. Y junto a nuestro proceso mental, crea imágenes reales o fantasiosas. Para trabajarlo, se debe pasar al segundo paso: la acción.
Según el también diplomado en Filosofía para Niños Antonio Villarroel, el primer paso para ejercitar la creatividad es conocer lo que se intentará hacer. “Por ejemplo, el lenguaje natural de los niños son las artes plásticas porque aún un niño de 2 años no habla de manera articulada, pero puede dibujar en un papel”, indicó.
En ese mismo sentido, el cúmulo de experiencias ya sea individuales o acompañado, es un fuerte aliado a la hora de enriquecer las perspectivas. “Visitar museos, explorar la astronomía, geología o las sociedades. Por ejemplo, en mi caso, el arte y la cultura me ayudan a descubrir nuevas cosas”, dijo el director general de Robotics Lab SCL, Rodrigo Quevedo Silva.
Caso contrario, “si escucho siempre las mismas canciones o veo las mismas películas, lo más probable es que mi imaginación esté un poco coartada y tenga un límite. Por eso, es importante hacer cosas diferentes, como ir por diferentes caminos a mi trabajo, descubrir otras películas, abrir mi círculo de amistades o aprender una nueva habilidad”, sostuvo Ignacio Soto Araya, magíster en Comunicación Creativa y Estratégica.
Sin embargo, la repetición de una actividad u acción también puede tener un efecto positivo: perfeccionar una técnica. “Por ejemplo, sirve para interpretar a la perfección una pieza de Mozart. No obstante, la creatividad no tiene que ir acompañada de un proceso de memorización constante porque, si una persona memorizó las tablas de multiplicar y no las usa en otras cosas, simplemente queda almacenado como una actividad memorística y no como una transferencia del conocimiento. Eso, porque cuando tienes un conocimiento base y lo aplicas en otro contexto, puedes desarrollar la creatividad”, afirmó Daniela Cobos.
Frustración como crecimiento
Un concepto que está muy ligado a la creatividad es la tolerancia a la frustración. En este punto, si un niño tiene dificultades para controlarse o es muy impulsivo y no es capaz de entender por qué las cosas no le resultan, probablemente tenga problemas de adaptación en el futuro. Eso, porque dicha habilidad es un proceso que puede llevar a resultados maravillosos como a la búsqueda de soluciones de manera reiterada.
“Está relacionado con el control inhibitorio, que es parte de las funciones ejecutivas ubicas en el cortex prefrontal, que son todas aquellas habilidades que nos permiten funcionar socialmente y con las que, cognitivamente, podemos desarrollar habilidades que nos van a permitir desenvolvernos en distintos ambientes”, detalló la también diplomada en Neuropsicología Daniela Cobos.
Misma idea sostuvo Antonio Villarroel, quien afirmó que una persona que no ha trabajado la creatividad, tendrá más dificultades para resolver problemas cuando sea adulto y encontrar el equilibro en varios aspectos de su vida. “Básicamente se trata de enfrentarnos a algo distinto de lo que esperábamos y seguir adelante”, apuntó el artista plástico.
Por eso, ambos profesionales recomendaron acompañar y educar a los menores sobre cómo sobreponerse ante eventos infortunados. “La tolerancia a la frustración es el mejor predictor para ser alguien socialmente activo y creativo. Si tú tienes un acompañamiento durante este proceso, puedes ser una persona socialmente inserta, laboralmente exitosa e, incluso, con posibilidades de formar una familia”, aseveró la licenciada en Arte y profesora de Artes Visuales de la U. de Chile, Daniela Cobos.
Creatividad en la adultez
Si es tan necesaria la creatividad en la adultez, porque pareciera que, en la medida que se crece, vamos perdiendo esta habilidad en comparación a un niño (en términos generales, claro). Uno de los argumentos de la neurociencia es que el cerebro de un menor está en pleno desarrollo y la capacidad que tiene para adaptarse a distintos contextos es diferente a la de un adulto.
“Eso no implica que un adulto sea menos creativo, simplemente se especializó. Eso quiere decir que nuestras respuestas ante actividades que no hemos desarrollado o no son de nuestro interés, podrían ser muy distintas a las que ocurren en un niño que sí tiene la capacidad de explorar las distintas posibilidades de respuestas”, explicó Daniela Cobos.
Mismo argumento tuvo el director de carreras del área de Comunicación de la Santo Tomás sede Concepción, Ignacio Soto, al decir que un adulto no es menos creativo que un niño, “lo que pasa es que tiene una mayor cantidad de filtros o normas que le impiden ejecutar las acciones para crear”, afirmó.
Innovación & robots
Si ya definimos la creatividad, cómo estimularla y sus implicancias en el desarrollo de un menor, falta el paso final: la innovación, consecuencia del pensamiento imaginativo y la acción creativa. En este punto, dentro de algunas definiciones, según Daniela Cobos, una de ellas se refiere a darle un nuevo uso a algo que está hecho. Por ejemplo, el smartphone es una innovación en sí porque se le han añadido nuevas funciones a su invención origina, el teléfono.
Otro claro ejemplo son los robots. Según el director y fundador de Rotatecno Robotics, Rodrigo Quevedo (@rodrigoquevedo.tech), un robot se define como: “una máquina física o virtual, que, mediante sus sensores, similares a los sentidos de las personas, permiten captar el medio ambiente y, de esta forma, toman sus propias decisiones mediante su cerebro o procesador programado”.
El experto en tecnología que ha trabajado con diferentes colegios a nivel nacional lo distinguió de otro concepto: robótica. “Esta es una ciencia que integra varias otras disciplinas, como el arte, el diseño, la mecánica, informática, programación, electrónica, inteligencia artificial, ciberseguridad, marketing, asuntos legales y según sus aplicaciones podría llegar a la biomédica, zoología, por ejemplo”, explicó.
“Al ser una ciencia integradora, podemos hacer robótica con un dibujo en una servilleta. Eso quiere decir que nada nos limita para llegar a fabricar robots. Además, podemos explorar o aprender a hacer origamis. También a tomar juguetes que no se utilizan y reciclarlos para sacarle sus motores y crear nuevos objetos o darle nuevas funcionalidades (siempre apoyado con una persona adulta)”, ejemplificó Rodrigo Quevedo.
El aburrimiento, como necesidad
Ante tantas tablets, teléfonos inteligentes, videojuegos o cualquier contenido multimedia, solemos estar siempre entretenidos. No obstante, una opción es aburrirse, ya que este estado de ánimo es una de las bases para imaginar o soñar despierto. “Si se facilita mucha entretención, no sabremos la capacidad que tenga ese menor de enfrentar esa situación y generar sus propias actividades para divertirse. Por tanto, podría perjudicar esta habilidad”, alertó Daniela Cobos.